Martín Redrado plantó bandera con el massimo tras un breve, aunque intenso, coqueteo con el macrismo. Pero el hombre de confianza y asesor económico del candidato presidencial del Frente Renovador tiene un detractor en sus propias filas. Su hijo, Tomás, dio el batacazo familiar y se enlistó en las filas del PRO. “Votemos al PRO, votemos por la Argentina que todos nos merecemos”, profesó desde las redes sociales.
“Tomy”, como le dicen sus amigos, tiene 19 años y estudia relaciones internacionales.
A Tomy, como lo llama su entorno más cercano, le encanta la política. De hecho, el joven de 19 años se inscribió en marzo en la carrera de Relaciones Internacionales en una exclusiva universidad privada. Su idea a futuro es convertirse en canciller, como añoraba su padre antes de que Luciana Salazar revelara sus intenciones y anulara así sus chances dentro del partido de Sergio Massa. Además, le gusta viajar y piensa capitalizar los contactos de su padre para escalar posiciones en su carrera.
El adolescente respeta a su papá, pero no le gustan sus elecciones personales.
El adolescente divide hoy su energía en tres grandes frentes: sus inicios universitarios, su nueva novia y la vida amorosa de su padre quien, en los últimos días, blanqueó su reconciliación con Salazar. Y, aunque se rumoreó un polémico enfrentamiento previo a una escapada a Miami, quienes conocen al joven destacan que si bien “no quiere ni un poquito a Luciana”, esta vuelta piensa jugar sus cartas de otra manera.
El adolescente hace uso de sus dotes de galán, pero hace un mes sentó cabeza y se puso de novio.
¿Cómo? En principio, Redrado fue claro en una de las pocas entrevistas que brindó tras blanquear el acercamiento con la vedette. “No hubo ninguna discusión con mi hijo”, aclaró de inmediato el ex presidente del Banco Central, y remató: “Las cosas ahora pueden ser distintas, en tanto y en cuanto se respeten los tiempos y los espacios”.