Ricardo Lorenzetti, el hombre que se imaginó un destino político trascendente desde su sillón de presidente de la Corte Suprema de Justicia durante más de una década, tuvo que resignar su poder hoy a manos de Carlos Rosenkrantz, uno de los integrantes del máximo tribunal que llegó impulsado por el gobierno de Cambiemos, que hoy festejó la movida, como lo hizo en forma tan elocuente Elisa Carrió, la principal acusadora del abogado oriundo de Rafaela.
En los pasillos del Palacio de Justicia se hablaba hoy del fin de una era, del ocaso del personalismo en la conducción del Poder Judicial de la Nación, de una democratización en la toma de decisiones, al definir el significado de la salida de Lorenzetti de la presidencia, a pesar de que aspiraba a seguir ocupando su cargo.
Sólo dos de los cinco jueces habían expresado a su pares que tenían intención de ser presidentes de la Corte: Lorenzetti y Rosenkrantz. Horacio Rosatti ya había dicho que no le interesaba encabezar el Poder Judicial en esta etapa. Juan Carlos Maqueda y Elena Highton de Nolasco ya se habían expresado en el mismo sentido. En la Corte dicen que Lorenzetti sospechaba de Rosatti, pero quien finalmente lo desplazó fue Rosenkrantz.
Fue durante el habitual acuerdo de los martes -como se denomina a las reuniones semanales de los cincos jueces- que se resolvió decidir el futuro de la presidencia de la Corte, una cuestión que habitualmente se discute entre los meses de septiembre y octubre para que haga efectiva a fin de año. Según consignó la acordada de la Corte, fue Highton quien propuso a Rosenkrantz como presidente, mientras que éste la propuso a ella como vice. Lorenzetti y Rosatti respaldaron la fórmula, mientras que Maqueda propuso a Lorenzetti y Highton. La nueva conducción asume el 1° de octubre.
El cambio de presidente implicará también un cambio en la toma de decisiones en la circulación de los expediente, una atribución hasta ahora reservada a la presidencia. Si bien se no se quiere utilizar la palabra “cajoneo” para definir lo que ocurría hasta ahora, es en el fondo lo que hasta ahora pasaba. Una de las cuestiones que se plantea es que los expedientes a tratar se elijan entre los cinco magistrados, a eso se apunta cuando se refieren a la democratización.
“Al gobierno le interesan que salgan lo fallos que tienen que ver con la caja”, dice una fuente al referirse a lo que se viene. Y en esa lista se anotan fallos por tarifas, reforma previsional, el pago del impuesto a las ganancias por parte de los jueces, entre otros. También se mencionan otras cuestiones como la condena al presidente Carlos Menem y la integración del Consejo de la Magistratura.
Los colegas de Lorenzetti no eran inmunes al desprestigio que alcanza al Poder Judicial y a los cuestionamientos que se hacen por los escasos avances contra la corrupción o falta de productividad. Las encuestas que refieren sobre el desprestigio de los magistrados eran leídas con preocupación por los cortesanos.
Todos los integrantes del máximo tribunal.
La presidencia de Rosenkrantz derivará en otros cambios, se supone. Como el manejo del Centro de Información Judicial (CIJ), que para muchos conocedores del ámbito judicial funcionó durante años como una suerte de agencia de prensa personal del presidente saliente.
En el sitio Infobae, donde habitualmente se publicaban los trascendidos que Lorenzetti consideraba relevantes, se consignó que el juez buscará dedicarse a la actividad académica, para no admitir que se trató de una derrota impensada por el abogado de Rafaela.
En La Política On Line fueron más precisos. “Lorenzetti llegó a la reunión semanal con la idea de asegurarse un nuevo mandato y lo planteó al comienzo de la acordada, que empezó a las 10.30 horas. Pero enseguida el eje integrado por Rosenkrantz y Horacio Rosatti le planteó que no estaba de acuerdo y comenzó una discusión casi inédita en esta Corte. Fue la reunión más larga y áspera desde que el tribunal tiene esta conformación. Tras cuatro horas de debate, Lorenzetti tuvo que aceptar la derrota, consolidada tras un sorpresivo giro de Elena Highton de Nolasco, histórica aliada suya”, consignaron.
Lorenzetti presidía la Corte desde enero de 2007 y en algún momento político delicado se imaginó como un candidato a la presidencia de la Nación. El desgaste, las denuncias, la falta de apoyo de sus pares, y las embestidas de Carrió terminaron por demoler sus aspiraciones.