12 Octubre de 2016 09:20
Mauricio Macri respiró hondo hoy y festejó esta tarde un triunfo político que rebotará en dos escenarios. Por un lado, el frente doméstico en el que el presidente logró descomprimir la tensión con el sindicalismo enrolado dentro del triunvirato de la CGT. Por el otro, sirve para ir en busca de las sonrisas que el Papa Francisco le negó a Macri en su primera visita como presidente, en febrero pasado.
Después de una semana en la que se renovaron las amenazas de paro por parte de la dirigencia gremial, el anuncio que hicieron ante las cámaras Jorge Triaca y Mario Quintana le devolvió aire a la Casa Rosada.
El triunvirato de la CGT. Con llegada a Francisco y conforme con la reunión de hoy.
Los 1000 pesos extras que el gobierno otorgará en diciembre para jubilados, pensionados y hogares que cobran la Asignación Universal por Hijo vendrán acompañados por la exención del aguinaldo del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores que cobren hasta 55.000 pesos.
El optimismo que mostraron los jefes sindicales después de la reunión con el gobierno disipó nuevamente la posibilidad de un paro contundente que paralice la actividad económica pero además envió un mensaje que sintoniza con la pretensión del macrismo: mostrar un gobierno dispuesto al dialogo que además ofrece soluciones.
Macri y el Papa en febrero pasado. El presidente cree que esta vez será distinto.
Aunque los funcionarios de Macri no lo remarcaron en la conferencia de prensa, la discusión sobre el bono de fin de año que reclama la CGT para el sector público y el sector privado quedará para la semana que viene. Un puente de siete días que le permitirá a Macri cruzar sin tener que soportar por eso el gesto adusto de Su Santidad.
Después de un año en que abundaron los cortocircuitos entre el macrismo y los laderos del Papa, ahora el presidente viajará a Roma con un regalo que -en la Casa Rosada no tienen dudas- será bienvenido en la residencia de Santa Marta.
Si el macrismo avanzó con las denuncias que llevaron a la cárcel a Omar "El Caballo" Suárez -uno de los sindicalistas amigos de Francisco- , ahora el sucesor de Cristina Kirchner podrá exhibir en su regreso al Vaticano una credencial que es su mejor regalo para el argentino Bergoglio: las puertas abiertas para los gremios y la paz social con la CGT.
