El revuelo que causó los dichos de la diputada electa por el partido de La Libertad Avanza, Diana Mondino, sobre el mercado de órganos llegó hasta los oídos de Ezequiel Lo Cane, el papá de Justina e impulsor de la Ley que lleva el nombre de su hija que busca concientizar e incrementar el número de donaciones de órganos y repudió sus dichos: "Antes de mejorar algo de o de opinar algo hay que comprender y conocer muy bien lo que está funcionando y porque está funcionando de esa manera, y no creo que ella lo esté haciendo", dijo.
En una entrevista con La Nación Más (LN+), Mondino había expresado los argumentos por los cuales el mercado de órganos sería viable en la argentina y dijo que se trata de "algo radicalmente distinto a la venta" y que en verdad, expresa "una transacción" que no implica necesariamente un cobro. Además, a pesar de pronunciarse a favor de la Ley Justina, insistió en que "sería necesario modificarla".
Al respecto, Ezequiel, consultado por BigBang, dio su parecer y contó cómo es el proceso de la donación de órganos en Argentina, la cual describió como un acto de amor y empatía y le solicitó a los dirigentes políticos ser absolutamente serios cuando hablan del tema, ya que se trata de un caso de la lucha entre la vida y la muerte.
- ¿Cómo te tomaste lo que dijo Mondino sobre la venta de órganos, poniéndote a vos como ejemplo con el caso de tu hija?
Como con otras cosas en la vida, la donación de órganos se tiene que hacer desde el amor. Cuando vos elegís una universidad, lo elegís con un criterio, cuando elegís un trabajo también lo hacés en base a dónde te vas a sentir más cómodo, cuánto vas a cobrar, de qué vas a trabajar, pero en este caso es distinto. Es una decisión que se toma por amor y la donación en el mundo está establecida así y sobre todo en Argentina. La Ley Justina es un avance porque dice que donar órganos es una decisión individual, no es una decisión que va a tomar un tercero, por vos, cuando son mayores de edad, a los 18 años y eso es un avance hermoso y muy importante. Antes la discusión estaba en si uno fallecía y la decisión era tomada por la familia, entonces sí es importante destacar el proceso.
Entiendo que Mondino habla de un premio Nóbel de Estados Unidos en el que se estableció el tema del trasplante y evidentemente nosotros a partir de lo estudiamos y formamos un equipo de profesionales de la salud, ONGS y otros actores muy completos para hacer esta Ley. Nos vienen a hablar y preguntar de países líderes como Estados Unidos y España sobre esto. Por supuesto que copiamos cosas del resto del mundo y las mejoramos, como el trasplante cruzado por ejemplo.
-Acá tenemos un ejemplo del trasplante cruzado con el caso de Jorge Lanata, de hecho...
¡Sí!, es bueno que lo traigas a colación porque el caso de Lanata fue algo especial, tuvo que hacer un proceso judicial para poder hacerlo porque fue antes de la Ley Justina en Argentina. Pero a partir de la Ley ya no hace falta que eso pase. De hecho, ahora se hacen trasplantes cruzados pero son menos de una decena, podría decirte que fueron unos cinco o seis. s muy poco en comparación con lo que debería suceder, teniendo en cuenta que tenés más de 30.000 personas haciendo diálisis en el país, quiere decir que entonces ese punto aprobado por la Ley Justina no se aprovecha para esos casos.
-¿Cómo podría mejorar el proceso entonces?
Hay 30.000 personas que se tiene que conectar a máquinas tres o cuatro veces por semana más de cuatro horas por día y esas personas podrían verse beneficiadas con el trasplante cruzado si funcionara bien. Pero hay un montón de factores; los médicos de diálisis tiene que estar informados y tienen la obligación de avisarle a los pacientes que tienen el derecho de solicitar un trasplante cruzado y articular el proceso, asimismo, a los donantes que puedan hacerlo. Supongamos que vos necesitas un riñón y hermano no es compatible, pero yo sí y pareja lo es conmigo, entonces ahí se puede generar una cadena de trasplantes cruzados múltiples y se genera una red. Lo que pasa es que tenés que tener en cuenta un montón de cosas... Una de ellas es la sincronización de las prepagas que tenga cada una de esas personas. Hay un montón de puntos de la Ley que todavía hay que cultivar y se deberían cumplir. Pero en eso estamos trabajando con el equipo de Casa Justina en todo el país. La Ley está, hay que cumplirla.
