Las anotaciones en los cuadernos de Oscar Centeno, quien fuera chofer del ex subsecretario de Coordinación del Ministerio de Planificación Federal Roberto Baratta, por las cuales se armó una causa judicial, quedaron en duda luego de que una pericia demostrara que la carga probatoria estaba intervenida por otra persona. Según el informe, Jorge Bacigalupo, el ex policía que entregó los cuadernos en 2018 a La Nación, modificó parte sustancial de estos. La Justicia, por el momento, confirmó que la demanda sigue en pie.
La determinación de la intervención de Bacigalupo se dio a partir de la pericia que firmaron el comisario jefe de la División Escopometría, Alejandro Matías Centofanti, la Inspectora Analía Noemí Ojeda y Guillermo Latour, Gastón Latour y Jorge Baz, los tres peritos de parte. Según este informe, hubo modificaciones que se hicieron con corrector líquido a ciertos nombres, fechas y direcciones que estaba explicitadas allí.
La causa conocida como Cuadernos investiga un supuesto entramado de corrupción corporativa y política, el cual habría sido registrado por el chofer durante los años de servicio con el funcionario. La denuncia de la intervención de los mismos la realizó Armando Loson, un empresario que detectó errores en la carga probatoria. Cabe recordar que estos supuestos cuadernos no existen, ya que sólo son fotocopias las que se presentaron en la Justicia. El denunciante fue quien, asesorado por su abogado Carlos Vela, llevó la causa a otro juzgado para lograr tener éxito.
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A partir de esta denuncia fue que el juez Marcelo Martínez de Giorgi pidió la pericia, en una causa distinta referida a estas alteraciones. Allí se confirmó que las anotaciones extra que se hicieron no estaban confeccionadas ni por Centeno ni por su mujer, Hilda Horowitz, y que estas habían sido hechas por el mismísimo Bacigalupo."La palabra 'Armando' (ambos ejemplares) han sido efectuados sobre la base de la subyacente leyenda 'Marcelo', agregando nuevos signos gráficos tales como la capital 'A' procurando construir la palabra contemporánea, y trazados remarcados dando vida a las letras 'm', 'a', 'n', 'd' y repaso de la 'o'; por su parte, la leyenda 'Alem 855? ejecutada sobre el enmascaramiento con líquido corrector, no sólo ha sido efectuada procurando ocultar restos de escritura subyacentes, sino que, la irregularidad por presencia de la sustancia blanquecina solidificada, condicionó el lapicero, dejando evidencia del esfuerzo efectuado", aclararon en el informe judicial de la pericia.
"Con las limitaciones detalladas tanto en lo atinente al material indubitado como el dubitado se infiere que formalmente surge la intervención del Sr. Jorge José Bacigalupo en la confección de las leyendas agregadas y enmendadas existentes en cuaderno 7 -'armando'- 29/08/2013 (dsc 0322) y 10/09/2013 (dsc 0333), cuaderno 7 -'alem 855?- 25/07/2013 (dsc 0307), cuaderno 7 -'x55?- 10/09/2013 (dsc 0333), y cuaderno 4 -'ing. ferreyra'- 02/12/2008 (dsc 0185)", agregaron.
A partir de estas definiciones fue que De Giorgi allanó la casa de Bacigalupo en Belgrano y se llevó "todo tipo de anotaciones, manuscritos en original o copia", además de "dispositivos electrónicos (teléfonos, celulares, notebook, tablets, computadoras, pendrives, tarjetas de memoria, micro SD, discos rígidos, discos externos, aparato electrónico, informático y/o digital, como cualquier otro dispositivo que permita -entre otras funciones- almacenar datos y registrar información que hubiere en el lugar".
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En los análisis de las versiones digitales de tres de los cuadernos, Loson y su abogado denunciaron "más de 1.600 alteraciones del texto original: 1.373 sobre escritos y 195 correcciones con líquido corrector, a la vez que pudieron visualizarse 55 enmiendas o testados, entre otras anomalías". Aún así, para el juez de la causa Cuadernos, Julián Ercolini a cargo de la causa, esto no significa que la prueba sea descartada. "Aún prescindiendo de las palabras que habrían sido alteradas, las anotaciones conservaban en lo sustancial su sentido", afirmó el tribuno.Al magistrado tampoco pareció importarle ciertas definiciones del informe, como la que oficializó que "no puede descartarse una posible participación del nombrado en las alteraciones y/o modificaciones de los manuscritos cuestionados, cuya sospecha habilita a indagar en la recolección de otras pruebas válidas para el éxito de la investigación".
Quien también avaló la posición de Ercolini fue la fiscal Fabiana León, quien está convencida que el embate que demostró las alteraciones tiene el fin de dar por tierra la investigación que tiene a su cargo, y lograr que nunca se termine de juzgar. "Consideramos que el juicio es el ámbito natural donde el autor de las anotaciones podrá eventualmente responder los interrogantes que se le formulen y podrá también la parte hacer valer ampliamente todas las pruebas y defensas que hagan a sus alegaciones", aseguró.
Lo cierto es que una pericia demostró como ciertas las alteraciones que tantas veces se habían denunciado. En términos judiciales, es una demostración de que la prueba fue falsificada y, a diferencia de lo que enarbolan Ercolini y León, que puede ser rechazada en una instancia superior.