La ceremonia fue íntima, no hubo más de cien personas entre familiares y amigos, y para acceder había que estar en una lista que fue cuidadosamente diseñada por el presidente Mauricio Macri. Ayer, en medio del hermetismo, fue el último adiós al padre del mandatario, el empresario Franco Macri, quien murió el sábado por la noche a los 88 años.
La despedida en el cementerio Jardín de Paz de Pilar no sólo fue hermética e íntima, sino que además fue breve. Macri llegó en avión desde San Martín de los Andes, donde se encontraba descansando el fin de semana largo. Un helicóptero lo llevó desde el Aeroparque hacia la Residencia de Olivos y desde allí fue en auto hacia el cementerio.
Gianfranco, el hermano tres años menor de Mauricio Macri, en la despedida de Franco.
La ceremonia fue breve y no hubo velorio. Ayer antes de viajar de regreso a Buenos Aires Macri había agradecido las condolencias que recibió por las redes sociales y pidió que se respete la intimidad familiar en la despedida de Franco, uno de los empresarios más influyentes de la Argentina en los últimos 40 años.
Por Twitter - donde recibió mensajes de sus ministros y funcionarios, pero también de opositores como la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner - Macri pidió “que sea un día de intimidad familiar”. “Les pido a todos que nos permitan a mi familia y a mí la soledad que estos momentos requieren”, sumó.
Florencia Macri, la hermana de Macri.
El presidente no estuvo más de una hora en el cementerio Jardín de Paz de Pilar. Primero llegaron sus hermanos y familiares más cercanos y luego algunos amigos íntimos de la familia Macri. En la ceremonia religiosa, el mandatario habló sobre su padre, y sostuvo que “se fue una persona muy querida por sus amigos”. “Se va una persona que predicó con el ejemplo del esfuerzo y el trabajo”, dijo luego.
Fuerte custodia en el cementerio de Pilar donde fue enterrado Franco Macri.
Según se supo, en la despedida de Franco sólo hubo dos potentes empresarios, íntimos de la familia presidencial desde hace años. Uno de ellos fue el presidente de Fiat, Cristiano Rattazzi. El otro fue el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Julio Crivelli.
El último adiós al padre del presidente estuvo completamente cuidado. En un principio se pensó que podría aguardarse a que el cementerio cierre al público, lo que finalmente fue descartado por la seguridad presidencial.