El fantasma del fraude siempre sobrevoló los actos electorales, y muchas veces los resultados se ponen en duda. La práctica es antigua y reiterada, y puede definir una elección.
Mesa electoral de las legislativas de 1913.
Antes de la Ley Sáenz Peña, cuando el voto no era secreto, o durante la “década infame" de los años '30, cuando las prácticas de fraude eran moneda corriente, el delito convivía y modificaba los resultados. Ese fantasma, en menor medida, sigue estando presente: Axiomáticamente, lo denuncian los que pierden y lo niegan los que ganan.
Las prácticas fraudulentas pueden ser ingeniosas, violentas, o humillantes, y van desde el clientelismo, el voto-cadena y el robo de boletas hasta el corte intencional de electricidad y violencia.
Urnas y votos quemados en Tucumán.
Además, los expertos destacan que en un comicio como el del domingo próximo en el que -según marcan las encuestas- un punto puede definir todo, el fraude electoral cobra mayor relevancia. Por otro lado, el caso de las polémicas elecciones en Tucumán todavía está presente en la sociedad.
El control de los comicios es fundamental para evitar manipulaciones.
El manual del fraude
1. Suplantación de la identidad: Consiste en votar en lugar de personas fallecidas o de electores que están en el padrón, pero que no tienen la obligación de sufragar, como los mayores de 70, los menores de 18 años o los que viven en el exterior y no han cambiado su domicilio.
2. “Embarazo” de urnas: Esta variante se comete antes del inicio de los comicios y consiste en meter sobres con boletas adentro de la urna para “inflar” el caudal de votos de un determinado candidato. Luego, eludiendo a los fiscales, se altera en el padrón la cantidad de votantes, para que los números cierren.
3. Suplantación del presidente de mesa: Si bien la acción no constituye fraude, es un paso fundamental para permitir acciones de este tipo. Ocurre cuando se envían citaciones a gente que no vive más en el domicilio o que ha fallecido o directamente se le paga a la autoridad citada para que se ausente el día de la votación. Su lugar es tomado por la primera persona que está en la fila durante la elección, quien que ya fue "comprado" por un partido político.
4. Traslado de votantes: La práctica de movilizar a la gente en autos particulares, taxis o colectivos en sí no es fraudulenta, salvo que se la utilice para armar cadenas de votantes que reciben dinero cuando retornan al vehículo.
5. Voto en cadena o calesita: Esta modalidad comienza con el robo (o entrega, si se logró infiltrar al presidente de mesa) de un sobre vacío firmado que se le pasa a un votante, ya con la boleta del partido al que se quiere beneficiar. Cuando sale del cuarto oscuro y deposita el sobre en la urna, y antes de recibir la recompensa, el votante tiene que entregar vacío el sobre firmado que recibió para que “el puntero” meta allí nuevamente la papeleta del espacio que comete fraude, para que otro elector haga lo mismo y, así, hasta formar una cadena.
6. Adulteración de boletas: Se colocan papeletas falsas de partidos a los que se quiere perjudicar con el objetivo de que ese voto termine impugnado.
7. Robo de boletas: Es una de las metodologías más denunciadas y sucede durante todo el proceso de votación dentro de los cuartos oscuros.
8. Adulteración de actas: Una vez terminado el proceso de votación, se modifican los resultados reales en las planillas donde se vuelcan los números finales de cada mesa, haciéndolos coincidir con el telegrama, y suponiendo que esa urna no se abrirá más.
9. Volcar las urnas: Si no hay fiscales presentes es común que se cambien casi todos los sobres poniendo los del partido que comete el fraude, casi siempre el oficialismo. Otra variante es la sustitución de la urna completa antes de enviarla al Correo, o aún sobre el mismo vehículo en el que se realiza el traslado.
10. Caída del sistema o cortes de luz: Con la excusa de problemas técnicos informáticos o la falsa interrupción del suministro eléctrico, se modifican los resultados de los comicios.
11. Clientelismo: Es una de las prácticas fraudulentas clásicas, que no se da necesariamente el día de la elección, y que consiste en concederle favores, beneficios o dádivas al elector a cambio de su voto.
12. Coacción o presión: Consiste, principalmente, en impedir que la persona elija libremente amenazándola con sacarle algún beneficio o prestación o acompañándola al lugar de votación con el fin de manipular su decisión.
Perlita: El fraude, según Porcel y Olmedo
Para cerrar con humor, este fragmento de la película Argentina "Las Mujeres son cosas de Guapos" (1981), con Alberto Olmedo y Jorge Porcel, entre otras inolvidables figuras.