19 Febrero de 2024 18:31
La Argentina está pasando por un momento de crisis profunda y absoluta. La paritaria docente está jugando como un acróbata en la cuerda floja, mientras que el Presidente Javier Milei asegura que las discusiones salariales le corresponden a las provincias y se niega a convocar a los gremios a lo largo de la semana. Esta discusión pretende poner en la mesa la discusión sobre el acceso o no a la educación, mientras que se suma la advertencia de la Libertad Avanza de declararla como actividad esencial, lo que le quitaría la posibilidad del derecho a huelga.
Los gremios, por su parte, todavía se aferran un poco a la esperanza de ser convocados antes del próximo jueves debido a que, de no ser así, peligra el inicio de clases. Sin un fondo de incentivo docente y nulas respuestas del Gobierno, este escenario se parece al de los '90, el que hizo surgir la famosa Carpa Blanca.
¿Qué fue la Carpa Blanca?
Se trató de un símbolo de la lucha docente en todo el país durante los años 90, fue erigida el 2 de abril de 1997 frente al Congreso Nacional con el propósito de exigir una ley de financiamiento educativo. Bajo el gobierno del -en ese entonces- presidente Carlos Menem, la Carpa Blanca se convirtió en un hito en la resistencia contra las medidas neoliberales que estaban afectando gravemente al sistema educativo y las condiciones laborales del cuerpo docente. En ese entonces, los niveles de desocupación superaban el 50 por ciento y el entramado social no llegaba a fin de mes, por lo que luchar por la posibilidad de un salario digno parecía una completa utopía, debido a que la Argentina se desmoronaba.
Durante casi tres años, los maestros mantuvieron viva la protesta en la carpa con el apoyo de diversos sectores sindicales y de la sociedad, siendo la Confederación de Trabajadores de la República Argentina (CTERA) la que llevó la bandera de lucha y optó por estrategias limitadas y coyunturales, mientras gran parte de la sociedad entraba en conflicto por las políticas que Menem llevaba a cabo en ese entonces.
Entre los problemas que afectaban al país, las políticas privatistas y la descentralización del sistema educativo generaron un incremento de este conflicto docente, no solamente en la Ciudad de Buenos Aires, sino que también generó revueltas en todas las provincias. Entonces, los trabajadores y las trabajadoras de la educación se instalaron en la Carpa frente al Congreso Nacional y protestaban durante largos días para reclamar por un aumento de los fondos económicos destinados destinados a la educación a través de la sanción de una Ley de Financiamiento Educativo.
La Carpa Blanca permaneció allí en la Plaza de los Dos Congresos 1003 días y se convertiría en un emblema de la resistencia de la clase trabajadora a las políticas neoliberales de los noventa. De hecho, fue descrita como una "gran clase pública", ya que no solamente luchaba el personal de las escuelas, sino que la sociedad volvió propio el simbolismo y comenzó a acercarse allí también para protestar.
Además de los guardapolvos blancos, las personalidades de la cultura comenzaron a acercarse y se hicieron eco de esta lucha. Figuras importantísimas como Mercedes Sosa, Eduardo Galeano, Alfredo Alcón, Joan Manuel Serrat, Luis Alberto Spinetta, León Gieco, Jorge Guinzburg, son solo algunos de los tantísimos que compartieron la lucha, hicieron canciones y apoyaron a los docentes.
A pesar del apoyo amplio que recibió la Carpa Blanca, tanto de organizaciones sindicales como sociales, así como de personalidades destacadas, su desenlace no logró satisfacer las demandas de los docentes, que perdieron la lucha cuando la dirigencia de CTERA desmontó la carpa tras alcanzar un acuerdo con el gobierno de Fernando de la Rúa, en diciembre de 1999, que resultó en la aprobación de una Ley de Financiamiento Educativo insuficiente y regresiva. Caer en la trampa de las promesas ciegas de los gobiernos costó muy caro, tanto que la lucha desde ese entonces se intensificó para poder lograr condiciones "normales" de trabajo para los docentes.
Poco tiempo después del acuerdo, el país estalló: el 19 y 20 de diciembre de 2001, al grito de "que se vayan todos" se hizo escuchar, y si bien la Carpa Blanca ya no estaba, sí continuaba el espíritu de lucha que fue enseñado durante tantos años con sus guardapolvos blancos y tizas de colores: la dignidad se enseña, la lucha debe mantenerse en pie y la educación se protege.
Pasaron los años y la Ley Federal de Educación que se mantuvo hasta 2006 fue reemplazada por la Ley de Educación Nacional, que continúa con los aspectos esenciales de esa normativa y prevé, por ejemplo, las paritarias nacionales, pero que queda muy atrás en cuanto a mejorar la precarización de la educación.
Hoy, varios años más tarde, la historia vuelve a pasar: la educación nuevamente está en crisis y el Gobierno se niega a dar una respuesta que contente y repare la las aulas para que no peligre el inicio de clases, en medio de la crisis económica y social que vive el país.