La situación en Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires tiene una gran incógnita a futuro. Después de una elección en donde el espacio se impone, hasta ahora, al Frente de Todos, la duda estará en si podrán mantener la cohesión interna. Diego Santilli tendrá ahora que asegurarse que Facundo Manes tendrá un rol activo en su campaña.
El antecedente no es el mejor. A última hora del sábado se terminaron por gestar tres búnkeres, muy lejos de la postal de unidad que en un momento se pensó podían llegar a mostrar. Uno fue la base operativa de Santilli en el salón Vonharv, que está en Gonnet, en las afueras de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Ese lugar fue reservado por el intendente Julio Garro para que oficie como centro de todo Juntos por el Cambio bonaerense.
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A pocas cuadras de allí, en el salón La Enramada, es la sede en la que ambos se muestren juntos antes de que se conozcan los resultados de las elecciones. Manes, por su cuenta estuvo en el Hotel Brizo, como se había pensado en un momento. Para remontarse a una elección en la que un mismo frente electoral tuvo en las PASO bunkers diferentes hay que ir al 2015 cuando Aníbal Fernández y Julián Domínguez, ambos precandidatos a gobernador por el Frente para la Victoria, no estuvieron juntos.
“La Enramada va a funcionar como un lugar en conjunto para hacer medios. Después cada uno va a tener su propio centro, en donde incluso van a recibir a la prensa por separado mientras esperan los resultados”, explicó una fuente al tanto de la logística.
El papelón que hubo en toda la logística fue tal que varios temieron una revuelta de los medios y que decidieran no cubrir el hecho en sí. Ahora la pelota estará puesta en lo que sucederá más adelante. Manes y Santilli tendrán que acordar reglas básicas para lo que será la competencia después de lo que sucedió en unas internas que fueron cruentas.
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“No me hablen más de Manes”, bramaba en privado Santilli cuando toda la novela comenzó. Incluso ya en el radicalismo aceptan que la decisión de Manes y la intransigencia a cambiar el búnker tuvo mucho que ver con el hartazgo.
Una de las cuestiones que el radicalismo no quiere tener ahora es un jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, empoderado. Eso se verá en como será hasta ahora la lógica dentro de ese espacio. “El radicalismo está adentro, pero va a jugar su partido. La interna fue más pareja de lo que se pensaba. Y nadie va a parar a la UCR ahora”, dicen cerca de Manes. Las cartas bonaerenses están sobre la mesa. Pero no son las únicas.
En el último tiempo la interna del radicalismo también se metió de lleno en lo que la provincia de Buenos Aires. Algo que ya contó hace tiempo BigBang reflectó a flor de piel. Martín Lousteau, uno de los que juega con Manes pero también con Rodríguez Larreta, quiere ser el presidente de la UCR, algo que el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales no quiere. Por eso se lo recriminó en campaña.
En esa interna dentro de la interna también se definirán otras cuestiones. Todo en el marco de un Rodríguez Larreta que quiere estar cerca que nunca de las primeras planas.