No llegan a fin de mes, che
19 Diciembre de 2024 09:13
El Senado se encuentra nuevamente en el centro de la escena política por un tema que promete generar tensiones y encender el debate público: el posible descongelamiento de las dietas legislativas, lo que podría significar un incremento de los haberes de los senadores de 4,5 millones a más de 9 millones de pesos. Este escándalo llega en un momento de alta sensibilidad económica y social en el país, y amenaza con profundizar las críticas hacia el funcionamiento del Poder Legislativo.
La controversia tiene sus raíces en abril pasado, cuando una amplia mayoría de senadores aprobó, sin debate y a mano alzada, un proyecto que vinculó las dietas legislativas a la paritaria de los trabajadores del Congreso. Este mecanismo implica que cualquier aumento salarial para los empleados del Legislativo impactaría directamente en los haberes de los senadores. Aunque la medida fue suspendida en agosto mediante la resolución 27/24, esta tiene vigencia solo hasta el 31 de diciembre de este año.
El debate resurgió cuando la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, intentó incluir el tema en la sesión del jueves pasado, sin éxito. La compañera de fórmula del presidente Javier Milei, que viene esquivando las versiones que indican que mantiene una tirante relación con el libertario, propuso que los bloques firmaran una nota para extender el congelamiento, evitando así que las dietas se actualicen automáticamente a partir del 1 de enero. "Solicité que se tratara el congelamiento de las dietas, porque a partir del primero de enero se comienzan a actualizar automáticamente. Cuestión que espero que los senadores traten", declaró la vicepresidenta.
Pese a esto, el debate interno está lejos de resolverse. Por un lado, algunos senadores sostienen que, dado el congelamiento vigente, los aumentos recientes no deberían aplicarse a sus dietas. Sin embargo, esta postura pierde fuerza ante la realidad de un sistema que ya establece un valor actualizado para los módulos salariales, lo que podría llevar a haberes superiores a los 9 millones de pesos en bruto. Cabe destacar que el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) se mantiene en $ 271.571 debido a que el Gobierno no oficializó ningún incremento durante los últimos meses y que un jubilado percibirán este mes la mínima de $ 329.599 (incluyendo un bono de $ 70 mil).
Por otro lado, existe reticencia entre los legisladores a firmar una nota solicitando la prórroga del congelamiento, lo que podría dejar la decisión en manos de Villarruel. Luis Juez, presidente del bloque PRO y uno de los pocos que votó contra el aumento en las dietas, calificó el mecanismo como "vergonzoso e inexplicable". Mientras tanto, los bloques de la UCR y el propio espacio libertario también evitaron pronunciarse sobre la extensión de la resolución. Además del debate sobre los aumentos, los senadores recibirán en enero el medio aguinaldo correspondiente a la "dieta 13", una adición aprobada en abril que elevó los haberes brutos a más de 7 millones de pesos.
Este esquema incluye 2.500 módulos salariales, sumados a adicionales por representación y desarraigo. Sin embargo, no todos los legisladores se ven beneficiados: cuatro senadores no perciben el adicional por desarraigo, y Alicia Kirchner optó por mantener su jubilación en lugar de recibir el salario del Senado. La reciente modificación al esquema de Ganancias también complica la situación. Los senadores advierten que el nuevo sistema afecta a todos los conceptos salariales, lo que llevó a algunos legisladores a cobrar menos en los últimos meses. "Nos parte al medio. Ahora te agarra todos los conceptos, así que ningún módulo queda a salvo", manifestaron.
La discusión sobre los haberes legislativos no es nueva. Además, la falta de transparencia y las polémicas sobre los patrimonios de algunos legisladores vienen alimentando la desconfianza pública. Además, se cuestiona la calidad de los integrantes del Congreso, en comparación con asesores y directivos que, según fuentes internas, conocen mejor las reglas del juego legislativo que los propios senadores. Con la llegada de fin de año, el Senado enfrenta un clima político enrarecido, marcado por tensiones internas, críticas externas y una decisión que podría tener un fuerte impacto tanto en su credibilidad como en su relación con la sociedad.
