Alberto Fernández lleva una semana recluido en el departamento de Puerto Madero que Enrique "Pepe" Albistur le presta desde hace años. Desconcertado y acompañado sólo por su círculo más íntimo, el ex presidente delineó el viernes de la semana pasada su estrategia mediática y judicial, de cara al avance de la denuncia por violencia de género que realizó su ex pareja, Fabiola Yañez.
"Te juro por Dios que jamás le levanté un dedo a una mujer", fue la explicación floja de papeles que le dio a todo aquel que, antes de soltarle la mano en público, intentó escuchar "la versión de los hechos" del ex presidente. Pocos le creyeron y es que su palabra pesa cada vez menos: fue el mismo que negó a muerte la existencia de la foto de la fiesta de Olivos y luego, tras la difusión de las imágenes, sostuvo que se trataba de un montaje con photoshop.
Mientras se contactaba con distintos abogados penalistas para que asumieran su defensa, Fernández avanzó solo en su estrategia mediática: no sólo concretó la entrevista con el diario El País -que se grabó el viernes en horas de la tarde en el departamento de Puerto Madero-, sino que además le anticipó a Horacio Verbitsky los pilares de su "versión de los hechos". Pero el pacto fue claro: sólo podía publicar el artículo en su portal, El Cohete a la luna, una vez que el diario español llevara a su portada internacional la primera nota.
Con la primera etapa comunicacional activada, el ex presidente designó a su abogada: Silvina Carreira. Horas después, efectivos de la Policía Federal le allanaron el domicilio para sacarle todos los dispositivos electrónicos. ¿El motivo? Yañez habría denunciado que el ex presidente siguió hostigándola telefónicamente, incluso después de que el juez Julián Ercolini le impusiera una serie de medidas de restricción.
Al día de hoy, Fernández cuenta con un nuevo dispositivo. Tiene sólo ocho contactos agendados -todos ellos agrupados en un chat- y la orden de su abogada de no volver a hacer declaraciones ni en on ni en off con periodistas o funcionarios. La preocupación actual del entorno del ex presidente es, según consignó en su artículo Verbitsky, que atente contra su vida. En concreto, el periodista reveló que el ex presidente amenazó con arrojarse del balcón cuando comenzaron a difundirse las imágenes de los golpes, algo que habría frenado su hijo mayor, Tani.
Mientras todo esto sucedía, Yañez hacía lo propio desde Madrid. Recibió a su abogada, Mariana Gallego, y luego grabó en el hotel Emperador de la Gran Vía su primera entrevista. El sábado por la tarde, cuando todos esperaban la publicación de la tan anunciada entrevista de Fernández al diario El País de España, la ex primera dama rompió el silencio en un mano a mano con la periodista Tatiana Schapiro, quien viajó especialmente a Madrid para entrevistarla para el portal Infobae.
Excusada en el secreto de sumario -que le impidió, por el momento, dar mayores precisiones sobre algunos hechos concretos de violencia y el encubrimiento de los funcionarios del Gobierno de Unión por la Patria, y en el contrato de confidencialidad que firmó con la productora que grabó su documental, la ex primera dama relató el calvario que vivió durante sus años junto al padre de su hijo.
La entrevista fue transmitida casi en cadena nacional por todos los canales de noticias de la Argentina y fue mirada con atención en España, país en el que la ex primera dama se instaló en diciembre del año pasado junto a su hijo de dos años y su madre, quien la contiene y la ayuda con el cuidado del menor.
Pero la nota también fue analizada con mucha atención en la redacción del diario El País. Si bien se había acordado que la publicación de la entrevista que Fernández brindó el viernes en Buenos Aires, las horas pasaban y la portada del diario español seguía sin siquiera vender un anticipo de la misma. Esto se debió a las fuertes objeciones que el material periodístico recibió por parte del departamento de género del medio, así como también por el tenor de la defensa del ex presidente, que colegas españoles que accedieron al crudo calificaron como "el manual del violento".
De acuerdo al manual de estilo del diario español, siempre se le tiene que dar primero la palabra a la víctima. "Consigan la nota con Yañez y vemos", habría sido la respuesta que recibieron los periodistas. El teléfono de la ex primera dama sonó y la respuesta que recibieron fue tan escueta, como contundente: "Ya hablé y no lo voy a volver a hacer por el momento".
Las objeciones del diario no fueron lo único que frenó la entrevista. Fernández habría recibido la fuerte advertencia de su abogada, quien consideró el impacto social y judicial de la publicación. En principio, la Justicia podría interpretar la nota como un nuevo hostigamiento a la ex primera dama e incurriría en una segunda violación a las medidas de restricción. La reacción y condena que recibió el esbozo de defensa de Fernández publicado el domingo por "El Perro" terminaron de dinamitar cualquier defensa mediática del ex presidente.
Fernández sigue encerrado en su departamento y será notificado del escrito de más de veinte carillas que este lunes presentó Yañez, quien además pidió ser querellante en la causa.