La relación entre ambos tuvo idas y vueltas, pero en general prevalecieron las rispideces y los cruces dialécticos entre la presidenta Cristina Fernández y quien va a ser su sucesor, Mauricio Macri.
La distancia y la frialdad marcaron la relación entre ambos.
Lo cierto es que el encuentro que mantendrán esta tarde no sólo marca la antesala del traspaso de mando que tendrá lugar el próximo 10 de diciembre, sino que representa un hecho casi inédito entre el jefe de Gobierno porteño y la mandataria.
Es que desde que tanto uno como el otro asumieron sus respectivas funciones, fueron escasas las oportunidades en que tuvieron un encuentro formal a solas.
En uno de sus pocos encuentros, Macri le regaló un bandoneón
En mayo del año pasado, luego de compartir la inauguración de la nueva sede de Facebook en el país, la jefa de Estado confesó que poco tiempo antes había mantenido un encuentro con Macri en la quinta de Olivos sobre las retenciones del trigo.
En la inauguración de la sede de Facebook, uno de los pocos actos compartidos.
“La relación nunca estuvo mal por parte mía, hablo con todos los que tienen buenos modos conmigo, pero si vos me agravias, me imputas cosas que no son...”, expresó la presidenta en aquél momento, y agregó que “yo hablo con todo el mundo”.
Mañana, la presidenta lo recibirá en la quinta de Olivos.
“La última vez que hablé con él fue en Olivos, porque me llamó y me pidió hablar personalmente. Fue por temas de trigo, me vino con sugerencias por los derechos de exportación, y yo le expliqué lo mismo que dije por cadena nacional. Él tenía información de un excedente de 3 ó 4 millones de toneladas y yo le dije que no, que teníamos 1,5 millón nada más, y que si bajábamos las retenciones aumentaba el precio del pan”, detalló Cristina sobre aquél encuentro.
Un mes después, volvieron a compartir un acto, esta vez por la inauguración de la prolongación de la autopista Illia.
En junio del año pasado inauguraron el nuevo tramo de la autopista Illia.
“Para poder superar las diferencias, es importante que lo podamos resolver de forma civilizada, sin chicanas, sin querer sacar la ventaja partidaria que nose pasa a todos”, manifestó la presidenta aquél día, y agregó que “no hay pacto político ni nada, simplemente sentido común”.
Por su parte, el nuevo presidente aseveró: “Espero que ésta no sea la única vez que junto al Gobierno podamos llevar a cabo cosas importantes juntos. En la ciudad no nos sentimos magos, porque muchas veces se trata de proyectos de gestiones anteriores. Lo único que ponemos es la vocación de facilitar los proyectos”.
Un gesto cordial entre ambos, casi inédito.
“Espero que si lo logramos esta vez, lo logremos muchas veces más. A la gente no le importan nuestras diferencias políticas, éste es un gran paso adelante en nuestra querida Argentina”, cerró.
En definitiva, un puñado de encuentros en ocho años signados por la frialdad, las acusaciones cruzadas y las diferencias.
Acaso la cumbre de mañana sea el puntapié inicial para revertir años de desencuentros y que ambos tengan una relación cordial por el bien de ellos mismos, pero sobre todo por el de todos los argentinos.