05 Septiembre de 2024 09:40
Mientras el presidente Javier Milei se reúne con uno de los empresarios más ricos del país como Marcos Galperín, quien decidió tributar en Uruguay para pagar menos que en Argentina, y lo elogió como un "benefactor social" por ser "exitoso", las estadísticas demuestran que lejos de traer mejoras para el conjunto, estas personas se hacen magnates al mismo tiempo que la población se sumerge en la pobreza.
Es que según los últimos datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA), en el primer semestre de este 2024 la pobreza alcanzó el 52 por ciento y la indigencia el 17,9. Las cifras son las más altas desde hace 20 años y superan con amplitud lo registrado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) en 2023, que había marcado 41,7 y 11,9 respectivamente.
Lo cierto es que los datos también pueden dividirse en los dos primeros trimestres de este año. Entre enero y marzo, el 54,9 por ciento estaba bajo la línea de la pobreza y el 20,3 era indigente. De abril a junio la situación se acomodó un poco y los números fueron distintos: 49,4 y 15,9. El descenso puede explicarse a partir del ascenso del periodo anterior, el que pasó por una inflación descontrolada que superó los 25 puntos en diciembre de 2023.
Según el director del ODSA-UCA, Agustín Salvia, una de las diferencias más importantes por las que la situación social no está como hace 20 años es que la desocupación no supera los 20 puntos como en aquella época. Más bien, hoy el problema es otro. Si bien sí hay pérdidas de puestos informales que no resisten la recesión que voluntariamente buscó la conducción económica del país para bajar la inflación, lo más trascendental es el descenso del poder adquisitivo de los empleados formales.
En ese sentido es que cerca de la mitad de estos trabajadores no alcanza a cubrir la Canasta Básica Total (CBT), que en julio estuvo en 900.648 pesos, pero que, sólo en lo que va de 2024, creció en un 81,7 por ciento, muy lejos de la inflación que asegura tener el gobierno libertario a un ritmo del 4 mensual.
En este contexto, cabe preguntarse cuál es el beneficio social que generan quienes pagan salarios por debajo de la línea de pobreza y con los cuales sus empleados no llegan a poder afrontar sus gastos básicos. ¿Acaso los 100 millones de dólares anuales de exención impositiva que tiene Mercado Libre de Galperín son parte de eso? Evidentemente, al igual que otras generaciones de empresarios sin competidores y monopólicos, el Estado sigue siendo uno de sus principales rehenes.