05 Octubre de 2016 11:03
Sus hombres rudos y atléticos superaron pruebas que parecían imposibles de pasar. Son expertos en uso de armas, en controlar tomas de rehenes y sus francotiradores pueden disparar desde más de mil metros. Hacen allanamientos y se enfrentan a los ladrones y asesinos más peligrosos.
Pero en el encuentro que tuvieron hace una semana con María Eugenia Vidal, los efectivos del Grupo Halcón parecían haber bajado la guardia. Esperaron ansiosos la visita de la gobernadora porque necesitaban respuestas urgentes ante el abandono de esa emblemática fuerza que, según denuncian, puso en riesgo sus vidas.
Vidal se reunió con los integrantes de la fuerza de elite de la Provincia.
Ante las falencias que ponen en peligro el funcionamiento de esa fuerza clave de la Policía de la provincia de Buenos Aires, Vidal -según reveló Perfil- le encargó al ministerio de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, que compre 150 chalecos, municiones, pistolas no letales, equipos de fibra óptica, 150 pistoleras, veinte escudos nuevos, 150 linternas, cuatro fusiles de presión, veinte fusiles de asalto y pistolas Glock.
La foto es elocuente: una fuerza de choca, con máscaras viejísimas.
El crimen a sangre fría que conmovió a Vidal
"La situación no daba para más. No llegamos a acuartelarnos, pero es una posibilidad que se analizó. Nos mataron a un compañero en un allanamiento, ya nos sentíamos desprotegidos", dijo a BigBang un miembro de esa fuerza federal.
"Analizamos la posibilidad de acuartelarnos
La versión del "acuartelamiento" fue desmentida.
El detonante que llevó a Vidal a pedir una auditoría de la División Especial de Seguridad Halcón, más conocida como el Grupo Halcón, fue el crimen del oficial inspector Leonardo Alfaro (37), que participaba de un allanamiento en Laferrere. Un ladrón le disparó en la cara y murió en el acto. La historia conmovió a vidal, que en su visita a Bahía Blanca decidió darle el pésame a la familia de la víctima, sin cámaras ni prensa.
Leonardo Alfaro tenía 19 años. Era de Bahía Blanco.
¿Con qué panorama se encontró la gobernadora bonaerense durante su visita a los halcones?
Escudos y máscaras en malas condiciones.
Armas con una antigüedad superior a los 15 años y con poco mantenimiento.
Más de diez años sin adquirir nuevo equipamiento.
Causas judiciales abiertas sin una adecuada estrategia jurídica de parte del gobierno provincial.
Elementos de trabajo deteriorados.
Faltaban balas.
Usaban pequeñas linternas, las que se consiguen en los supermercados.
El Grupo Halcón cuenta con más de setenta comandos, divididos en equipos de 15 miembros de élite.
Cada grupo especial tiene, al menos, dos francotiradores, un médico, un experto en explosivos, un especialista en negociaciones, otro en comunicación, un experto en inteligencia y ocho miembros de asalto.
Las pruebas del abandono del Grupo Halcón
¿Pizarrones rotos de una vieja escuela? No, los escudos de los halcones.
Los equipos están obsoletos, más para la basura que para salir a la calle.
"Los escudos parecen de papel", dicen los "halcones".
La máscara ni siquiera sirve de utilería.
El plan del ministerio de Seguridad bonaernese.
"Prefieren morir salvando vidas y defendiendo la ley", dijo Vidal, conmovida, después del encuentro con los "halcones". Para ella no había sido un encuentro más. Sintió que había estado con hombres dispuestos a dar la vida, pero no a cualqueir precio.