17 Diciembre de 2017 10:00
“Necesitamos que todos hagan un poquito, que todos den su parte”. Esa fue, tal vez, una de las frases más reiteradas por Mauricio Macri durante todo el 2017, año atravesado por las duras medidas económicas que afectaron de modo directo al bolsillo de los argentinos. En sintonía con lo que le pide “a los vecinos”, el presidente decidió, luego de dos años, que era hora de recortar puertas adentro y algunos ministros se opusieron al ajuste.
El presidente busca ahorrar $1.000 millones anuales.
Según consigna el diario Clarín, el objetivo presidencial es ahorrar unos $1.000 millones anuales, para lo cual necesita reducir en un 20 por ciento la planta política. El privilegio de las custodias y de los autos oficiales con choferes es recibido por quienes ostentan el cargo de subsecretario de Estado para arriba. El recorte pretendido implicaría la afectación de 620 empleados, de la plantilla cuyo total asciende a los 3.128.
La administración macrista tiene 209 secretarios y una de las alternativas para reducir los costos es bajar la categoría de algunos funcionarios. La decisión hizo estallar los pasillos de Balcarce 50 y el motivo es concreto. Un subsecretario cobra en bruto 152 mil pesos; de bajarlo a director general, su salario pasaría a ser 97 mil.
Muchos subsecretarios podrían correr “peor” suerte. En caso de ser designados como “Director A” cobrarían 79 mil pesos; los de categoría “B” 72 mil y quienes queden como coordinadores pasarían a ganar 65 mil.
Las internas no tardaron en encenderse. En los últimos días se difundió el recibo de sueldo de Pablo Quirno, el hijo de 26 años del jefe de Gabinete del ministro de Finanzas, Luis Caputo. Por su cargo como subsecretario en la Cancillería, cobró en septiembre nada más y nada menos que $305.020,29. Desde su entorno explicaron que, en realidad, su salario es la mitad; pero la elevada cifra se debe al cobro retroactivo por los meses que tardó en salir su nombramiento.
Vidal y Larreta harán lo propio en la Provincia y en la Ciudad.
El cambio, al parecer, no estaría tan arraigado en las filas macristas. Pese a que María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta anunciaron que seguirán los pasos presidenciales en el ajuste para la planta política, muchos funcionarios del “mejor equipo de la década” se quejan porque tuvieron que dejar puestos importantes en empresas privadas para acompañar al presidente.
“En el mundo privado yo podría estar ganando mucho más”, se escucha decir por los pasillos de La Rosada.
Pero la posición de
Macri
fue contundente en la última cumbre que mantuvo con su equipo: “La sociedad ya se ajustó el cinturón. Ahora le toca a la política”.