11 Octubre de 2016 12:54

Sucedió ayer, lunes 10 de octubre, en la Unidad 24 de Florencio Varela. Sí, en la cárcel. Un grupo de empresarios del conurbano bonaerense dueños de Pymes compartió un partido de fútbol con los detenidos y luego almorzó con ellos en el pabellón evangélico.
¿Cuál es la idea? Según el empresario Federico Cuomo, el eje del proyecto es "inculcar la cultura de trabajo". En otras palabras, procurar que los internos confraternicen con los empresarios y que estos evalúen la posibilidad de darles una oportunidad laboral, en conjunto con el Servicio Penitenciario, cuando salgan en libertad.
Confraternidad entre empresarios, detenidos y perrito.
"La idea es la inclusión a partir del trabajo. Cuando uno conoce a esta gente, uno detecta que se mandaron una macana, que no tuvieron oportunidades", dice Cuomo, que integra el llamado "Ministerio carcelario por el cambio interno", de origen evangélico pero que incluye también a algunos empresarios católicos, como el propio Cuomo, dirigente de la Unión Industrial de Avellaneda y presidente de Aguas Tronador.
La cancha no está en las mejores condiciones, pero las áreas están bien pintadas.
¿Quién ganó?
El partido fue ganado ampliamente por los presos. Luego hubo una comida, donde unos y otros se integraron y departieron amablemente, sin temores y en un marco amable.
Final del partido: vendrá el almuerzo y, tal vez, el futuro.
Los empresarios rara vez acostumbran contratar los servicios de los talleres de la Unidad 24, como el de Herrería, la Bloquera, etc., por eso la jornada intenta desmitificar los prejuicios sobre la cárcel. A la vez fueron invitados por las autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense a proponer nuevos talleres, que les permitan a los detenidos capacitarse en oficios y al mismo tiempo ganarse unos pesos.
"La idea es que el tiempo que están detenidos no sea un tiempo perdido, para que cuando salgan no sientan la necesidad de salir a delinquir", explica Cuomo, entusiasmado.
Presos y empresarios se "mezclaron" en el almuerzo.
Durante el almuerzo, uno de los detenidos hizo uso de la palabra y agradeció el intento de "dar una mano desde adentro". "Lo sentimos mucho si fuimos causantes de dolor en la sociedad y queremos pedirles otra oportunidad. No voy a hablar de merecimientos, pero sí lo queremos", concluyó, y emocionó a todos.
Lejos del discurso de la "mano dura", los empresarios probaron otra vía de acercamiento, y los internos parecieron recoger el guante.