Sea cual sea el resultado electoral, el próximo martes 10 de diciembre comienza una nueva gestión política. De confirmarse la contundente tendencia de las PASO, será Alberto Fernández quien asuma la presidencia de la nación. El traspaso de mando tendrá lugar después de 44 difíciles días de transición política, atravesada por la fuerte crisis económica del país y con un Banco Central cuyas reservas llegan al rojo vivo. La ceremonia que quiere el candidato del Frente de Todos, la negación de Mauricio Macri y el fantasma de la trunca entrega del poder del 2015 de Cristina Fernández de Kirchner.
La última foto de Cristina Kirchner en el poder no fue la que quería Macri. Rodeada de una multitud, la por entonces presidenta se despidió el 9 de diciembre ante una atiborrada Plaza de Mayo. Cánticos, pancartas y banderas decoraron la postal con la que se cerraban 12 años de administración kirchnerista. Antes de pronunciar su último discurso y de "convertirse en calabaza", Cristina inauguró en el Salón de los Bustos presidenciales el realizado en honor a Néstor Kirchner. Un minuto antes de las ocho de la noche, se subió al atril y pronunció su último discurso como presidenta. Luego, fue con Carlos Zannini a Olivos y abandonó la residencia presidencial a las 23.30. Esa noche durmió en el departamento de su hija Florencia y por la mañana viajó a Río Gallegos para asistir a la asunción como gobernadora de su cuñada, Alicia Kirchner.
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Frente a la imposibilidad de negociar un traspaso de mando con Cristina, Macri presentó una medida cautelar a la cual dio lugar la jueza Servini de Cubría. En un acto sin precedentes, Federico Pinedo -por entonces presidente provisional del Senado- asumió por 12 horas la presidencia y fue él quien le entregó a Macri los atributos de mando, la banda y el bastón presidencial a las 13.22 del 10 de diciembre en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Mientras él juraba, ella comenzaba su reclusión sureña.
Cuatro años después, el escenario es otro. A diferencia del requerimiento que hizo Macri de jurar ante la Asamblea Legislativa pero recibir los atributos de mando en la Casa Rosada, Alberto Fernández quiere -tal como sostiene el artículo 93 de la Constitución Nacional- que el traspaso de mando tenga lugar en el Congreso. "Lo quiere hacer en el Congreso, como corresponde. Va a dar todas las demostraciones y señales de convivencia democrática, más allá de que la transición pueda ser complicada", advierten desde el entorno del candidato del Frente de Todos.
Mientras que desde el peronismo ya trabajan en lo que será el comienzo del mandato, desde el entorno de Macri se niegan a hablar una eventual entrega del poder. El discurso del "sí, se puede" seguirá arraigado hasta que se compute el último voto del padrón definitivo. "Estamos absolutamente enfocados en las elecciones, con la cabeza puesta en una segunda vuelta. No estamos pensando en diciembre, es muy lejano", sostienen desde el riñón macrista. Sin embargo, son prudentes a la hora de referirse a una eventual transición, en caso de que se imponga la fórmula Fernández-Fernández.
"En caso de que eso suceda, vamos a ser absolutamente responsables y llevaremos adelante una transición democrática y ordenada, como corresponde. No hay, por decirlo de una manera coloquial, intención alguna de poner palos en la rueda; todo lo contrario. El equipo se pondrá a disposición", anticipan. Idéntica es la posición de María Eugenia Vidal, quien ya anticipó de modo público que, en caso de que se ratifique la victoria de Axel Kicillof en territorio bonaerense, se pondrá a disposición inmediata para llevar adelante una "transición ordenada y democrática".
"Pase lo que pase el domingo, ya sea que la gente me vuelva a elegir o que lo elija a él, vamos a tener un encuentro seguro. Si la gente lo elije, tengo que hacer una transición ordenada y democrática con él. Y si la gente no lo elije, igual va a haber mucha gente que lo va a votar, va a tener representación sobre ese voto y lo voy a convocar igual. No debería sorprender. Tenemos que poder convivir en un país con diferencias. Tenemos miradas distintas y valores distintas, pero los dos formamos parte de una generación que quiere hacer algo mejor. El futuro de la argentina es sin grieta", precisó la gobernadora, al tiempo que reconoció que es "difícil" que pueda dar vuelta la derrota que sufrió en las PASO.
