22 Mayo de 2017 09:47
La anunciada cumbre que pretendía coronar con una foto la unidad de La Cámpora, los kirchneristas fieles y los intendentes del Grupo Esmeralda y Fenix, fracasó rotundamente. La primera versión apuntó a las polémicas presencias de Amado Boudou, Luis D'Elía y Gabriel Mariotto, quienes representan un sector cuestionado del kirchnerismo "ortodoxo", si es que vale el término.
"Ellos tres fueron el chivo expiatorio perfecto", dice una fuente a BigBang. Pero la verdadera razón de la rebelión de los intendentes fue otra.
Máximo, en la conducción del acto que fracaso.
Uno de los motivos de la pelea fue por quién subía a hablar al estrado y quién cerraba ejerciendo la conducción. La Cámpora, según se quejan los intendentes, quiso imponer la presencia de los dirigentes de su espacio y la cara y la voz del acto corrió por cuenta de Máximo Kirchner.
El argumento de los intendentes, que en definitiva son los que pueden traccionar los votos obtenidos en las elecciones y por eso quieren tener peso en las decisiones, es que Máximo no es ni diputado ni autoridad del partido. Coinciden en que quién debía cerrar el acto era Martín Insaurralde, quien fue el primero en retirarse.
Luego siguieron el padre del intendente Juan Patricio Mussi, el ex intendente Juan José Mussi, y Juan Pablo De Jesús, entre otros.
Los intendentes creían que era Insaurralde quien debía cerrar el acto.
Sólo quedaron Jorge Ferraresi -quien invitó a Boudou y D'Elía- Francisco Durañona y Mario Secco. Los intendentes temen que no se negocie democráticamente la representatividad del espacio que representan a la hora de armar la lista y entienden que el kirchnerismo más duro podría intentar abarcar la mayoría de los cargos por lo que las PASO se convertirían en un verdadero enigma.
Máximo intenta lograr la unidad del espacio.
Los intendentes se enfrentan a dos escenarios: que Cristina Kirchner defina su candidatura (el 24 de junio cierran las listas) o que la Cámpora decida ir por afuera del sello del PJ. Los intendentes quieren dejar en claro que la conducción del partido es la que debe tener la representatividad. Quizá la grieta se resuelva si Cristina decide ser candidata. En caso contrario, podrían ir detrás de Florencio Randazzo.