Durante 12 años, fue parte del empresariado que escoltaba al kirchnerismo en viajes al exterior y daba el presente cada vez que la Casa Rosada lanzaba su convocatoria para aplaudidores. Y representante privilegiado del sector financiero, uno de los grandes ganadores de la década que se fue.
Como director del Banco Galicia, su estrecho vínculo con la administración Kirchner podía advertirse en la cercanía pública que mostraba con Julio De Vido, el poderoso ministro de Planificación de Néstor y Cristina.
Luis María Ribaya es un abogado que ingresó en el Banco Galicia en 1971, cuando tenía 19 años. Escaló durante cuatro décadas hasta convertirse en un profesional de las finanzas a cargo de las relaciones políticas de la entidad que fundaron las familias Escasany, Braun y Ayerza. Era la cara del Galicia ante la política, uno de los tres bancos privados más importantes de la Argentina.
Luis Ribaya, en su despacho del Banco Nación. Lo designó Macri.
Pese a su familiaridad con el pasado reciente, el gobierno de Cambiemos lo designó como director del Banco Nación, la entidad que preside Carlos Melconián. Sin antecedentes en el sector público, Ribaya fue nombrado directamente por el presidente Mauricio Macri, aseguran en la entidad.
Según la declaración jurada que presentó ante la Oficina Anticorrupción, reconoce una fortuna de $ 131 millones, de los cuáles $ 99 millones están en Lebacs. Es uno de los siete políticos y funcionarios más ricos de la Argentina, por encima de Macri, que declara $ 110 millones.
Hoy forma parte de una gestión que se propone reconstruir “la marca” Banco Nación y darle impulso en octubre próximo, cuando la entidad cumpla nada menos que 125 años.
Después de ver frustrado su intento de ser ministro de Economía, Melconián desembarcó en el directorio junto a dos economistas que formaban parte de la consultora que tenía junto a Rodolfo Santángelo: Facundo Martínez Maino y el contador Claudio Mauro. Pero -según afirman a su lado- no decidió el nombre de los 12 directores del Banco.
Junto al ministro de Agricultura Ricardo Buryaile, en un anuncio de créditos.
Durante años a cargo de la mesa de dinero del Galicia, Ribaya tiene de todas maneras una buena sintonía con Melconián desde que compartían actuación en el sector privado. El presidente del Nación, ex consultor y ex candidato a ministro de Economía de Carlos Menem era un nombre habitual entre los conferencistas que contrataba el Galicia. Hoy participa de las reuniones de directorio que se hacen dos o tres veces por semana en el primer piso del antiguo edificio del Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo.
Ribaya podría ser uno más entre los gerentes del sector privado que arribaron al poder central junto con la avanzada de Cambiemos, si no fuera porque estuvo abonado a la comitiva que acompañó al último gobierno dentro y fuera del país. Y porque el nivel de intimidad que le atribuyen con el núcleo duro del poder kirchnerista.
Ribaya -de espaldas- con De Vido y José López, durante la era kirchnerista.
Causas
A poco de andar el proyecto presidencial de Macri, el nombre del banquero que proviene del Galicia comenzó a flotar ligado a causas y personajes que forman parte del naufragio kirchnerista.
Primero, a mediados de julio pasado, cuando Clarín publicó los movimientos de Florencia Kirchner en caja de ahorro en dólares y pesos en el Banco Galicia. La hija de la ex presidenta abrió sus cuentas en julio de 2015 en la sucursal de Río Gallegos y generó movimiento de millones de dólares a partir de que su madre abandonó la Casa Rosada. También la ex presidenta tiene su cuenta en el Galicia, aunque con menos movimientos y fondos.
Clarín terminó su nota con un dato que alteró conciencias influyentes: “En el Galicia aseguran que la llegada de los Kirchner fue gestionada por el ex gerente de la entidad, Luis Ribaya, de reconocida amistad con el ex ministro de Planificación Julio De Vido”.
Cerca de Ribaya lo desligan de la apertura de la cuenta de la hija de la ex presidenta, sin ofrecer precisiones.
El segundo dato que llamó la atención provino de la boca de José Francisco López, el ex secretario de Obras Públicas de la Nación que quedó inmortalizado en el convento de General Rodríguez con bolsos y maletas que contenían 9 millones de dólares.
Detenido desde junio, López declaró el 11 de agosto ante el juez Sebastián Casanello: entre la legión de nombres propios que mencionó incluyó el del banquero que hoy revista en el Nación. El ex funcionario de Néstor y Cristina Kirchner intentó demostrar que no era el dueño de la mansión de Dique Luján en la que vivía, algo que después el juez Daniel Rafecas consideraría falso en un fallo en el que procesó a dos presuntos testaferros del ex funcionario.
Declaración del ex secretario de Obras Públicas José López ante el juez Casanello.
