Las elecciones están a la vuelta de la esquina, pero en Juntos por el Cambio, independientemente del resultado que arrojen las urnas, empiezan a plantear el partido que se jugará el día después. Nadie quiere adelantar sus jugadas o pecar de “apropiado” del resultado, sea cual sea, pero lo cierto es que todos tienen planes.
El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se refugiará hasta mayo, inclusive, en la Ciudad. Cuentas que pagar, acuerdos que honrar y la necesidad de dejar toda la gestión diaria sobre ruedas para centrarse en su campaña presidencial son algunas de las tareas que tiene que realizar. Y así se lo hizo saber a su círculo más íntimo de colaboradores.
A diferencia de años anteriores, tiene pensado hacer lo que se deba para poder ser un contrincante con chances reales de alcanzar la Casa Rosada. “No vamos a quemar todas las naves, pero la mentalidad cambió”, explicó uno de los ministros porteños de dialogo fluido con Rodríguez Larreta. Por fuera de la discusión de cargos, entre la que se destaca la incluyó en el gabinete del intendente de Vicente López, Jorge Macri, lo que prima en la cabeza del jefe de Gobierno es la productividad; el trabajo por resultado.
En las sucesivas giras por diferentes provincias que realizó después del resultado de las PASO se convenció de que tiene que ajustare ciertas tuercas en el funcionamiento de lo que será su equipo de campaña. Una de las primeras tendrá que ver con el manejo de la agenda y de la logística. Es que en una campaña nacional los minutos valen oro, y se tiene que saber el detalle de los diferentes puntos a visitar para no perder tiempo.
Prueba de esto es que en una de las primeras recorridas que hizo al interior del país después de las PASO terminó dando vueltas en el auto que los trasladaba porque la agenda no estaba del todo ordenada. “No podemos perder tiempo yendo para un lado y después volver al mismo para luego ir de nuevo para allá”, se quejó.
Aunque la frase darle “volumen político” se encuentra pasada de moda después de que se usó hasta el cansancio para referirse al jefe de Gabinete nacional, Juan Manzur, cuando desembarcó en el cargo, lo cierto es que Rodríguez Larreta también es consciente de que tiene que blindar su gestión. En algunas charlas con su gabinete bromea de que cree que el kirchnerismo duro es capaz de hasta tirar ácido en los espacios verdes de la Ciudad para demostrar que es un mal gestor.
El exvicejefe de Gobierno, Diego Santilli, también prepara planes propios. Si el resultado del domingo lo llega a dar ganador y la lista que encabeza para diputados nacionales se impone, en su equipo de campaña tienen pensado avanzar con los planes para lo que seria una nueva candidatura en el 2023; pero esta vez a gobernador de la provincia de Buenos Aires. Una de las dudas troncales tiene que ver con cómo será el juego de los intendentes del espacio de Juntos por el Cambio pero también los del Frente de Todos y aliados.
Con la certeza de que la reglas claras dentro de la coalición opositora le permitirán contar con el respaldo de la Unión Cívica Radical (UCR), algo que también se da en viceversa, la buena relación que cultivó en el segundo tramo de la campaña con Facundo Manes alimentó esa idea.
Lo mismo sucede con la UCR provincial que ve en Manes, pero también en otros dirigentes como es el caso del titular del partido a nivel bonaerense el diputado provincial Maximiliano Abad, una figura que puede llegar a jugar fuerte en una PASO en el 23. La gran duda pasará por el rol que también tendrán el mencionado Jorge Macri, y los jefes comunales de Lanús, Tres de Febrero y La Plata, Néstor Grindetti, Diego Valenzuela y Julio Garró respectivamente.
Volviendo al centenario partido, algo de lo que se habla poco pero que contó en exclusiva BigBang el año pasado tiene que ver con la disputa por la presidencia de la UCR. Allí pica en punta el senador nacional Martín Lousteau que es la cara más pública del armado que viene desarrollando desde hace años el diputado nacional Emiliano Yacobitti. Ellos representan al sector más aperturista de la UCR dentro de Juntos por el Cambio y también el que más bregó por las reglas dentro de la coalición para poder garantizar no sólo la competencia sino también la inclusión de otras fuerzas. “No puede ser que sea más negocio, por ser más fácil, competir por afuera de Juntos por el Cambio que por dentro”, repiten como mantra cuando buscan defender su postura de inclusión.
Después de los resultados en las internas en la provincia de Buenos Aires, en Córdoba y en la Ciudad ambos cuentan con el número necesario para avanzar con el objetivo de que Lousteau sea el presidente del radicalismo. También cuentan con aliados desde afuera. El sector de los “moderados” dentro de la coalición opositora los tiene como los referentes de la UCR en ese espacio. Junto con Rodríguez Larreta y el diputado nacional Maximiliano Ferraro recorrieron la semana pasada La Pampa, Chubut y parte del interior bonaerense buscan articular la unidad dentro de JxC.
Pero los halcones también juegan. Por primera vez desde que se conformó esta coalición en 2015, hay sectores que cuentan con el financiamiento para llevar adelante una campaña nacional. Eso también envalentonan a los “duros” que vieron en las últimas semanas como el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, por ejemplo sostenía que la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, sería una buena candidata presidencial.
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El expresidente Mauricio Macri también ve esto con otros ojos. No lo dirá en público pero desde hace meses que medita la chance de poder volver a competir en un cargo electivo. A medida que la imagen del presidente Alberto Fernández y la de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se deteriora, la de él sube. Es el mismo escenario, pero a la inversa, que sucedió en 2019. Y esos cálculo para Macri son como música para sus oídos.