Desde 2007, el PRO es el único partido que gobernó en la Ciudad de Buenos Aires. Primero lo hizo Mauricio Macri. Luego Horacio Rodríguez Larreta. Y ahora, para mantener la paz política, el partido de derecha decidió que su único precandidato en 2023 sea Jorge Macri, primo de Mauricio, intendente de Vicente López en licencia y actual ministro de Gobierno de Larreta.
En ese escenario, Macri ya comenzó su campaña y va a fondo en cada tema. Pero siempre con la misma filosofía: la del PRO. Entonces, cada entrevista o acto es una oda a dejar en claro que van en contra de cualquier manifestación popular o vinculada a otros partidos que no sean afines a ellos. Por eso, en la mañana del jueves lanzó un dardo contra los movimientos piqueteros: "No se pueden cortar las calles, eso hay que discutirlo con la Justicia”.
Aunque los cortes de calle o las protestas en la Ciudad de Buenos Aires pueden ser organizados por otros espacios, por ejemplo las manifestaciones de los sectores agropecuarios o, directamente, eventos políticos del partido que gobierno en la Capital Federal, Macri puso el foco solo sobre los movimientos populares vinculados a la izquierda.
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En diálogo con Net TV, Macri afirmó: “Hay un acuerdo dentro de Juntos por el Cambio y es que tenemos que sacarles la terciarización y los planes a los líderes sociales, porque esa es una herramienta extorsiva”. Y en ese sentido amenazó a los líderes de los movimientos piqueteros: “Le vamos a quitar el poder a los líderes sociales”.
Enseguida dijo sin tener cuenta los verdaderos mecanismos que se utilizan desde el Estado para que una persona pueda cobrar un programa de asistencia: “Si yo puedo decidir, como persona, quién cobra y quién no, tengo un poder sobre esa persona que necesita, que no viene una marcha convencida o en libertad, viene obligado por miedo a perder algo. Nosotros, en la Ciudad, no tercerizamos las altas y bajas, son decisiones de gobierno, no de un referente social”.
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Y continuó: “Segundo, tenemos que garantizar que los niños no estén en las marchas, cosa que también hacemos en la ciudad, porque para sostener una ayuda social, los chicos tienen que estar en la escuela y tienen que tener asistencia como cualquier otro niño. Los niños no pueden ser usados en una marcha como un escudo. Los chicos tienen derecho a estar en casa jugando o en la escuela estudiando, según el horario o el día. Son derechos consagrados y reconocidos internacionalmente”.
Al ser consultado sobre cómo lograría que eso se cumpla a rajatabla, Macri repitió la fórmula que actualmente se utiliza en la Ciudad y que no ha logrado cambios significativos: “El cambio central es que hoy los planes nacionales exigen que el chico esté matriculado, nada más. El plan de ciudadanía porteña exige que cumpla con la asistencia a la escuela. Es una decisión que tomamos el año pasado y así logramos que 5000 chicos que estaban faltando dos días por semana, hoy tengan niveles de asistencia altísimos”.
En tanto, cuando le preguntaron si con esa medida los progenitores van a tener motivos para rechazar ir a una marcha, Macri afirmó: “Va a tener dos argumentos. No lo va a perder, porque nadie se lo puede sacar, porque ya no va a depender de la organización social. Además, va a tener el incentivo de que su hijo está en la escuela. Una idea es quitarle poder al líder social.La otra, es darle un incentivo a la madre de que su niño está en la escuela, no en otro lado. Eso ya va a generar una menor cantidad de gente marchando y que no haya niños ahí. Después, hay que hacer cumplir la ley. No se pueden cortar las calles y eso hay que discutirlo con la Justicia”.
Por último, dijo sobre la posibilidad de que se cobren multas a las personas que corten una calle, tal como sucede en Jujuy: “Ese plan me parece correcto. Esas son leyes que se pueden aplicar a nivel Ciudad. En los próximos días vamos a presentar una serie de propuestas respecto del orden. Hay mecanismos para lograr mayor orden y después hay que tener la decisión de hacer cumplir la ley, porque un derecho no puede estar encima de otro”.
Y finalizó: “Es cierto, hay derecho a manifestarse, pero no tiene que ser siempre en desmedro del que tiene que circular. Además, el que tiene un local ahí, una empresa, una universidad, una escuela, el que vive, queda preso y rehén de esa gente. Tenemos que discutir esto con la gente y tomar la decisión de liberar la calle. No podemos naturalizar vivir en un país desordenado, es muy difícil que haya progreso si todo el mundo hace lo que quiere”.