- Por este motivo ha llamado la atención los dichos de Modino, ¿Te parece desacertado que haya dicho lo de mejorar la Ley en este contexto?
Lo que pasa es que para decir que algo tiene que mejorar o opinar se mejorar algo primero hay que comprender y conocer muy bien lo que está funcionando y por qué está funcionando de esta manera. Y creo que ella no lo está haciendo. Yo te podría mencionar al menos 8 puntos de cosas que dice la normativa y no funcionan bien, pero no es porque la Ley Justina no esté completada, porque contempla absolutamente todo, hemos trabajado para eso, tenemos profesionales que se encargan de eso. Pero es necesario que se concientice y se hable para que aprendan los valores hermosos que tiene la donación, el trasplante, pensar en cuidar al otro y en cuidarse a uno mismo porque si algún día lamentablemente nos toca fallecer, nuestro cuerpo puede ayudar a otras personas a seguir viviendo.
-¿Cómo es el proceso de donación?
Hay dos procesos, puede ser de donante vivo o fallecido. El donante vivo es aquel que te puede donar un riñón o médula ósea y el fallecido tiene que ser evaluado por el INCUCAI. Las personas que se encuentran en terapia intensiva, por ejemplo, cumplen con la mayor cantidad de requisitos médicos para ser donantes porque sus órganos están -o deberían estar- en buen estado. Si una persona de repente fallece en un accidente automovilístico, su corazón deja de enviar sangre y no lleva a ciertos órganos entonces capaz se deterioran. Pero en el caso de la terapia intensiva, es obligación avisar los fallecimientos que suceden para que el INCUCAI pueda conocerlos y establecer a quien corresponda. Lo que pasa es que no en todas las terapias lo informan. Eso es algo a mejorar.
Estamos trabajando en un protocolo con profesionales de la educación, armándolo con personas del Ministerio de Educación porque la Ley Justina contempla varias cosas; entre ellas, hablar de esto en los colegios para que los niños y los padres sepan que si alguno de ellos fallece, puede dar vida. Sin embargo, no es solo eso, hay que acortar los tiempos de ejecución de los centros de atención jurídica por las muertes catastróficas o accidentales. Argentina también está el tema de la inserción laboral las empresas que contratan personas trasplantadas, con el beneficio de excepción positiva sobre las cargas impositivas de esa persona.
-Entonces, sabiendo ya todo esto, ¿Cómo tiene que hablar un dirigente?
Es que al principio hay decisiones que se toman en la vida de forma criteriosa pero el trasplante es una decisión que se da por amor. Más allá de las ideas que puedan tener en lo económico o en lo social, es muy importante que una persona se comprometa a liderar un país y que su gobierno tenga una faceta de humanismo, de sensibilidad, de compromiso con la sociedad. Si tenés humanismo y sensibilidad hay ciertos temas que tenés que tocar con mucho cuidado, informarte muy bien sobre lo que estás hablando, sobre todo porque son temas críticos y relacionados con la vida y la muerte, si no lo hacés bien, podés generar confusión. No puedo ni decirlo en voz alta (la posibilidad de la venta de órganos). No puedo confiar en alguien en otros temas si no tiene este compromiso y esta responsabilidad. Es muy importante la empatía para empezar por el otro.
La verdad que yo admiro a las personas que toman esa responsabilidad y que lo hacen con un compromiso sensible y humano al al rol de estar en su gobierno y ser políticos. Pero tampoco es fácil para mí como papá de Justina. La cuota de humanismo y responsabilidad en estos casos sí importa. Yo no voy a dejar de informar, habló del tema a través de redes sociales y en la página www.multiplicatex7.org.
La lucha de Justina y Ezequiel se hizo realidad y, como dice la página oficial, el 26 de julio de 2018 su nombre se convirtió en esperanza, al promulgarse la Ley 27.447 de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, la "Ley Justina".