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Política

La Bersa calibre 22 y Lagomarsino, las claves en el giro del caso Nisman

El fiscal Ricardo Sáenz elevó un dictamen sobre la muerte del ex fiscal del caso AMIA. Los argumentos y por qué Lagomarsino vuelve a ser sospechoso.

25 Febrero de 2016 09:59
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Tras el dictamen del fiscal Ricardo Sáenz, en el que asegura que al fiscal Alberto Nisman lo asesinaron, la Bersa calibre .22 volvió a quedar en el centro de la polémica. 

Según Sáenz, la pistola deja rastros de pólvora en las manos de quien dispara, pero de acuerdo con el resultado que arrojaron las pericias, no se hallaron esos rastros en el cuerpo de Nisman.

La querella a cargo de la jueza Sandra Arroyo Salgado, la ex esposa del fiscal, se inclinó en ese sentido en varias ocasiones durante todo el año pasado. Esta mañana, tras conocer el dictamen de Sáenz, el abogado querellante, Manuel Romero Victorica, aseguró que “no había residuos de disparos” en el cuerpo del fiscal, por lo que aseguró: “Él no disparó el arma, la disparó un tercero y estamos hablando de un asesinato”, le dijo a TN.

Según el fiscal Sáenz, Lagomarsino debe ser investigado por la muerte de Nisman.

En su dictamen, el fiscal Sáenz señaló que “no caben dudas de que no fue Alberto Nisman quien disparó el arma que le dio la muerte” debido a que no se hallaron los restos de la pólvora en las manos de Nisman. Un año atrás, uno de los peritos forenses más reconocidos del país, Mariano Castex, señalaba que ese revolver no siempre deja rastros en las manos de quien dispara.

“Hay pruebas de rigor científico, que ya hemos explicado en miles de oportunidades: en las manos del fiscal no había residuos de disparos”, apuntó Romero Victorica. Pero ahora, más allá del arma, tanto el fiscal Sáenz como la querella creen que hubo una “zona liberada” para que el supuesto asesino actúe con libertad en el edificio Le Parc, de Puerto Madero. “Es llamativo que ese día no hayan funcionado las cámaras”, apuntó Romero Victorica.

La Gendarmería Nacional hizo un operativo esta mañana en las torres Le Parc.

Pero además, Sáenz apuntó contra el técnico informático Diego Lagomarsino, asesor de Nisman y quien le prestó el arma del cual salió la bala que le provocó la muerte al investigador. Cree que debe ser imputado no sólo por prestarle el revólver, sino por la muerte del fiscal.

En el crimen, entiende Sáenz, existió una zona liberada para “neutralizar su actuación profesional”. El día en que fue hallado sin vida, Nisman debía declarar ante el Congreso de la Nación por su denuncia contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y otros funcionarios del gobierno anterior por el memorándum de entendimiento con Irán, para esclarecer el atentado a la AMIA que él investigaba.

INSPECCIÓN OCULAR EN EL DEPARTAMENTO

Más de trece meses después de la muerte del fiscal, se realizó una inspección ocular en la vivienda del investigador. Fue ordenado por la jueza de la causa, Fabiana Palmaghini, y lo llevó adelante la Gendarmería Nacional, que no había participado de los procedimientos en la torre Le Parc, que estuvieron a cargo de la Policía Federal y la Prefectura Naval.

La bersa calibre .22 con la que se produjo el disparo que mató a Alberto Nisman.

Allí participó el querellante Romero Victorica, quien sostuvo que asistieron con el objetivo de “estar presentes para verificar datos y chequear algunas cuestiones”, aunque evitó dar mayores precisiones. “El plano no se había hecho completo, por eso se ordenó que se realice”, agregó luego a radio Mitre.

Además, el abogado querellante aseguró que el dictamen del fiscal Sáenz es muy importante, ya que es un superior a Viviana Fein, la fiscal que investigaba la muerte de Nisman. “Hay elementos suficientes para considerar que estamos hablando de un hipótesis de homicidio”, reiteró el querellante.