“En 2012/2013, inicié un trámite en el Banco Galicia a través de la secretaria de Luis Ribaya, llegamos a completar la carpeta, hacer tasaciones, para el crédito para la vivienda, y fue ese año que se desató la crisis de Grecia, y se suspendieron los créditos”, dijo.
El último episodio de la saga que vincula a Ribaya con la familia kirchnerista se dio unos días después, cuando Mario Segovia -el llamado Rey de la Efedrina- presentó ante un manuscrito ante la jueza María Romilda Servini de Cubría.
Detenido desde 2008 y condenado en 2012 a 14 años de cárcel por tráfico de efedrina, Segovia aseguró que el manuscrito que presentó -también publicado por Clarín- le fue entregado por el secretario privado de Aníbal Fernández, después de un encuentro que tuvieron a solas en 2008.
Textual dice: “Tramitar portación (Luis Rivaya) Galicia austral director (ojo, amigo de Néstor, quedar bien y cuando esté el trámite dar en mano (Andrés urgente, orden Aníbal F)".
El manuscrito del Rey de la Efedrina. "Ribaya, ojo amigo de Néstor".
Consultados sobre este punto, cerca del actual director del Banco Nación aseguran que habló una sola vez y por teléfono con el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner. Fue cuando se prendió fuego una sucursal del Banco Galicia y Fernández llamó por teléfono para ponerse a disposición.
El condenado por el triple crimen de General Rodríguez, Martín Lannata, declaró ante Servini de Cubría que él en persona le tomó las huellas digitales a Ribaya para tramitarle la portación de armas. El mensaje que le transmitieron desde el gobierno fue el mismo: "es amigo de Néstor". Lanatta afirma que fue a ver a Ribaya al banco.
"Le hice una renovación de su tenencia de arma. No recuerdo qué arma tenía. Me mandó Aníbal, especialmente recomendado. 'Haceme quedar bien porque es amigo de Néstor', me dijo. Y lo fui a ver al Galicia, sede central. Cuando le hice el trámite, Ribaya me preguntó si necesitaba algo del banco, le dije que no", le aseguró Lanatta a BigBang.
Ribaya -que prefirió no hablar para esta nota- argumenta ante su entorno que tuvo con el kirchnerismo la misma relación que tuvo con gobiernos anteriores.
En el gobierno de Cambiemos lo respaldan. “No hay empresario de la Argentina que no lo conozca. No hay gobierno que no haya tenido trato con él”, explican. “Es Roberto Carlos, tiene un millón de amigos”, matizan los que recuerdan su amistad con otro superministro, Domingo Cavallo.
También sigue siendo director del MAE.
Ribaya es un hombre del riñón del sistema financiero que -según dicen al lado de Melconián- hoy está abocado 100% a un proyecto por el que gana la tercera parte de lo que cobra un gerente de su tipo en el sector privado. “Tiene un compromiso personal con el Presidente, hay afinidad pero además comulga con la cabeza de Mauricio”, asegura un miembro del gabinete.
Es presidente de la Comisión de Finanzas y -aunque se fue del Galicia- sigue a la cabeza del Mercado Abierto Electrónico, la plataforma por donde pasan todos los negocios de los bancos en Argentina.
Ante la pregunta por la seguidilla de menciones en expedientes que afectan al kirchnerismo, en el Banco Nación remarcan que Ribaya no tiene ninguna causa judicial abierta.
Junto a Massa.
“Es un profesional valioso. Fue gestor de la transformación del Banco Galicia y es un lujo poder tenerlo acá”. Sostienen que no tiene ningún vínculo ni amistoso ni ideológico con De Vido ni con nadie del kirchnerismo y sostienen que la comunión con el gobierno de Cambiemos es total. Y afirman que solo compartió media docena de viajes como parte de la comitiva argentina.
Hay una causa judicial, sin embargo, que podría traerle inconvenientes si fuera desarchivada: la denuncia penal de Claudio Lozano contra Amado Boudou por la compra irregular de Prestamos Garantizados con el Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses. En esa causa -en la que Boudou fue imputado- se beneficiaron dos grandes bancos: uno era el Galicia de Ribaya.
En la oposición, están los que dicen que Ribaya llegó a Macri a través de la familia Braun, con presencia en el gabinete de Cambiemos. Sin embargo, otros que conocen el Galicia sostienen que siempre estuvo alineado con la familia Escasany.
Las menciones a Ribaya en causas judiciales y en el tironeo de poder interno dentro de Cambiemos llevan a algunos a pensar que el banquero que fue sinónimo del Galicia cosecha demasiados adversarios dentro del gobierno.
Si Ribaya fue un banquero tan ligado al kirchnerismo como para habilitar cuentas y créditos, favorecer al Galicia o solicitar portación de armas ¿cómo fue que ingresó al macrismo gobernante? Si nada de eso existió y son apenas datos inconexos, rémoras de un pasado difícil de explicar ¿quién apunta contra el director del Banco Nación? Tal vez alguien que tome por ciertos e irrefutables los datos que presenta esta nota.