"¡Me querés arruinar la asunción!": el furioso llamado de Macri a Cristina y la disputa por la entrega de poder
El hecho fue uno, pero las versiones de lo que sucedió detrás de la pelea por el traspaso de mando en 2015 son dos. Tanto Cristina como Macri se amparan en el artículo 93 de la Constitución Nacional para sostener el motivo detrás de la intransigente posición que ambos mantuvieron y que tuvo como resultado un inusual asunción presidencial.
Pero, ¿qué es lo que dice el artículo que ambos citan? "Al tomar posesión de su cargo, el presidente y vicepresidente presentará juramento, en manos del presidente del Senado y ante el Congreso reunido en Asamblea, respetando sus creencias religiosas, de desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente (o vicepresidente) de la Nación y observar y hacer observar fielmente la Constitución de la Nación Argentina".
Hablé con Cristina y le pedí que reconsidere su posición, pero cuando se le mete una idea en la cabeza no es fácil que la cambie"
"La Constitución dice que el presidente jura frente a la Asamblea, pero no habla de la entrega de los atributos del poder ejecutivo. Donde sí habla es en el reglamento de ceremonial de la presidencia de la Nación. En el artículo 114 dice que ese traspaso de atributos debe realizarse en la Casa Rosada, en el Salón Blanco. Así lo hizo Perón, Irigoyen, Alfonsín, Menem y De la Rúa", precisaba en noviembre de 2015 Macri, al tiempo que reconocia haberse comunicado con Cristina Kirchner por teléfono: "Hablé hoy y le pedí que lo reconsidere y que nos acompañe en el salón Blanco, como corresponde a la tradición. Ella insistió en su punto y hay que reconocer que cuando se le mete una idea en la cabeza, no es fácil que la cambie".
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Por ese entonces, ambos manifestaban públicamente sus posiciones antagónicas. Cuatro años después, en su libro Sinceramente, Cristina Kirchner dio su versión de los hechos sobre el llamado telefónico al que hizo alusión Macri en la mesa de Mirtha Legrand y el breve encuentro de 20 minutos que mantuvieron el martes 24 de noviembre del 2015 a puertas cerradas en la residencia de Olivos. Habían pasado sólo dos días de la segunda vuelta en la que Macri se impuso ante Daniel Scioli por sólo 678.774 votos.Casi no hablaba y me miraba muy fijamente hasta que me dijo, como si fuera una orden: 'Usted tiene que entregarme el poder en la Casa Rosada'"
"Macri había venido a verme a Olivos para coordinar el traspaso del gobierno. Llegó por la tarde. Lo esperé en el despacho presidencial de la jefatura de gabinete parada en la puerta, de modo tal que cuando esta se abriera y él ingresara, yo estuviera ahí para extenderle la mano. Sin embargo, tardó un rato porque lo primero que hizo antes de verme fue ir al baño. Le pregunté a Mariano, mi secretario: '¿Y dónde está?'. 'En el baño', me dijo y encogió los hombros. Cunado me dio la mano sentí que estaba muy tenso, duro. Casi no hablaba y me miraba muy fijamente hasta que me dijo, como si fuera una orden: 'Usted tiene que entregarme el poder en la Casa Rosada'. 'No', le contesté. 'Eso hay que hacerlo en el Parlamento', y en seguida le aclaré: 'Usted no puede dar el discurso ante la Asamblea Legislativa si aún no es presidente, por eso tengo que ir a la Asamblea, antes de su discurso, entregarle la banda y el bastón presidencial'", reconstruye Cristina en su libro.
