El próximo 10 de diciembre la Presidenta abandonará definitivamente el poder Ejecutivo y posiblemente volverá al lugar donde nació el kirchnerismo, a la provincia de Santa Cruz. Se espera que Cristina alterne su permanencia en el sur entre su casa de El Calafate y su residencia de Río Gallegos, que BigBang muestra por primera vez desde el aire. Y en HD.
La propiedad que se ve en las imágenes que ilustran esta nota es la que suele elegir la primera mandataria para descansar. Es uno de sus dos refugios, “su lugar en el mundo”, en el cual encuentra paz y desde donde podrá seguir en contacto permanente con sus funcionarios a partir de diciembre, una vez que termine su mandato.
La casa de Río Gallegos no sólo es su espacio para desconectarse de la vorágine política y donde disfruta de sus momentos familiares, que comparte con su entorno más íntimo, es además la misma propiedad que soñaba compartir con Néstor y que remodeló por completo a su gusto. Hoy está custodiada por una garita de seguridad y al menos un auto con custodios de forma permanente. Allí estuvo el 9 de agosto pasado cuando fue al sur a votar.
La casa de Cristina en Río Gallegos desde el aire. Allí descansa y disfruta de su familia.
El dron de BigBang sobrevoló el exterior de la propiedad para revelar cómo es el refugio en el cual la presidenta disfruta de la actividad que más placer le da cuando se aleja por una horas del ejercicio del poder: caminar por su jardín, mirar tele o películas y series. Ella se ha mostrado fanática, por ejemplo, de The Killing y otras series de Netflix.
El Jardín es paradójicamente ese el nombre del barrio en el cual se emplaza la vivienda, uno de los más exclusivos de Río Gallegos.
Ubicada sobre la calle Mascarello 441, la casa fue adquirida en 2009 y según trascendió en aquellos años la familia presidencial habría pagado por ella unos de US$ 500.000. No es una gran mansión, no pareciera tener lujo ni enormes dimensiones. Pero es su verdadero lugar en el mundo junto su otra casa en El Calafate.
Una vista aérea de la propiedad presidencial como nunca antes se mostró.
La historia
Néstor Kirchner y Cristina adquirieron la propiedad para disfrutar de aquellos fines de semana en los que el matrimonio presidencial podía escaparse al sur del país. Él ya había gobernado el país y ella había sido elegida para reemplazarlo en 2007. Habían pasado dos años de su primer gobierno. Hasta la muerte de Néstor, ambos participaban de la decoración aunque era ella en persona -como siempre- quien prevalecía en la elección de los colores y los detalles de las refacciones. Cristina solía bromear con que ella tenía la verdadera soberanía sobre el control remoto a la hora de hacer zapping.
El parque y la antena de Direct TV, el servicio de TV paga preferido por el matrimonio.
Amante de los cuadros y las flores, quienes visitaron la casa destacan el buen gusto de La Jefa de Estado, quien además ordenó la ampliación del living, las habitaciones y la refacción de todos los baños. Hoy todavía se ve un espacio que se había construido especialmente para Néstor: un coqueto quincho para los clásicos asados que el ex presidente solía organizar. En esa casa se tejieron gran parte de las decisiones políticas más importantes del país.
Para resguardar la intimidad presidencial, los Kirchner instalaron un complejo sistema de seguridad con rejas, portones de seguridad y cristales blindados. A su vez desde la llegada del matrimonio presidencial al barrio la presencia policial se incrementó considerablemente.
El llamativo terreno detrás de la propiedad. Unos árboles impiden tener visión del patrio presidencial.
Con ladrillos a la vista y un estilo similar a Los Sauces, la casa de El Calafate, la propiedad se transformó en el búnker de descanso de CFK. Y allí, en su patio, la mandataria disfruta de si primer nieto, Néstor Ivan, hijo de Máximo y Florencia. Y posiblemente allí también juegue con su próxima nieta, a punto de nacer, Victoria Vaca Narvaja. Será el lugar desde donde Cristina mire -y quizás participe- del poder a partir del 10 de diciembre.