11 Abril de 2016 08:14
Aislado y dentro de una celda de 3 metros por 1,5. Así pasa sus días el “valijero” y arrepentido Leonardo Fariña tras haber declarado por más de 10 horas en la causa que investiga la denominada “Ruta del dinero K”.
Fariña, arrepentido, habría desnudado un posible entramado de corrupción.
Por la sensibilidad de los datos que entregó y la relevancia de las personas que involucró en su testimonio, el ex marido de Karina Jelinek se encuentra en una celda de resguardo de integridad física, tal como lo solicitó el juez federal Sebastián Casanello. Es que la Justicia entiende que su vida puede correr peligro.
Dentro del programa de protección para testigos, Fariña pasa 23 horas diarias entre las oscuras cuatro paredes que se convirtieron en su única compañía por estos días. Los restantes 60 minutos del día los pasa en el patio del penal de Ezeiza, en donde no puede cruzarse con nadie.
Fuentes penitenciarias calificadas desmintieron a BigBang que Fariña se encuentre en el Hospital Penitenciario Central. “No está sedado”, confiaron. Está aislado del resto de los internos y monitoreado las 24 horas por cámaras de seguridad en su celda.
La detención de Lázaro Báez fue un "espaldarazo" para Fariña.
El hombre que ante la Justicia parece haber detallado cómo funcionaba el sistema de asignaciones de obra pública para “hacer caja”, en la que el gobierno kirchnerista habría utilizado ese instrumento para hacerse del dinero del Estado, es, junto a los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci, el preso más custodiado.
Detalles exclusivos de las horas previas a su declaración
Los días previos a declarar, Fariña paso horas leyendo una copia de la causa y repasó varios libros de Derecho penal tributario. Se lo notó concentrado y centrado en diagramar con cuidado cada palabra de su declaración. Le requirió a su padre, de 79 años, que no fuera a visitarlo y sólo recibió a sus abogados.
El penal de Ezeiza, en donde residen Fariña y Lázaro Báez.
Los detalles de los momentos previos a dirigirse a Comodoro Py, fueron previstos a este sitio por un ex compañero de Fariña perteneciente al pabellón G del penal de Ezeiza. “Estuvimos todos pendientes de su declaración”, contó.
"No sabíamos que iba a destapar la olla. No lo vemos cómo un buchón porque a los que mandó en cana nos robaron a todos", cuenta sobre su compañero de celda.
Según contaron en su círculo íntimo, la estrategia mediática del “valijero” consiste en “derribar” la fama de “chanta y soberbio” que dejó en parte de la sociedad. Es por ello que ante el Juez se mostró arrepentido (habló de su padre y de su pequeño hijo) e intentó exponer una fuerte autocrítica. “Estoy preso por idiota y porque me subí a una Ferrari y me creí Dios", contó. Sin embargo, la detención de Lázaro Báez fue un espaldarazo. “No se imagina que voy a contar todo”, lanzó a sus allegados.
“Lo hago por mi papá”
Fariña está arrepentido de su accionar. O al menos así se lo manifiesta a su círculo íntimo. “Esto no lo hago por mí, lo hago porque quiero que mi papá sienta orgullo por mí, ya le generé mucha pena”, cuenta.
Fariña, triste por la decepción de su padre con su accionar.
Fariña cambió. El nuevo gobierno, los aires de Justicia en la sociedad, el trabajo del fiscal Guillermo Marijuan y su nueva abogada, Giselle Robles, provocaron que tenga ganas de “hablar”. Hasta ahora no se sentía con garantías en el penal y sentía que “lo tenían preso para que no hable”.
Ahora que lo hizo, su vida dio un giro de 180 grados. Se convirtió en el epicentro de una causa que podría revelar supuestos hechos de corrupción ocultos por 12 años de kirchnerismo.