La respuesta de Macri, de acuerdo a la versión de Cristina, fue: "Nunca fue así". "Le expliqué que con Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde había sido así y que seríamos el único país del mundo donde pasara eso que él quería hacer: que el mandato de un presidente terminara el día previo. No había pasado con Raúl Alfonsín, ni con Carlos Menem; ni con Fernando de la Rúa. Pasó conmigo nada más. No sé quién lo aconsejó. Durante esa reunión en Olivos, recuerdo que me insistió varias veces que quería que yo fuera a entregarle la banda y el bastón a la Casa Rosada por la tarde. Le contesté que eso no tenía sentido, que a la tarde ya no iba a ser más presidenta. Le quería hacer entender que si él había hablado a la mañana ante la Asamblea Legislativa, ya era el y no yo el presidente. ¿Qué iba a hacer yo llegando a la Casa Rosada portando los atributos presidenciales sin ser presidenta? ¿Los iba a llevar en la cartera?".
La reunión fue tensa y en eso coincidieron ambos. Macri había llegado a Olivos acompañado por su vocero, Iván Pavlovksy; el director de Protocolo de la Ciudad, Hernán Bielus, y Federico Suárez, miembro de su equipo de Comunicación. Pero hubo una presencia que pocos notaron. De la comitiva participó su fotógrafo, Nicolás Bovio. Pero la tan esperada foto que buscaba el por entonces presidente electo no pudo ser. Sólo se pudo retratar el momento en el que Macri bajó de la camioneta y su posterior salida de la quinta.
Antes de que se fuera de Olivos, habíamos llegado a un acuerdo: iba a entregarle la banda y el bastón en el Parlamento"
Esa misma noche, Macri dio una entrevista y reconoció que el encuentro con Cristina "no valió la pena". "Fue cordial, pero corto. Me había convocado para hacerme una felicitación personal. No había planteado un temario. No acordamos ningún encuentro entre nuestros ministros para llevar adelante la transición. Sólo me dijo que un funcionario suyo sería el encargado del traspaso, pero no me dijo quién". Sin embargo, ante la pregunta de la prensa, el por entonces presidente electo dio por confirmada la participación de la presidenta durante el traspaso de mando. La versión de Cristina es la misma: "Antes de que se fuera de Olivos, habíamos llegado a un acuerdo: iba a entregarle la banda y el bastón en el Parlamento, ante la Asamblea Legislativa".
¿Qué fue lo que sucedió entonces? ¿Por qué no se llevó adelante el acuerdo? "Al otro día por la mañana me llamó por teléfono. Gritaba y me culpaba de querer arruinarle la asunción. Yo no entendía qué había pasado y le dije que no me gritara, ni me maltratara. Se puso más violento todavía, hasta que finalmente no me quedó más remedio que cortar la comunicación, no sin antes decirle que no estaba dispuesta a aguantar ese maltrato. Estaba en Olivos. Cuando corté, Máximo, que había presenciado en silencio toda la escena, me mira y me dice: '¿Qué le pasa a este?'. Le cuento: 'No quiere que vaya al Congreso a la mañana a hacer la transición de mando. Quiere que vaya a la tarde a la Rosada'".
En su momento, Cristina utilizó su cuenta de Twitter para denunciar la violenta conversación. Macri hizo caso omiso a las acusaciones y se focalizó en lo que por entonces era la presentación del "mejor equipo de los últimos cincuenta años". "Llegué a una conclusión: Macri tenía miedo de que hubiera grupos de militantes nuestros en las bandejas del recinto, una multitud despidiéndome en la Plaza del Congreso y él tener que llegar en el auto para subir la escalinata del Parlamento frente a una plaza colmada", fue el análisis que realizó el día de la comunicación Cristina.
La foto de Cristina entregándole el poder a Macri nunca existió, ni existirá. Pero, ¿cómo imaginaba la por entonces presidenta ese encuentro? "Muchas veces, después del balotaje, pensé en esa foto que la historia finalmente no tuvo: yo, frente a la Asamblea Legislativa, entregándole los atributos presidenciales a Mauricio Macri. Lo pensaba y se me estrujaba el corazón. Es más, ya había imaginado cómo hacerlo: me sacaba la banda y, junto al bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la presidencia de la Asamblea, lo saludaba y me retiraba. Todo Cambiemos quería esa foto mía entregándole el mando a Macri, porque yo no era cualquier otro presidente. Era Cristina, era la 'yegua', la soberbia, la autoritaria, la populista en un acto de rendición. ¿Por qué Macri se perdió esa foto? ¿Pudieron más sus miedos?". La respuesta a esas preguntas sólo la tiene Macri.