Existe un fantasma que recorre la Argentina: el de la desfinanciación. La falta de inversiones y de crédito internacional, que empasta el reverdecer económico argentino, se volvió el tema central en la mayoría de las charlas informales entre ejecutivos locales y funcionarios de los principales países del mundo. Los empresarios repiten lo mismo. La Argentina es rentable y atractiva para depositar capital, pero no es para nada confiable.
Este dilema no fue una excepción en la gira que emprendió la vicepresidenta Gabriela Michetti por África del Norte, que BigBang cubre en exclusivo.
Michetti, en el mercado marroquí La Medina.
“Las inversiones están llegando pero no al ritmo que queremos y los fondos que llegan todavía no se traducen en empleo“, se sincera, inquieto, un alto funcionario de Cancillería y ensaya una teoría que, jura, se desprende de una decena de reuniones bilaterales que mantuvo alrededor del mundo, desde Washington a Dubai: “Los países están esperando el resultado electoral de octubre para definir si invierten o no", confía en reserva, mientras degusta un delicioso plato marroquí servido en una vasija con conforma de cono que se denomina Tajín. Muy caliente y picante para el caluroso sol africano.
“Los países están esperando el resultado electoral de octubre para definir si invierten o no
Especulaciones y el "mandamiento" electoral
En el entorno de la Vicepresidenta ratifican la especulación política internacional sobre el destino de las elecciones parlamentarias a la hora de conjeturar por qué no llegan las inversiones. “Quieren que demostremos que tenemos el poder, además del control del Gobierno, por eso tenemos que ganar en octubre“, indican. La definición recuerda a uno de los “mandamientos“ electorales que Marcos Peña, el Jefe de Gabinete, suele compartir con sus cercanos: el mundo mira con cariño a la Argentina pero también con cautela porque teme que Cristina Kirchner gane las elecciones legislativas este año y prepare su regreso en 2019. El segundo semestre nunca estuvo más lejos.
Michetti se interesó por el circuito comercial de las artesanías autóctonas.
El "mantra" de la herencia
Es cierto que “la herencia“ es la explicación más conveniente, simple y cómoda para el oficialismo macrista. Lo repiten como un mantra: que no es culpa de Macri que el país “no arranque“; que las inversiones no llegan por culpa de Cristina y La Cámpora; que ellos buscan reinsertar a la Argentina en el mundo pero el peronismo no los deja y que hasta que el electorado no ratifique que “quiere un cambio“ va a ser imposible que lleguen dólares o euros al país. Hay algo de cierto; es el clima que se respira entre muchos empresarios.
Ayer, luego de una reunión que se suspendió por problemas de agenda de los funcionarios locales, a final del día la vicepresidenta recorrió La Medina, un típico mercado marroquí donde venden todo tipo de productos autóctonos. Compró algunas prendas, bandejas de madera y recuerdos hechos por artesanos locales.
LA FERIA, POR DENTRO
No fue casual: la vicepresidenta impulsa una iniciativa para revertir el pésimo comercio de artesanías argentinas en el mundo. Su asesor en el tema, Francisco “Pancho“ Irarrazábal, estudia con detalle cómo funciona la cadena de producción y distribución marroquí, que emplea a dos millones de personas (viven 33 millones) y genera el 7% del PBI de Marruecos. "Pancho" se animó incluso a probar un típico sombrero local, el Fez. Quizá el recuerdo más simpático que tienen la televisión argentina sea el de Moroco Topo, el compañero del inspector Ardilla.
La vicepresidenta compró artesanías.
Mientras tanto, la ausencia de inversiones sigue entre las mayores preocupaciones y los datos no son alentadores: esta semana la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (AAICI) publicó un informe que revela que los anuncios y montos de inversiones están en los mismos niveles que en diciembre de 2015, el último mes de gobierno K. Son los niveles más bajos de últimos 20 meses.
Francisco “Pancho“ Irarrazábal, con el típico sombrero local Fez.
De los grandes negocios al regateo callejero
Uno de los funcionarios argentinos que llegó para aceitar las relaciones comerciales recordó que las inversiones no llegan, como se dijo, por miedo a que vuelva Cristina, pero además porque los directorios de las grandes empresas (le gusta decir board, en inglés) no tenían previsto ni planificado traer proyectos a la Argentina. Revertir esa tendencia es un proceso lento y engorroso.
La cadena de producción y distribución marroquí emplea a dos millones de personas.
Una de las apostillas más interesantes la regaló ese mismo funcionario, especializado en inversiones. Con miles de millas encima de giras en busca de negocios, despertó ayer por la tarde críticas de la vicepresidenta por pelearle el precio a los humildes comerciantes. Hábil en los negocios, pasó un rato largo regateando en un mercado local un importante descuento por chucherías en madera. Logró algunas rebajas en ciertos negocios pero en otros se tuvo que ir con las manos vacías, incapaz de lograr concretar un buen negocio. No existe mejor metáfora para explicar por que, en general, la realidad es más cruda que las proyecciones de la planilla de cálculo.