El allanamiento en la casa de El Calafate, provincia de Santa Cruz, de la ex presidenta y actual senadora por la provincia de Buenos Aires, Cristina Fernández de Kirchner, terminó con el hallazgo de una bóveda que no tenía dinero sino material de inteligencia sobre el juez de la causa, Claudio Bonadio, y de su par y ex esposa del fiscal Alberto Nisman, Sandra Arroyo Salgado.
Los investigadores encontraron el habitáculo debajo de la escalera central. Tenía una puerta de hierro, pesada, que habría sido modificada de la original. Dentro de ella había carpetas y pendrives con información proveniente de los servicios de inteligencia sobre el magistrado con el cual Fernández de Kirchner mantiene una disputa casi personal y que a su vez tiene la causa por la muerte del ex fiscal AMIA.
Parte de los allanamientos del jueves en la Ciudad de Buenos Aires, en uno de los domicilios de CFK.
Las paredes que rodean a esa bóveda, de 2,8 metros de ancho, 1,8 metros de profundidad, y 2,20 metros de alto; los objetivos de los trabajos de hoy (además de seguir con el rastro de la propiedad) será comenzar a determinar si hay algo más detrás de la misma.
Los efectivos de la Policía Federal en medio del procedimiento.
A diferencia del viernes, ningún simpatizante de la ex presidenta se acercó ayer al lugar para insultar a la Policía Federal y a la prensa, que siguió las instancias del allanamiento desde el otro lado del cerco.
Anoche, las calles que rodean el predio seguían cortadas por patrulleros de la fuerza federal y las luces azules de las sirenas encendidas daban un aspecto lúgubre al lugar.
Mientras tanto en Buenos Aires varios de los empresarios de la obra pública aguardan a ser llamados para declarar. “Nadie sabe con certeza si está en los cuadernos, pero son muchos los que piensan que sí”, afirmó una fuente del sector.