El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, centra sus esfuerzos en dos cuestiones clave junto con María Eugenia Vidal para seguir con el operativo reconstrucción a partir del 10 de diciembre: el refuerzo de campaña y la relación con la posible nueva administración en la Casa Rosada.
La premisa clave de la estrategia que armaron en conjunto Larreta y Vidal tiene como base fundacional, tal y como adelantó BigBang, la retención de la Ciudad, de algunos municipios bonaerenses, la relación con el radicalismo y conseguir la mayor cantidad de legisladores. Esos cuatro conceptos son los que se necesitan necesariamente para poder empezar, como dicen en ambos entornos, el macrismo sin Mauricio Macri.
Las bases mínimas de Vidal y Larreta para darle comienzo al "macrismo sin Macri"
Retención de la Ciudad. Retención de municipios bonaerenses. Buena relación con el radicalismo. Obtención de la mayor cantidad de legisladores.
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Para mantener la Ciudad, el jefe de Gobierno hizo algunos cambios en la estrategia de campaña y nombró a tres encargados por zonas para lograr tener el mayor control político. El vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, centrará sus esfuerzos en la zona sur; el subsecretario de Trabajo, Ezequiel Jarvis, en la oeste; y el secretario de Atención y Gestión Ciudadana, Facundo Carrillo, en el norte.
El objetivo central es apuntalar una victoria en octubre para no tener que ir ante una segunda vuelta contra el candidato del Frente de Todos, el presidente de San Lorenzo Matías Lammens. De repetir el resultado de las PASO, Rodríguez Larreta estaría a menos de un punto de lograr más del 50% de los votos.
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La relación con Alberto
Mientras tanto, con Vidal empiezan no sólo a pensar entre los funcionarios de Balcarce que repratiarán, sino también en la relación que habrá, de resultar electo, con Alberto Fernández como presidente. Sobre lo primero no imaginan a muchas primeras líneas en puestos clave. “Para muchos va a ser un retroceso, si te digo que es posible en segundas y terceras líneas”, contó un hombre central en la campaña del alcalde porteño.
En cuanto a la relación con Fernández, el jefe de Gobierno tiene la certeza de que no será igual de conflictiva como la que mantuvieron durante 8 años Macri y Cristina Fernández de Kirchner. “Ni a nosotros, ni a él, le va a convenir que sea así. Va a haber mucho más dialogo”, adelantan. Uno de los motivos sobre los que basan ese fundamento cerca del acalde porteño es la necesidad del posible futuro presidente de tener mejor relación con los gobernadores para que oficien como contrapeso de La Cámpora.
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Tal y como publicó BigBang, Fernández sabe que tendrá que ser un equilibrista en ese sentido y, en esa lógica, no procuraría enfrentarse al jefe de Gobierno sino todo lo contrario. Una de las tranquilidades que tienen en el equipo porteño es que entre 2019-2023 salvo la construcción de la Línea F no hay grandes obras que necesiten de financiamiento externo.“La obra en la Illia la frenaron tres años porque Recalde no quería correr cinco metros un poste de control de Aeroparque. Eso no le sirve a nadie”, recordó una calificada fuente gubernamental.