El Papa Francisco condenó públicamente la feroz represión que perpetraron las fuerzas de seguridad de la ministra Patricia Bullrich en las inmediaciones del Congreso durante un evento por los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares en el Vaticano. "Me hicieron una represión, llamado de una represión, hace una semana, un poco menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la policía la rechazaba con una excusa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. Ellos no tenían derecho a reclamar lo suyo, porque eran revoltosos, comunistas", disparó.
De esta manera, el Sumo Pontífice reivindicó la justicia social y cuestionó duramente el protocolo antipiquetes que lleva adelante en todas las marchas la ministra de Seguridad de Javier Milei tras ver una filmación del accionar policial ante una manifestación: "El gobierno se puso firme. En vez de pagar justicia, se pagó la pimienta, le convenía. Ténganlo en cuenta eso". Al mismo tiempo, Jorge Bergoglio habló de Fabrizia, la nena de 10 años atacada por un efectivo de la Policía Federal durante las manifestaciones contra el veto de Milei a la ley de reforma jubilatoria que elevaba los haberes para adultos mayores en un 8,1%.
El líder de la Iglesia Católica se mostró sorprendido, cansado y espantado por cómo avanza "una forma perversa de ver la realidad, que exalta la acumulación de riquezas como si fuera una virtud". "El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social y la división social abre paso a la violencia verbal, y la violencia verbal a la violencia física, y la violencia física a la guerra de todos contra todos", planteó. También le pidió a los representantes de los Movimientos Populares que sigan luchando por sus "derechos sagrados" a la "tierra, el techo y el trabajo". "La competencia ciega por tener más y más dinero no es una fuerza creativa", advirtió.
Y siguió: "Sino una actitud enfermiza y un camino a la perdición. Esa conducta irresponsable, inmoral e irracional está destruyendo la creación y dividiendo a los pueblos". Si bien reconoció que "los empresarios crean puestos de trabajo y contribuyen a la prosperidad económica", cuestionó duramente la manera de repartir las ganancias. "Los frutos de la prosperidad económica no se reparten bien. Esta es una realidad evidente que, si no se modifica, va a engendrar peligros cada vez mayores. Si no hay políticas, buenas políticas, políticas racionales y equitativas que afiancen la justicia social para que todos tengan tierra, techo, trabajo, un salario justo y los derechos sociales adecuados, la lógica del descarte material y el descarte humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación". remarcó.
Según el Papa, "muchas veces son precisamente los más ricos los que se oponen a la realización de la justicia social o la ecología integral por pura avaricia". "Disfrazan esta avaricia con ideología, pero es la vieja y conocida avaricia. Entonces, presionan a los gobiernos para que sostengan malas políticas que los favorecen económicamente. El diablo entra por el bolsillo, no se olviden", sentenció. El Papa Francisco viene de recibir a autoridades de la Confederación General del Trabajo (CGT), encabezada por Pablo Moyano y el secretario adjunto del sindicato de Camioneros y Hector Daer del gremio de Sanidad, y a la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. También advirtió en vuelo de regreso a Roma que todavía no decidió si visitará la Argentina. "Es mi pueblo, me gustaría ir, pero aún no está decidido. Hay que resolver varias cosas", dijo.