La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, pasa horas de tensión con el presidente del Banco Provincia, Juan Curutchet, por sus enfrentamientos sobre las líneas de crédito que tiene que ofrecer la entidad, en especial para las Pequeñas y Medianas Empresas (Pyme).
El detonante ocurrió hace más o menos dos semanas cuando la mandataria provincial le indicó que debía crear una nueva línea de crédito para asistir al mencionado sector en un contexto en donde las altas tasas de interés juegan una mala pasada a la inversión productiva. La respuesta de Curutchet fue tajante: “No hay plata”.
El anuncio de la semana pasada en donde Vidal estuvo junto a Curutchet y le tiró algunos palitos.
El titular del Banco Provincia tuvo entonces que confesarle a la gobernadora que durante septiembre, solamente, se generó un déficit de $800 millones, cifra que encendió todas las alarmas. En ese mismo momento le explicó además que él le había dado la instrucción a todas las filiales de la entidad que corten todas las líneas de crédito y se focalizaran en conseguir que los clientes conformen plazos fijos para acrecentar el flujo de dinero puertas adentro.
El hecho fue negado por fuentes de la administración ante la consulta de BigBang ,pero si fue ratificado por fuentes gremiales y gubernamentales. El anuncio inicial de la línea eran $2.500 millones pero pasaron a ser $11.000 millones y van a ser $6.000 millones más”, sostuvieron desde la entidad en donde remarcaron que “todas las semanas Curutchet se junta con titulares de Pyme para estas líneas”. Por último, ante la consulta de este medio, negaron que exista dicho rojo.
Pero la cifra no es lo único que molestó a Vidal; por primera vez en su gestión la entidad bancaria tiene un rojo en sus cuentas. Algo de esto quedó en evidencia la semana pasada durante el anuncio cuando la gobernadora manifestó que suele darle dolores de cabeza a Curutchet y hasta remarcó que a diferencia de una entidad privada la función del Banco Provincia tiene que ser otra y por consiguiente tener otro enfoque.
Estas tensiones se dan además en el medio de un contexto complicado para la Provincia en lo que respecta al financiamiento y a las obras. Al ajuste que se negoció con los gobernadores, sobre el que escribió BigBang y que apunta básicamente a castigar a Buenos Aires y a la Ciudad, se le suman las altas tasas de interés que le piden al ministro de Economía, Hernán Lacunza, en el exterior.
Todo esto repercute de forma directa en la planificación de infraestructura, sobre todo en las hídricas que son la principal preocupación de Vidal desde que asumió.
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Los problemas en el Banco también incluyen el malestar del gremio con Curutchet, que se centra en dos cuestiones. La primera es el haber aceptado que el déficit de la caja jubilatoria propia de los empleados del banco sea compensada con las arcas de la propia institución y no como sucedía antes de que la Provincia se hacía cargo y luego, vía el Convenio 400, se lo devolvía la Nación. El segundo es el uso político que sostienen que Vidal le da: remarcan las promociones de 50% de descuento de los miércoles y las tasas de interés más bajas en todas las líneas.
Uno de los afiches que se encuentran en el banco por la falta de publicación de los balances.
Mañana incluso, cuando se festeje el Día del Bancario por el cual recibirán en promedio una cifra no remunerativa de $28.000 en promedio, se espera un duro discurso por parte de los representantes del gremio.
Es que el malestar es amplio y abarca a varios sectores. Siempre con Curutchet en el medio. Incluso hay un informe interno, un memo del BAPRO, que generó preocupación en Gobernación donde Curutchet autorizó que el presupuesto para el restaurante para los directores y algún que otro gerente, gaste $15 millones de pesos.