Quizás el hecho de estar alejados del ojo público les sacó la presión de la prolijidad continua. O tal vez buscaron brindar una imagen de sabiduría luego del final del gobierno kirchnerista. Lo cierto es que, en la reunión que celebró hoy el Partido Justicialista para convocar a internas, dos dirigentes se mostraron con pobladas barbas: el ex jefe de gabinete Aníbal Fernández y el diputado nacional por el Frente para la Victoria, Carlos Kunkel.
Aníbal Fernández se mostró informal y más delgado.
Carlos Kunkel también cambió su peinado.
Fernández llegó al encuentro con un look informal, vistiendo jeans y una camiseta de la Confederación Argentina de Hockey, ente del cual es presidente. Además de su flamante barba gris, fue notable a primera vista su figura más delgada. Por su parte, Kunkel no sólo se dejó crecer el vello facial, sino que también cambió de peinado.
Ernesto Sanz también se sumó a la moda.
Pero no son los dos únicos exponentes políticos de la ola barbuda. El ex presidente de la UCR, Ernesto Sanz, también mostró su barba en la fotografía que registró su reunión con el vicegobernador bonarense Daniel Salvador el miércoles. Vale recordar que, luego de apoyar la campaña de Mauricio Macri, el dirigente radical declinó tener un rol político en el gobierno nacional aduciendo “motivos estrictamente personales”.
Símbolo de prestigio
Por supuesto, la primera referencia cinéfila que se viene a la mente es la de Tom Hanks encarnando a Chuck Noland en Náufrago. En el filme, Noland termina atrapado en una isla desierta luego de que el avión en el que viaja se estrella en el mar.
Tom Hanks como Chuck Noland en Náufrago.
Pero también hay una imagen más reciente que Fernández, Kunkel y Sanz logran evocar: la del héroe Luke Skywalker (interpretado por Mark Hamill) retirado y viviendo como un ermitaño en Star Wars: El despertar de la fuerza.
Un barbudo en el retiro: Luke Skywalker.
Y, más allá de las comparaciones hollywoodenses, al parecer la barba podría traerle ciertos beneficios perceptivos al trío de políticos. Según un estudio psicológico de los expertos Barnaby Dixson y Paul Vasey, publicada en la revista especializada Behavioral Ecology, las personas asocian la barba a una señal de respeto y poder, y coloca a su portador en una posición social más alta a ojos ajenos.