por Fabian Waldman
28 Noviembre de 2022 09:00El regreso de Alberto Fernández luego de la gira por París, Bali y Madrid dejó un saldo positivo en las alforjas. Buenas notas obtenidas con China, el FMI, Francia y la situación en Venezuela; diálogos del Canciller Santiago Cafiero con Joe Biden, EEUU; Olaf Scholtz, Alemania y otros mandatarios permitieron hacer conocer las posturas del país sobre el tema de la Guerra, el aumento de la energía y los alimentos; y las certezas que puede otorgar Latinoamérica como proveedor seguro.
El reconocimiento que tiene a nivel internacional puertas adentro parece desvanecerse. Dentro de los límites de nuestro país la necesidad cotidiana de reducir la inflación y apuntalar el bolsillo de los sectores más postergados muestra su cara de hereje, el lado B de una gestión que no logra consolidarse.
“Es imposible que las cosas se ordenen por abajo si arriba no existe el diálogo”, confió una espada del Primer Mandatario hace unos días a BigBang. Las comunicaciones entre el Presidente y la Vicepresidenta están cortadas. El último contacto lo sostuvieron luego de la conferencia de prensa que brindó el titular del ejecutivo en Bali y fue como consecuencia de la preocupación planteada por el estado de salud del primero. Ese diálogo a puertas cerradas que mantuvieron ambos dirigentes fue rescatado como un signo positivo por un habitante de Balcarce 50.
Varios dirigentes del oficialismo han hecho saber la necesidad de convocar a una Mesa Política. Una herramienta para discutir y debatir no solo candidaturas, sino también acciones de gobierno, estrategias y las propuestas principales. Así lo hicieron saber entre otros Máximo Kirchner y Andrés Larroque entre otros. En un reportaje concedido el 14 de noviembre pasado, mientras Fernández se encontraba viajando a Bali, el presidente del PJ Bonaerense señaló “los problemas de Argentina son muy grandes para una mesa tan chica" y agregó que "tiene que haber un espacio donde debatir las cosas del Frente de Todos". La falta de este lugar de diálogo se remonta hasta las PASO previas a las elecciones de medio término, cuando el martes siguiente varios funcionarios que responden a la Vicepresidenta decidieron presentar sus renuncias. Hoy el diálogo entre algunos miembros del gabinete sigue trunco.
Y la mesa política está lejos de que se concrete.
El Presidente realizó su primera actividad fuera de casa Rosada este viernes en las localidades de Pilar y Gral. Rodríguez, tratando de recobrar el ritmo que sostenía previo al episodio. El próximo lunes volverá a subirse a un avión para dirigirse a San Luis. Influenciado por los buenos vientos que lo acompañaron en su gira, parece mostrar también convencimiento hacia lo que se está gestando fronteras adentro. Y lo hace teniendo como interlocutores en su despacho a sus hombres más cercanos, todos ellos ubicados políticamente dentro del espacio denominado Albertista.
La semana pasada llevó adelante reuniones con el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, con los intendentes Juan José Mussi, Berazategui; Alberto Descalzo, Ituzaingó y el diputado Julio Pereyra, en representación de Florencia Varela. También el almuerzo con Emilio Pérsico y Fernando “Chino” navarro del Movimiento Evita, el encuentro con el triunviro de la CGT Héctor Daer.
Uno de sus interlocutores señaló a este portal que “la mesa política no es una prioridad, no me parece mal que haya un ámbito de discusión. En algún momento se tendrá que charlar porque habrá que definir de que manera se implementan las PASO nacional, las PASO en cada provincia”. Sobre este tema indicó que “cada una tiene mecanismos constitucionales diferentes y tiempos diferentes. En el caso que Buenos Aires, PBA y Nación están emparentados así que habrá que charlarlo” y afirmó que “las PASO van a quedar”, cantando victoria. Este ha sido uno de los temas más meneados por la posición contraria de algunos gobernadores, intendentes y hasta proyectos de diputados.
“Ahora hay que abocarse a bajar la inflación, resolver los temas cotidianos y después veremos el tema electoral” indicó el entornista presidencial. “Tenemos que mejorar el poder adquisitivo del salario; y mejorar nuestra gestión. Nuestra gestión no es mala, tiene aspectos muy positivos que podemos reivindicar, también tiene claroscuros. Nuestra energía está pensada en el día, no en los candidatos” concluyó, para afirmar que “eso no inhibe que haya compañeros que se vean candidatos y que quieran pensarlo. A nivel tanto nacional como provincial tienen todo el derecho”.
Para este funcionario de Casa de Gobierno deben tratar de evitarse las peleas y no mirar para atrás. Debe reinar la buena voluntad y la inteligencia para consolidar el acuerdo, mejorarlo y profundizarlo para aumentar la confianza y ampliarlo. “El objetivo debe ser ganarle a Macri en octubre de 2023, no puede volver a ser gobierno, sería letal para el pueblo argentino”, apunta.
Ese discurso se parece demasiado al que logró el triunfo en 2019 y que llegó hasta aquí en este estado de las cosas.
Andrés Larroque señaló en una entrevista televisiva el lunes pasado que “se desperdició tiempo”, faltó ejecutivamente para avanzar con cambios que eran posibles en un comienzo y luego el poder se fue diluyendo.
En Casa Rosada sostienen que para tener poder político no solo hace falta consenso en la coalición de gobierno, sino también con los sectores de la economía, del gremialismo, organizaciones sociales y también de la oposición. Esta es la receta que viene llevando adelante desde el 10 de diciembre de 2019 Alberto Fernández.
Para nuestro interlocutor todos los sectores expresan gestos de buena voluntad en dirección a un acuerdo y puentes. “Cristina, Massa, Alberto y dirigentes de la oposición” y dice enigmáticamente “hay acuerdos que se hacen y no se dicen. Quizás están habiendo reuniones que no sabemos entre dirigentes de una y otra fuerza. Los consensos se construyen discretamente, no salen en los diarios, Es noticia si falla o si son un éxito”. Y a continuación nos brinda un ejemplo, los Acuerdos de Oslo. Llevados adelante en Noruega entre la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el gobierno de Israel. Se firmaron en esa ciudad el 13 de septiembre de 1993. Allanaban el camino para la creación de una Autoridad autonómica Palestina y para el reconocimiento mutuo de Israel y la OLP. Esperemos que los resultados finales que se obtengan en nuestro país puedan ser más fructíferos.