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Javier Milei insiste en ir contra Lali: Gramsci y los molinos de viento del socialismo

El presidente habló de un sistema colectivista desde la "educación, la cultura y los medios de comunicación".

16 Febrero de 2024 13:30

El presidente Javier Milei volvió a ser noticia por demostrar una profunda ignorancia histórica y política respecto a la Argentina y lo sucedido en occidente en los últimos 100 años. En su afán de seguir enfrentándose con la cantante Lali Espósito, realizó un posteo que título "desarmando el Gramsci kultural" en donde dejó en claro un alto desconocimiento de los hechos y de la realidad nacional e internacional.

"La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica. Este sistema está podrido y por donde se lo toca sale pus, mucha pus, muchísima", comenzó Milei, en su ya típica tónica y su estilo en el que los argumentos brillan por su ausencia.

"Gramsci señalaba que para implantar el socialismo era necesario introducirlo desde la educación, la cultura y los medios de comunicación", continuó. El nombre que mencionó es el de Antonio Gramsci, un filósofo comunista italiano que pasó los últimos 10 años de su vida preso, perseguido e impedido de la atención médica que le correspondía por su estado, a partir de una decisión del dictador fascista Benito Mussolini.

Lali Espósito se transformó en la principal rival política de Milei, junto al socialismo gramsciano.

"Argentina es un gran ejemplo de ello. Cuando uno expone la hipocresía de cualquier vaca sagrada de los progres bienpensantes, se les detona la cabeza e inmediatamente acuden a todo tipo de respuestas emocionales y acusaciones falsas y disparatadas con el objetivo de defender a capa y espada sus privilegios", escribió después Milei.

La confusión es evidente. Ni en la Italia de Gramsci hubo instituciones socialistas, como las que hace mención. Tanto la educación, la cultura y los medios de comunicación, aquí y en cualquier lugar del planeta -salvo poquísimas excepciones-, tienen una orientación capitalista, que prepara, por ejemplo, a los alumnos para el sistema actual y no para uno de propiedad colectivizada.

La Argentina no es excepción. El peronismo que tanto le gusta tildar como socialista al mandatario, fue el proyecto más claro de un capitalismo conciliador de clases que la historia de occidente haya mostrado. La ideología más popular del país, es abiertamente anti socialista y busca lograr que obreros y empresarios tiren todos del mismo carro, al igual que otros regímenes similares, mientras que el -dormido- comunismo lucha por una sociedad sin patrones y en la que todos vivan de su trabajo.

El último posteo de Javier Milei que mezcló a Antonio Gramsci con Lali Espósito.

La acusación de Milei no se detuvo allí y continuó unos párrafos más. Aunque al igual que lo que está mal concebido desde su origen, la ideas que expuso después ya perdieron algún eje racional y apuntaron hacia todos lados, sin discriminar a peronistas de radicales o del Pro.

"Así no sólo quedan expuestos aquellos que reciben los privilegios de los políticos en términos de remuneraciones no validables a mercado, sino que también quedan expuestos aquellos políticos, gobernadores e intendentes que se valen de los recursos aportados por los pagadores de impuestos para hacer propaganda política, y por supuesto también los seres más miserables de la política aparecen en busca de alguna ventajita que se apalanque en lo políticamente correcto (aunque en el fondo implique un acto violento). Sin dudas, cualquiera sea la columna que se denuncie del edificio de Gramsci, los receptores de privilegios de las otras dos saldrán en su auxilio", expresó Milei.

"Por lo tanto, lo más maravilloso de la batalla cultural llevada a la política versada sobre el principio de revelación es que cuando uno señala las vacas sagradas del edificio de Gramsci, automáticamente genera una línea de separación entre los que viven de los privilegios del Estado y las personas de bien", aseguró el presidente.

Antonio Gramsci (1891-1937)

La insistencia en rememorar al italiano que escribió gran parte de sus obras en una prisión y la división entre "las personas de bien" del resto, hacen imposible continuar el texto sin ingresar en lo que significaron para el mundo los regímenes fascistas que se impusieron en gran parte de Europa como respuesta al comunismo, entre los años 20 y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Tanto Mussolini como Hitler también ampararon sus persecuciones y genocidios en defensa de los alemanes e italianos de bien. El relato que busca dividir a la sociedad entre puros e impuros, orcos y elfos, no es inocente. Una de las cosas que le impiden llevar adelante un gobierno de ese estilo es, justamente, la institucionalidad capitalista que él señala como socialista.

La Argentina cuenta con instituciones bien marcadas que defienden la propiedad capitalista y el derecho de los empresarios. En el medio, también hay otras que hacen lo propio con los trabajadores, a quienes reconoce como parte activa y fundamental del sistema productivo. Los molinos de viento, a los cuales se enfrentaba el Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes como si fueran monstruos, también están presentes para un Milei que gobierna un país capitalista, del cual está convencido que es socialista sin serlo.

Victoria Villarruel y Javier Milei.

Lo más paradójico de todo este posteo sin sentido intelectual es que ni siquiera es fue una reflexión seria de macroeconomía o de presteza parlamentaria. Simplemente se trató de una nueva amenaza contra Espósito, quien ayer le contestó con altura a las amenazas presidenciales.

"Acá el problema no es una actriz. Es una arquitectura cultural diseñada para sostener el modelo que beneficia a los políticos. Bueno, nosotros venimos a terminar con eso. Sin embargo, muchos no la ven y no pueden disfrutar de esta clase aplicada. ¡Viva la libertad, carajo!", cerró su publicación.

Si algo le faltaba a la locura de posteo que realizó el mandatario, fue el apoyo de la vicepresidenta Victoria Villarruel, otra figura que, quizás en afán de defender el genocidio perpetuado por sus ídolos, quienes integraron las Fuerzas Armadas durante la última dictadura militar, escribió y celebró el sentido de las palabras de Milei.

Victoria Villarruel apoyó la publicación de Javier Milei y aportó su visión.

"El adoctrinamiento en la educación viola los DDHH de los niños y adolescentes protegidos por la Convención sobre los Derechos del Niño ratificada por Argentina en 1990 y con rango constitucional desde 1994. Ningún adulto puede utilizar su posición de superioridad como docente para influir, adoctrinar o ideologizar menores de edad y esta es una de las problemáticas que han sido responsables de que tantos jóvenes crean que violar la ley es un derecho", lanzó, convencida de que la discusión sobre el sistema capitalista tiene que ver con un rol de los docentes e intelectuales y no con la injusticia que cotidianamente se vive en Argentina o en cualquier otra parte del mundo.