La escena política sumó un nuevo capítulo de tensión con las acusaciones de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, contra la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. En dialogo con Joaquín Morales Sola en el programa +Periodismo (LN+), Carrió la señaló como "la cajera del Gobierno", estableciendo un paralelismo con el ex ministro kirchnerista Julio De Vido. Además, vinculó a los hermanos Milei con el escándalo de la criptomoneda $LIBRA, que sacude a la administración libertaria.
La reacción oficial no tardó en llegar. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, desestimó las acusaciones y puso en duda la credibilidad de Carrió, recordando denuncias previas hechas por la líder de Coalición Cívica que quedaron sin sustento judicial. "Carrió hizo muchas denuncias importantes, pero también muchas que quedaron en la nada", señaló Francos en Radio Rivadavia. En particular, trajo a colación una acusación de Carrió contra el ex ministro Domingo Cavallo, a quien acusó falsamente de tener un fondo de 400 millones de dólares en el exterior. "Nunca pidió disculpas cuando la justicia demostró que era falso", recordó el funcionario.
Carrió lanzó su candidatura a diputada por la provincia de Buenos Aires en el mismo programa donde realizó sus acusaciones contra Karina Milei. Desde el Gobierno consideran que su denuncia responde a una estrategia electoral más que a una base sólida de pruebas. "Si tiene pruebas, que vaya a la Justicia", desafío Francos. Sin embargo, lo que aparentemente no sabe el jefe de Gabinete es que la Coalición Cívica ya presentó una denuncia formal en Comodoro Py por presunto cohecho y tráfico de influencias, basada en testimonios del mundo cripto que afirman que Karina cobraba por agendar reuniones con su hermano, el presidente.
Mientras la polémica con Carrió sigue en alza, el Gobierno también enfrenta un enfrentamiento con la administración de Axel Kicillof por la situación de la seguridad en la provincia de Buenos Aires. Javier Milei calificó la provincia como un "baño de sangre" y sugirió que Kicillof debería renunciar para permitir que la Nación tome el control de la seguridad. Ante la consulta sobre la posibilidad de una intervención federal, Francos aclaró que la decisión dependería del Congreso y que actualmente el oficialismo no cuenta con los votos necesarios. Sin embargo, dejó abierta la posibilidad de que en un futuro la evaluación pueda cambiar: "Por ahí lo evalúa distinto".
Desde la gobernación bonaerense, Kicillof acusó a la Casa Rosada de recortar recursos y de "quitarle 10.000 patrulleros", en referencia a la quita de fondos coparticipables. Francos rechazó la afirmación y aseguró que "el Gobierno solo cumplió con un fallo de la Corte Suprema". Además, cuestionó la gestión de Kicillof: "Después de cinco años de gobierno, ya debería hablar de lo que hizo y no solo de lo que promete". En paralelo a las polémicas internas, el Gobierno también enfrenta críticas por su actitud ante la salud del Papa Francisco, quien lleva tres semanas internado con problemas respiratorios en el Hospital Gemelli de Roma.
La oposición cuestiona que ni la Cancillería ni el propio presidente hayan emitido un comunicado oficial de apoyo. Francos salió al cruce de estas críticas y aseguró que "el Gobierno tiene una preocupación enorme por la salud del Papa". Además, reveló que el canciller Gerardo Werthein mantiene contacto con el Vaticano y sigue de cerca la situación. "El Presidente tiene respeto por el Papa, más allá de algunas diferencias de visión", sostuvo el jefe de Gabinete.
En el terreno económico, el Gobierno espera que el Congreso apruebe el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Francos descartó la posibilidad de avanzar por decreto y aseguró que "sería un delirio que el Congreso no apruebe el acuerdo, porque siempre lo ha hecho". El panorama político sigue cargado de tensiones y disputas, con un Gobierno que busca consolidar su autoridad frente a una oposición que empieza a perfilarse para las próximas elecciones.