12 Julio de 2018 13:49
"Antonia Macri, la hija del presidente, interpretó a María Antonieta en un acto de su colegio en el Liceo Francés", informa una llamada en tapa de la edición argentina de la revista ¡Hola! . La nota dice que el grupo de Antonia, de 6 años, hizo "una representación del 14 de julio, la toma de la Bastilla y la invasión del Palacio de Versalles" y que "a la heredera del presidente le tocó un papel protagónico: María Antonieta". No es por cuestionar el casting escolar, pero es por lo menos insólito que la hija de un jefe de Estado represente el papel de uno de los gobernantes más odiados de todos los tiempos. Una reina a la cual, además, la acusaron de traidora y le cortaron la cabeza.
Antonia (disfrazada de María Antonieta) y su madre, Juliana Awada.
Lo cierto es que María Antonieta estaba lejos de ser un personaje popular en Francia. Bien lejos. La llamaban "Madame Déficit" o bien "Loba austríaca", por nombrar algunos de los más elegantes apodos que recibió. También la llamaban "azote y sanguijuela de los franceses". Fue acusada de conspirar contra Francia en pos de los intereses de Austria, el país donde había nacido. Esposa de Luis XVI y Reina Consorte, era famosa por su frivolidad, por su desmesura y por su falta de sensibilidad social. A ella se le atribuye una frase poco feliz que se convirtió en símbolo de la distancia entre el pueblo y su gobierno: "Que coman pasteles", habría dicho, cuando se le hizo saber que el pueblo no tenía para el pan de cada día.
María Antonieta, uno de los personajes más odiados de la histora.
Se sabe: el 14 de julio de 1789, con el triunfo de la Revolución Francesa, la historia de la humanidad cambió para siempre. Los reyes fueron destronados y el odio hacia ellos, que ya era enorme, mutó en sed de venganza. En 1791, en medio de la noche, Luis XVI y María Antonieta intentaron escapar en medio del bosque, vestidos de plebeyos. La conspiración fue descubierta, los reyes fueron capturados y debieron regresar a París.
En 1793 fueron ejecutados ambos reyes. Habían sido acusados de traidores. Primero le tocó a Luis XVI, en febrero. En octubre le tocó el turno a María Antonieta. Ambas ejecuciones fueron públicas, ante un pueblo que se había reunido para celebrarlas.
María Antonieta tenía 37 años cuando fue guillotinada. El verdugo, triunfal, alzó su cabeza y se la mostró a la multitud, en lo que hoy es la Plaza de la Concordia. Con su muerte se terminó la monarquía en Francia, una institución que para los franceses era el mal mismo, pero que además halló en Luis XVI y María Antonieta a sus figuras más despreciadas. En qué estaba pensando la maestra cuando le asignó ese papel a Antonia, en qué estaba pensando el presidente Macri y su esposa cuando la dejaron representarlo, nunca lo sabremos.