Jugó con su figura. Pero finalmente terminó descartando cualquier posibilidad de una candidatura. El presidente, Mauricio Macri, negó ayer que su mujer, Juliana Awada, pueda ser candidata. Lo hizo sin negar que la hayan mandado a medir. Claro, el Gobierno suele medir cada paso que da y cada figura que tiene en Cambiemos.
Awada, en actividad. Suele encarar actividades sociales junto a referentes de Cambiemos.
En ese marco, detrás de la negativa se esconde un sondeo de buena performance: se trata de una encuesta de la consultora Isonomía realizada en el área Metropolitana hace unos 40 días aproximadamente.
En ella se midió la imagen de la primera dama. Y los resultados no fueron nada malos: en la Capital Federal Awada tiene una imagen positiva cercana al 50% y una negativa del 20%.
También los resultados en la Provincia de Buenos Aires fueron buenos: un 40% de positiva y un 20% de negativa.
La primera dama acompaña a Macri en su agenda internacional.
A pesar de ello, Macri decidió no exponer a su mujer a la real politik. La primera razón, y acaso decisiva, es que ella no tiene voluntad de hacer política. En todo caso, decidió inmiscuirse en el área de Desarrollo Social y generó un buen vínculo con la ministra, Carolina Stanley, pero no se imagina en un rol de candidata.
Awada prefiere aportar un rol social en la gestión de Macri.
En este contexto, Juliana decidió adentrarse en especial en las políticas de primera infancia. Así lo hizo en el segundo mandato de Macri: se ocupó, muchas veces en silencio y sin fotos, de visitar los CPI, los centros de primera infancia, un hito que comenzó María Eugenia Vidal como ministra, allá por 2008. Curiosidades: la consultora Poliarquía fue la que se ocupó del monitoreo del plan de CPI. Y, en ese entonces, fue Fabián Perechodnik, amigo de Vidal, quien tenía a su cargo el trabajo. Hoy Perechodnik reedita el trabajo conjunto con la gobernadora como secretario General bonaerense.
Como sea, el caso Awada llevó a estudios cuantitativos y cualitativos por parte del Gobierno. ¿Convenía sacarla como candidata? Por ahora la negativa sigue siendo contundente pero, como suele predicar el jefe de Gabinete, Marcos Peña, sigue en estudio su imagen de manera constante.
Juliana, y Antonia, ambos son el sostén emocional del Presidente.
“Su rol sigue siendo como primera dama y el de acompañar al presidente”, confían en la Casa Rosada. Y recuerdan que Juliana fue de menor a mayor en la campaña de 2015: terminó al lado de él todo el tramo final, entre actos y visitas al Interior. Incluso, se sumó Antonia, la pequeña hija de ambos.
Por ahora, Juliana seguirá siendo eso: el principal sostén emocional del presidente. Ni más ni menos.