29 Agosto de 2017 07:40
En las pocas entrevistas que dio tras comprar, en una operación oscura, Tiempo Argentino y radio América, Juan Mariano Martínez Rojas desnudaba toda su ostentación: chomba Hugo Boss, trajes entallados y relojes de buen porte.
Martínez Rojas, exiliado en Estados Unidos y con un complejo frente judicial.
Su apellido casi pasaba inadvertido en el mundo empresarial cuando este joven correntino saltó a la fama a principios de 2016, cuando con sólo 37 años, y como titular del Grupo M de Luxe, adquirió dos de los medios emblemas del kirchnerismo, que hasta ese momento eran propiedad de Sergio Spolski y Matías Garfunkel, que habían dejado un déficit millonario, marcado por deudas al fisco y falta de pago en los salarios de los más de 600 empleados de la firma.
Se trató de su primera incursión en ese rubro, ya que hasta ese momento sólo tenía antecedentes como asesor empresarial en grandes eventos desarrollados en Corrientes -Grupo M de Luxe organizó recitales con Ticketek del grupo mexicano Maná y Ricky Martin- y representaba equipos de polo. Aunque su entorno lo negaba, Rojas también incursionó en la comercialización de autos de alta gama, un negocio que le traería problemas en el futuro.
El empresario saltó a la fama tras adquirir Tiempo Argentino y radio América.
Sin embargo, en cuestión de semanas, la esperanza por la llegada de Rojas a las empresas se convirtió en una pesadilla: nunca puso en funcionamiento los medios y cerró el grifo de dinero para el pago de los salarios.
La patota
La resistencia de los trabajadores -quienes conformaron una cooperativa- permitió la continuidad de los medios, aunque un hecho resonante irrumpiría su labor en mayo: una patota compuesta por 20 hombres ingresó a los golpes a la redacción y desalojó a los periodistas. Además, destruyó las instalaciones en un claro mensajes hacia quienes llevaban adelante el diario.
Así quedó las instalaciones de Tiempo Argentino.
En esa causa están imputados por la justicia porteña Martínez Rojas y 14 integrantes de su patota, a quienes la fiscal acusó de los delitos de “usurpación y daños”. Unos días después, el Ente Nacional de Comunicaciones intervino Radio América por diversas irregularidades, tales como la transferencia de la licencia sin su autorización, presencia de testaferros de los dueños reales y la falta de pago de los gravámenes y del sueldo de sus empleados.
Cristina Kirchner recorrió, tiempo después, las instalaciones del diario.
En agosto de 2016, Rojas fue procesado con prisión preventiva por un juez de Corrientes por estafa en la venta de un auto de alta gama y la entrega de cheques sin fondos. En 2013, el empresario, su esposa y su hermano habían sido denunciados por el delito de estafas reiteradas y asociación ilícita por un monto que superaba los $10 millones. La operación incluida la venta de obras de arte e inmuebles. Todos fueron procesados aunque las prisiones preventivas no se hicieron efectivas por una interpretación normativa de la eximición de prisión.
Cuando su presente judicial se agudizaba, una nueva causa provocaría su huida hacia los Estados Unidos. La Justicia comenzó a investigarlo por 56 empresas fantasmas con las que fugó más de $300 millones al exterior (la cifra seria mucho mayor), a través de la utilización irregular de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI). Por esta causa, el juez en lo penal económico porteño Gustavo Meirovich pidió su detención nacional e internacional, y ya detuvo a dos personas.
En rigor, la maniobra era efectuada por una banda que simulaba importaciones durante el kirchnerismo, en pleno cepo cambiario. La Justicia sospecha que compraban dólares a precio oficial para importaciones que nunca se efectuaban y luego se giraban las divisas al extranjero.
Desde suelo norteamericano, el empresario -quien aseguró no estar prófugo- denunció maniobras de lavado de dinero por US$ 2000 millones, a través de una organización en la que habrían participado algunos de los apellidos más resonantes del gobierno kirchnerista.
La maniobra
La organización juntaba toda la documentación necesaria para abrir una sociedad e importar. Después, presentaban esta carpeta con todos los papeles en los bancos para poder pagar por los contenedores. El paso siguiente era girar el monto al exterior a través de divisas al dólar oficial. "Jugaban con la diferencia cambiaria durante el cepo. El dólar oficial estaba a $6 y el dólar blue a $12. Se llevaban un 100% diario”, denunció en TN.
La maniobra se efectuaba en la aduana.
El empresario vinculó al kirchnerismo con la maniobra de lavado de activos y dijo que el ex director de la AFIP, Ricardo Echegaray, el cuñado del ex ministro de Planificación Julio De Vido, Claudio Minnicelli, el ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, y su esposa, la escribana Marta Cascales, ex empleados del gobierno de Daniel Scioli y funcionarios aduaneros formaban parte de la banda. Incluso, aseguró que la ex presidente, Cristina Kirchner, “estaba al tanto de cada detalle”.
Organizó un show de Ricky Martin.
Rojas explicó que la organización tenía un mecanismo aceitado con el que apagaban escáners para entrar contenedores y falsear los papeles de la mercadería que traían en la Aduana. “Si un contenedor entraba con televisores decían que traían cajas de fósforos y el escaner se apagaba. El policía aduanero que lo revisaba estaba pago y lo hacía pasar”, contó. Según dijo, los contenedores se pagaban al precio del dólar blue y se quedaban con la diferencia de cambio.
Para terminar de desarrollar la maniobra, Rojas destacó que hacía falta una pata judicial. "En esta mafia participó la mitad del Poder Judicial. Cada salida de divisas estaba autorizada por un juez. Tengo entendido que cobraban por firmar, porque gratis no lo hace nadie", indicó.