El día después de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) muchas dudas e incógnitas rodean al presidente Mauricio Macri que todavía no dio certezas sobre lo que va a suceder de acá a octubre luego de la derrota por 15 puntos que sufrió a manos del candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández.
Los apuntados son muchos, como también los pedidos. Un dato clave es que las reuniones de Gabinete que estaban programadas para la primera hora de la mañana se pasaron para después de las 15:30. Tanto Macri, como la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, mantendrán encuentros casi en simultáneos con sus respectivos equipos.
Después de esa reunión Macri junto a su candidato a vicepresidente, el senador Miguel Ángel Pichetto, darán una conferencia de prensa. No se sabe si habrá cambios de nombres en el Gabinete, ni decisiones sobre política económica; la única certeza es que llamará a todos los candidatos que pasaron el piso de las PASO para intentar llegar a un acuerdo de gobernabilidad.
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Por lo bajo afirman que salvo en el caso de Alberto Fernández, la Casa Rosada intentará conseguir adhesiones de cara a octubre. Pero los números hablan de otro escenario, distinto a que piensan los estrategas de Macri.“El asfalto es real, se toca. Pero la heladera vacía también”, sostuvo uno de los ministros con diálogo con el Presidente. Todos los caminos apuntan a qué pasará con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Es que en las últimas horas los planteos sobre la situación en la provincia de Buenos Aires fueron casi habituales. “Nunca se entendió bien el cálculo que se hacía. Porque en la provincia sabíamos que estábamos 10 abajo”, remarcaron cerca del entorno de uno de los ministros con más dialogo con los gobernadores.
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Una de los encargados de comunicación que estuvo en la campaña de Daniel Scioli en 2015 y desde 2016 trabaja en diferentes sectores de la administración pública comparaba la situación con la que se vivió después de octubre en ese año. “No hay reacción. Están todos pensando qué hacer mientras en el otro lado tienen todo medianamente resuelto”, manifestó.
El análisis de los votos es casi unánime dentro de los despachos oficialistas. Voto castigo y voto heladera son algunas de las definiciones. En concreto el famoso “voto vergüenza”, que en el entorno de Macri esperaban que se vuelque hacía la formula oficialista, fue para el principal candidato opositor.
Vidal y Rodríguez Larreta tienen cada uno de ellos un partido diferente aunque ambos miran la cancha del otro. La gobernadora bonaerense no pudo tener un corte necesario para competir contra Axel Kicillof; el jefe de Gobierno sabe además que tiene una contienda diferente en donde todavía corre con una ventaja, pero a sabiendas que tendrá que esforzarse mucho más de lo que pensaba.
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Por la cabeza de Vidal pasan otras cosas. Además de la bronca con Peña, sobre quien pesan los calificativos de “soberbio” y al que le remarcan además que "la realidad tapó al Big Data”, la gobernadora sabe que tiene dos caminos y que tendrá que optar por uno de ellos cuanto antes.
El primero es seguir en sintonía con la Casa Rosada y no separarse de Macri en ningún momento. El otro es empezar a trabajar la “local”: apuntar a que haya un repunte en los intendentes del oficialismo y apostar por conseguir la mayor cantidad de legisladores.
Si bien es temprano para hablar de planes más allá de octubre, los primeros llamados entre importantes funcionarios de los ejecutivos bonaerenses y porteño, existieron y ya hay quienes apuntan a reconstruir desde allí. Pero para eso necesitan que exista una mínima estabilidad económica. “Horacio tiene que salir fuerte a exigir que calmen si o si a los mercados”, bramó uno de sus funcionarios más cercanos.