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Fariña, desde la cárcel: "El video de Báez es indignante y obsceno"

"A Báez lo vi cientos de veces, aunque él dice que no me conoce", dice Leonardo desde el penal de Ezeiza. Su vínculo con el hijo de Lázaro, sus días en la cárcel y cómo está su relación con Karina Jelinek.

por Rodolfo Palacios

20 Marzo de 2016 13:44
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Hubo un tiempo en que Leo Fariña vivía como un rey. Andaba en una Ferrari roja, iba a fiestas del jet set y frecuentaba el hotel Faena, entre arañas de cristal, alfombras rojas, cortinas blancas de seda y cabezas de unicornio de mármol que sobresalían de las paredes.

A los 24 años se casó con Karina Jelinek, una de las más mujeres deseadas del país, y en un viaje romántico a Cancún le regaló un anillo de Tifanny's. Hoy todo eso quedó atrás. “Los amigos del campeón se fueron”, le dice Fariña a BigBang desde el penal de Ezeiza, donde lleva detenido dos años por el presunto delito de evasión agravada. Habla como esos boxeadores que pasaron de la fama y la gloria al desamparo y la miseria. Pero Fariña nunca se subió al ring.

Espera salir en libertad condicional en pocos días. 

Cuando vivía en La Plata y tomaba el colectivo para ir a la universidad, probablemente no imaginaba que terminaría envuelto en la escandalosa ruta del dinero K, después de que denunciara en el programa de Jorge Lanata al empresario Lázaro Báez.

Para algunos fue un "valijero" o "cadete millonario de lujo". Para otros, un simulador que nunca tuvo un peso. Sus allegados dicen que es un hombre que dice la verdad y sólo cometió el error de sucumbir ante el poder.  

Fariña y Jelinek se casaron en mayo de 2011.

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSEl video visto desde Ezeiza

Cuando el video de Martín Báez contando dólares en “La Rosadita” apareció en la pantalla de El Trece, Leonardo Fariña estaba reunido con un grupo de compañeros de la cárcel de Ezeiza frente a un televisor.

 

"Cometí errores, por eso la manera que encontré de reivindicarme es diciendo la verdad", le dice Fariña a BigBang desde un teléfono público del penal de Ezeiza. No hace mucho le había dicho al diario Perfil que se había "creído Dios" por subirse a una Ferrari.

-¿Qué opinión tiene del video en el que Báez cuenta dólares junto a su contador?

-El video me pareció indignante y obsceno. Después de verlo, mis compañeros se preguntaron por qué yo estaba preso. Y me lo pregunto yo: ¿por qué estoy preso?

-¿Y cuál es la respuesta?

-Yo la tengo, pero no la voy a decir. 

-¿Le parece que la imágenes prueban un delito?

-No soy fiscal o juez para decir eso. Pero conociendo bien a los personajes y a esta historia, puedo decir que podría ser un eslabón de una serie de acciones delictivas.

Martín Báez toma whisky. En la mesa, las pilas de dinero.

-¿Usted estuvo varias veces en “La Rosadita”, no?

-Si. Muchas.

-¿Y alguna vez vio una escena similar a la que aparece en el video?

-No. Pero no me sorprende.

-¿Por qué?

-Por el volumen de dinero que manejaban. El tema es investigar de dónde venía y hacia dónde venía ese dinero.

-¿Usted lo sabe?

-Eso lo tiene que investigar la Justicia. Yo creo que si hay buena voluntad, esto se resuelve en dos semanas. Sólo es cuestión de decir la verdad y armar bien el rompecabezas.

-¿A simple vista cuánto dinero hay en la mesa?

-No sé, a ojo quizá te pueda decir 500 mil dólares, lo que dicen en la televisión. Lo tendrán que dictaminar los peritos.

"Me la creí, pero fui un idiota", confiesa Fariña desde la cárcel. Tiene 29 años.

-¿Con Martín Báez tenía una buena relación?

-Sí. Esa relación incluso era extra laboral. Con Martín Báez éramos dos pibes de 23 y 24 años. Salíamos a comer, compartíamos cosas.

