24 Diciembre de 2015 10:16
“El 31 de marzo”. Esa es la fecha tan ansiada de Mauricio Macri. Es que el presidente podría reunirse ese día a solas con su par estadounidense, Barack Obama. Sería todo un logro en sólo cuatro meses de gestión. Cambiemos realiza, justamente, cambios abruptos en todas las áreas, incluida la de las relaciones internacionales: el lunes exigió en la Cumbre del Mercosur por el respeto de los derechos humanos en Venezuela. La Casa Blanca no realizó una mención oficial, pero habría hecho llegar su felicitación extraoficial a la Casa Rosada.
Según publica hoy el diario La Nación en la pluma de Carlos Pagni, a diferencia de la prioridad política del kirchnerismo en las relaciones bilaterales, el macrismo centraría la relación con los países a partir de las necesidades económicas. Antes de la posible reunión con Barack Obama, Mauricio Macri debería avanzar, a través del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, con un acuerdo con los “fondos buitre”. Y, aparte, un swap con la Reserva Federal para fortalecer los activos del Banco Central. Muchas empresas de origen estadounidense están deseosas de conocer el nuevo “clima de negocios” que reinaría en la Argentina de Mauricio Macri.
Menos confrontación, más diplomacia. Macri intentará normalizar la relación con Estados Unidos.
La nueva relación con los Estados Unidos no implicaría necesariamente un enfriamiento en las relaciones con la otra superpotencia: China. El objetivo del presidente, a través de su embajador Diego Guelar, es conocer los detalles de los acuerdos firmados entre Cristina Kirchner y Xi Jinping para reorientar las inversiones prometidas hacia otros proyectos de infraestructura.
La nueva relación con los Estados Unidos no implicaría un enfriamiento en la relación con China.
Por caso, el financiamiento de las represas, justamente, santacruceñas podría frenarse, pero podría continuar la modernización del Ferrocarril Belgrano Cargas. Mauricio Macri estaría cara a cara con Xi Jinping cuando en septiembre viaje a China para asistir a la Cumbre del G20.
De esta manera, Cambiemos buscará cambiar el tablero político económico armado por el kirchnerismo en los últimos doce años. La flamante canciller Susana Malcorra, entonces, deberá aprovechar su experiencia como ex jefa de gabinete de la ONU para negociar con los principales líderes del mundo el regreso de la Argentina a los primeros lugares del mundo.