13 Febrero de 2020 11:37
Florencia Kirchner volvió a utilizar su cuenta de Instagram luego de la publicación de la foto con su madre, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Nuevamente desde Cuba, en donde se encuentra bajo un tratamiento médico, la menor de la familia Kirchner subió una foto en donde se la ve con un ejemplar del libro “De la enfermedad” de Virginia Woolf.
A fin de mes se cumplirá un año desde que Florencia se encuentra en Cuba debido a un problema de "trastorno de estrés postraumático y un linfedema ligero de miembros inferiores", de acuerdo al último parte médico que tuvo que presentar ante el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 que la juzga, junto a su madre, a su hermano y a otras personas, por supuesto lavado de dinero.Lee más | La primera foto de Florencia Kirchner en Cuba: su debut en Instagram y cómo sigue su salud
En la leyenda que acompañó a la foto, Florencia escribió algunos de los fragmentos del libro en el que la autora hace referencia a como una enfermedad puede desatar un estado creativo.
"La transformación interior y exterior que desencadena en nosotros la enfermedad, el distanciamiento de los sanos. La pobreza del idioma para expresar el dolor físico. Las palabras dejan de fluir cuando el enfermo intenta describir el dolor". Texto: “El cuerpo interviene todo el día, toda la noche; se embota o se agudiza, se embellece o se marchita” / “Sin embargo, no sólo necesitamos un lenguaje nuevo más primitivo, más sensual, más obsceno, sino una nueva jerarquía de las pasiones: hay que disponer el amor a favor de los cuarenta grados de fiebre...” / “Hay una selva virgen en cada uno; un campo nevado en el que se desconocen incluso las huellas de los pájaros” (...) En cuanto nos vemos obligados a guardar cama o a reposar entre almohadones en un sillón y alzamos los pies unos centímetros sobre el suelo el otro, dejamos de ser soldados del ejército de los erguidos; nos convertimos en desertores. Ellos marchan a la batalla. Nosotros flotamos con las ramitas en la corriente; revueltos con las hojas muertas en el prado, irresponsables e indiferentes y quizá por primera vez en años capaces de mirar a nuestro alrededor, alzar la mirada y ver, por ejemplo, el cielo”, escribió.