-¿Eran amigos?

-No, teníamos una buena relación. Martín era callado, muy introvertido. El nació con la prisión del padre. A los 23 años firmaba como director de Austral Construcciones S.A.. No es fácil eso.

"Antes de que me expusiera públicamente, Lázaro era generoso conmigo", dice Fariña.

-¿Con Lázaro también tenía ese tipo de vínculo?

-Lázaro era generoso como jefe. Por más que diga que no me conoce, habré estado con él más de cien veces. Yo lo asesoraba.

-¿Cree que los Báez pueden terminar presos?

-No puedo decir eso. Lo repito: no soy juez ni fiscal. ¿Si creo que Cristina estaba detrás de todo esto? No lo sé, no tengo ni idea.

-¿Qué piensa de Federico Elaskar y de Fabián Rossi?

-No voy a hablar de ellos. 

-¿Usted no cometió ningún delito?

-Ahora estoy preso por quedarme con un campo de una indemnización que está comprobada. E que informó la compraventa del campo fui yo a titulo personal. Me cansé de probar que armé un fideocomiso. Lo mismo con los viajes. El registro migratorio de marzo de 2010 en adelante prueba que yo volaba todas las semanas a Río Gallegos. Me quedaba allá cinco días.  Miro los videos de Báez y me pregunto por qué estoy preso. Tenían que limpiar a uno y me limpiaron a mí.

"Por más que diga que no me conoce, habré estado con Lázaro Báez más de cien veces

Fama, amor y caída

Cuando mi relación con Karina salió a la luz, le metieron en la cabeza que era peligroso que tuviera a un empleado con mi exposición. Y me echó a través de un tercero. Me quedó debiendo un año y medio de trabajo. Por eso quise tomar revancha cobrando una deuda legítima a través de una maniobra ilegítima.

La boda fue en el Tattersall de Palermo. 

-¿Se arrepiente de algo?

-De muchas cosas. De haberme creído un fenómeno. De sentirme un rey arriba de una Ferrari, de un avión privado o rodeado de bellas mujeres. Fui un boludo. Un gran boludo.

-¿Está arrepentido de haberse casado con Jelinek?

-¡No! De eso nunca. Me casé porque estaba enamorado.

 

-¿Sigue en contacto con ella?

-A través de nuestros abogados, por el tema del divorcio. Le pedí disculpas. No quedan rencores. Es una gran mujer. 

 

-¿La exposición lo salvó o lo condenó? 

-No lo sé. Cometí errores de pendejo boludo. Tuve muchísimos problemas. No extraño nada del lujo y el poder. No me da miedo rehacerme. Ahora tengo la necesidad imperiosa de terminar con todo este circo. Quiero que se termine y las cosas se aclaren.

 -¿Es verdad que en la cárcel lo amenazaron de muerte?

-Sí, pero ya pasó. Acá he visto peleas y amenazas, pero yo no soy de arreglar las cosas así por la violencia. 

-¿Conoce a los Lanatta o a Mangeri?

-No, están en otro pabellón. Con e único que charlé fue con Mario Segovia, el llamado Rey de la Efedrina. Me pareció macanudo. Acá adentro no te fijas de dónde viene, qué hizo. En la cárcel se juega mucho con la escala de valores. 

-¿Cómo es un día suyo en la cárcel?

-Es duro. Es casi un mismo día, largo y monótono. Casi no veo televisión. Sólo leo libros sobre delitos económicos.

Fariña lleva dos años detenido en el penal de Ezeiza.

-¿Extraña la buena vida?

-No, para nada. Extraño a mi hijo de siete años y a mi padre, que con 79 años viene una vez con mes con una bolsa de comida. En prisión hice varios amigos. Creo que la clave es capitalizar el sufrimiento del encierro, aprender la lección. Quizá si no me metían preso hoy seguiría cometiendo errores. Los amigos del campeón se fueron.

-¿Cree que algún día volverán?

-No. Los quiero lejos. Bien lejos. Eso va a ser lo mejor. 

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