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Política

Ésta es Alba, la monja del convento de la bóveda oculta

La historia de la monja de 94 años protagonista del caso López. "Es mi futura tumba", dijo Alba Martínez, sobre la presunta bóveda hallada en el convento de General Rodríguez.

21 Junio de 2016 11:54
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Detrás de la detención del ex secretario de Obras Públicas se esconde el misterioso convento donde José López intentó esconder cerca de US$ 9 millones. En él habitan dos enigmáticas monjas que se desentendieron del hecho y de la bóveda recientemente descubierta en su capilla. Pero, ¿quiénes son Alba y María, las monjas que resguardan y vigilan el monasterio de las Monjas Orantes y Penitentes de Nuestra Señora de Fátima en General Rodríguez?

López, a la derecha, de la mano con la hermana Alba.

Alba Martínez, de 95 años, es una de las monjas que cuida el convento donde López planeaba ocultar su motín.

En el predio, ubicado en la calle Mansilla entre Batallón Norte y Comandante González, de General Rodríguez se erige el convento el cual fue el el lugar de retiro de Monseñor Rubén Di Monte, arzobispo de la Diócesis Mercedes Luján, hasta abril pasado cuando falleció. Los vecinos cuentan que allí viven tres monjas de avanzada edad, siendo Alba Martínez, de aproximadamente 95 años, quien está a cargo de la congregación.

Sin embargo, las monjas no son tales. Si bien visten hábito, se trata de laicas consagradas que no pertenecen a ninguna orden sino que son devotas de la Virgen de Fátima, y que bajo la Órden creada por Di Monte, se establecieron en el convento de General Rodríguez para vivir bajo sus enseñanzas, "responder a la oración y a la penitencia", según consignó tiempo atrás el arzobispo. Según consigna el diario Crónica "el lugar no está reconocido por ninguna Diócesis", sino que es un espacio de retiros espirituales. 

La hermana Alba apareció en algunos actos.

Estas "monjas" tomaron votos de arraigo, razón por la cual en raras ocasiones se las puede ver fuera del convento. La avanzada edad de la hermana Alba, quien se encuentra en silla de ruedas, sólo le permite hacerse presente en algunas ocasiones especiales. Como lo fue al momento en el que se le otorgó a la congregación un móvil que transportaría a la Virgen de Fátima por todo el país. Dicho móvil sería después motivo de controversias, no sólo porque dichos fondos provenían del Ministerio de Desarrollo, empresas privadas y el municipio de Luján, sino porque hay indicios de que en ese vehículo se transportaba dinero hacia Uruguay.

Durante la misa a Di Monte, dos monjas eran quienes recibían las condolencias.

"La hermana Alba no sabemos cuantos años tiene, vive porque Dios lo dispone", contó en una entrevista a un medio televisivo de Luján, Teresa Tartaglia, ex Directora de Cultura de la ciudad de Luján. "Ella está ahí siendo alma de ese convento".

Asimismo, en el velatorio de Monseñor Di Monte, se dejaron ver las restantes dos hermanas  de la congregación, a quien todos se acercaban a darles las condolencias.

En las últimas horas, tras conocerse la noticia de la bóveda oculta en la capilla del convento, Alba Martínez desmintió que se tratara de un espacio para guardar dinero y argumento que esa “era mi futura tumba”. Debido a los votos de arraigo que tomaron dichas laicas, tras su muerte deben ser sepultadas en el lugar donde vivieron.