19 Abril de 2022 12:03
El presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, quedó en el centro de la escena como consecuencia de todo el trajín que tuvo la aplicación del fallo del máximo tribunal que consideró inconstitucional a la ley que modificó la composición del Consejo de la Magistratura, la retrotrajo a la anterior a 2006 y le ordenó al Congreso que en 120 días tenga una nueva normativa, cosa que no sucedió.
Como consecuencia de todo esto, Rosatti comenzó a ocupar un rol central en el debate mediático. El presidente de la Corte Suprema se encuentra inmiscuido en la política desde hace décadas. Comenzó como fiscal municipal de la ciudad de Santa Fe, capital provincial, en 1989, dos años después en 1991 fue designado secretario de Gobierno, Cultura y Acción Social en el mencionado municipio para, de nuevo dos años después, en 1993 ascender a ser Secretario General de la Gobernación de la provincia.
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En 1994 se convirtió en uno de los convencionales para modificar la Constitución. Al año siguiente fue elegido intendente de Santa Fe. Casi una década después dio el primer paso en la política nacional cuando ocupó el cargo de Procurador del Tesoro entre 2003 y 2004. Como abogado del Estado comenzó a escribir varios artículos, sobre todo relacionados al derecho internacional, en lo que se conoció como la “Doctrina Rosatti”.
La salida de Gustavo Béliz como ministro de Justicia del presidente Néstor Kirchner en 2004, cuando el entonces jefe de Estado prefirió mantener su vínculo con el hombre fuerte de la SIDE, Jaime Stiuso, por encima de su funcionario, dejaron el terreno allanado para que Rosatti ocupara su cargo. Solamente estuvo poco más de un año a lo que se volcó a la labor docente.
En el ámbito privado ejerció el cargo de presidente del Instituto de Estudios Legislativos de la Federación Argentina de Colegios de Abogados (2010-2011). Fue presidente de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional (periodo 2013-2015) y es Director, conjuntamente con el Dr. Tomás Hutchinson, de la Revista de Derecho Público.
Entre 1999 y 2002 fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Santa Fe. En la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional del Litoral es profesor titular de las materias Derecho Constitucional y de Derecho Público Provincial y Municipal, y en la Universidad Católica de Santa Fe de Derecho público. En la Maestría de Derecho Administrativo de la Universidad Austral de Buenos Aires es profesor titular de Derecho Público Municipal; y en la Maestría de Derecho Procesal de la Universidad Nacional de Rosario es profesor titular de Teoría del Estado. Es profesor titular de Derecho Público Provincial y Municipal Ambiental.
Cuando Mauricio Macri asumió como presidente en 2015 fue uno de los dos hombres nominados para ocupar un cargo de la Corte Suprema. Su designación fue primera por decreto, lo que generó un escándalo institucional que obligó a Macri a mandar su pliego a Senado en donde no tuvo problemas para ser aprobado por amplia mayoría. No obstante ello todo el derrotero judicial que tuvo la nominación, incluyendo un fallo del ex juez federal de Dolores y muy cercano al kirchnerismo, Alejo Ramos Padilla, que impidió que estén en funciones Carlos Rosenkrnatz y él hasta que el Senado apruebe sus pliegos.
Luego de la jugada del operador del macrismo Fabián “Pepín” Rodríguez Simón para reemplazar a Ricardo Lorenzetti como presidente del máximo tribunal, Rosatti fue uno de los miembros de la denominada “mayoría peronista” junto al rafaelino y Juan Carlos Maqueda que se dedicó a sacar fallos adversos para los intereses de la administración de Macri.
Ya con el cambio de administración y con Fernández en el poder al principio no hubo fuertes discusiones con quien fuera su jefe. Pero todo eso cambió en las últimas semanas con una serie de decisiones que en el seno de la Casa Rosada sospechan que tienen que ver con la búsqueda de centralidad de Rosatti.
Ante esto, él respondió con que la decisión de que el presidente de la Corte sea el titular del Consejo, cuestión que más molesta al Gobierno porque le da al máximo tribunal el control total sobre la administración financiera de la Justicia, también era un anhelo de Lorenzetti.
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Cultivador del bajo perfil, Rosatti ya tiene abroquelado el apoyo de los restantes dos cortesanos, sobre todo después de las críticas de Lorenzetti por la forma en la que fue ungido como presidente de la Corte después de votarse a él mismo. Algo que, cabe recordar, comparó con lo que hizo el ex ministro Julio Nazareno en el año 2000.