La Confederación General del Trabajo pedirá al Vaticano la beatificación de Eva Duarte de Perón. El petitorio se pondrá en circulación la semana que viene, para que además cualquiera pueda sumar su firma. El miércoles 8, al día siguiente de cumplirse el centenario de Eva, se presentará en la Feria del Libro un trabajo escrito expresamente para fundamentar el pedido. Se trata de Evita Santa del Pueblo, Mujer de Dos Milenios, de Iciar Recalde, Fabián D'Antonio, Ricardo Elorza y Pablo Scolari.
La noticia es impactante: la abanderada de los humildes nunca necesitó ser llamada Santa por la Iglesia para ser adorada, y de hecho supo enfrentarse con el clero de su época. El prólogo del libro fue escrito por el Padre Pepe, quien afirma, tan categórico como difícil de discutir: "A esta mujer humilde llegada de Los Toldos, a la líder espiritual de la Nación, a la joven mujer que lleva su enfermedad terminal con fortaleza religiosa, el pueblo la ama". Y agrega: "El pueblo sencillo, reunido en multitudes, estará junto a Ella rezando el rosario en sus últimos días en esta tierra y no tardará en poner su cuadro en el altar de su casa o de su barrio". La presencia de un papa argentino -y. dicen algunos, peronista- parece una buena oportunidad para que el pedido prospere.
En diálogo con BigBang, Fabián D'Antonio, director de la Editorial Fabro y uno de los autores del libro, explica el carácter del libro y del petitorio.
-¿En qué consiste el pedido que se va a hacer al Vaticano?
-Se nos ocurrió hacer algo distinto, algo que realmente la lleve a Eva al lugar que corresponde. Le vamos a pedir al Vaticano su beatificación. El libro es, básicamente, el fundamento por el cual consideramos que Eva tiene que ser Santa. Tiene una recopilación de todo lo que fue la obra de Eva a través de la Fundación Eva Perón, tiene muchos testimonios, gente que gracias a su ayuda o lo que fue su trabajo pudo en alguna oportunidad o de alguna manera rehacer su vida, tiene muchas fotos, algunas inéditas, del viaje a Europa del 47, tiene el testrimonio de Lilian Lagomarsino, que fue la acompañanante de ella en todo el momento, y cierra con el trabajo de Pedro Ara, el médico que la embalsamó, porque bueno, ahí también tuvo un sufrimiento su cuerpo después de muerta, que todos sabemos. Incluso estuvo desaparecida durante muchos años, bajo el nombre de María Maggi Demagistris en el cementerio de Milán. El libro refleja todas estas cuestiones y explica por qué consideramos que Eva ha tenido las virtudes teologales (la fe, la esperanza y la caridad) y las cardinales, que son la Justicia, la prudencia, la templanza, a lo largo de su vida.
-¿Pero no hay que hacer un milagro para ser considerado Santo por la Iglesia?
-El Papa Francisco sacó una tercera vía para la santificación, que es el motu proprio, la entrega de su propia vida hacia los demás. Es lo que hizo Eva, porque en su corta vida y en sus seis años de trabajo en la Fundación, y al lado del General Perón, entregó su vida por los pobres, por los desposeídos, por las mujeres, por los ancianos,hasta el último mito. Eva es una Santa del Pueblo.
-¿A quién le van a hacer llegar el documento pidiendo la santificación?
-Lo vamos a lanzar la semana que viene con la CGT y va a estar abierto para todo aquel que lo quiera firmar. Es un petitorio que se va a hacer a la Conferencia Episcopal Argentina, al Arzobispo [de Buenos Aires] Mario Poli, y él a su vez va a trasladar al Vaticano.
-Es el momento, vaya uno a saber cuando volverá a haber un papa argentino y peronista...
-Bueno, lo que te puedo decir es que el papado al mando de Francisco, un papa argentino... Él, más que ninguno, conoce la obra de Evita, la obra de la Fundación, la obra del peronismo porque él lo vivió, y sin lugar a dudas la figura de Eva la conoce perfectamente porque en esos años, Francisco, o Bergoglio, estaba en pleno desarrollo. Y hoy Francisco, pero sobre todo la Iglesia, a 67 años de su fallecimiento, con el tiempo, la distancia, y con los ánimos más calmados, se puede ver más profundamente todo el trabajo que hizo Eva no sólo en lo político sino sobre todo en lo espiritual. Por algo la ha nombrado el Parlamento argentino -y sigue vigente hoy- "Jefa Espiritual de la Nación".