07 Marzo de 2017 15:28
El gobierno nacional siguió con atención lo que pasó hoy en el acto de la CGT en el ministerio de Producción. La movilización masiva que terminó con el triunvirato cegetista abucheado e incidentes entre manifestantes fue leída con beneplácito por la Casa Rosada.
El Presidente estuvo lejos del lugar de los hechos: se refugio en la tranquilidad de la quinta de Olivos junto al ministro de Producción Francisco Cabrera, que debió abandonar el edificio de su cartera para evitar a la multitud. Juntos evaluaron como se iba armando la marcha y los discursos del triunvirato de la central obrera. Además, Macri recibió al ex presidente de Chile Sebastián Piñera.
Para los funcionarios que acompañan a Macri todos los días, el balance ofreció más razones para el optimismo que para la preocupación.
El presidente en Olivos, esta tarde, junto al ex jefe Estado de Chile Sebastián Piñera.
Cerca del Presidente, hicieron una primera evaluación del acto que puede resumirse en tres puntos:
1) Comparada con la movilización del 29 de abril de 2016, a la marcha de hoy fue menos gente.
2) La gran amenaza que temía el gobierno nacional no se concretó: el paro nacional sigue siendo una advertencia, pero no tiene fecha. El oficialismo cree que todavía es posible impedirlo.
El acto terminó con incidentes. Para el gobierno, pura ganancia.
3) Las diferencias de criterio entre la conducción cegetista y los manifestantes que coparon la primera línea frente al escenario terminaron en incidentes, corridas, disturbios y golpes. En el lenguaje de la Casa Rosada, la marcha terminó en una batalla campal.
Con ese balance, el oficialismo espera sentarse a negociar con la cúpula cegetista, evitar el paro y llegar a un entendimiento. Los cuestionamientos al triunvirato de la CGT pusieron en el ojo de la tormenta a Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña. Para el gobierno, hoy tienen menos legitimidad que ayer.