Giro en la investigación por la muerte de Alberto Nisman. Después de que se revelara el peritaje elaborado por la Gendarmería Nacional en el que se sostiene la hipótesis de que el fiscal fue “asesinado” por dos personas, el fiscal de la causa solicitó el llamado a indagatoria de Diego Lagomarsino y podría cambiar la carátula de “muerte dudosa” a “homicidio”.
Lagomarsino, nuevamente en la mira de la Justicia.
El fiscal federal Eduardo Taiano elevará en las próximas horas su pedido al juez Julián Ercolini. Sostiene una acusación dura contra el técnico informático que reconoció haberle entregado el arma a Nisman: cree que podría haber sido un “partícipe necesario”.
El fiscal Alberto Nisman murió horas después de haber denunciado a la ex presidente.
La medida, que también le prohíbe la salida del país, fue celebrada por la defensa de las hijas del fiscal, quienes son querellantes en la causa. "Desde el principio, la querella consideró a Lagomarsino partícipe necesario del delito de homicidio", celebró el abogado de Kala y Lara.
"Nadie le creyó al principio y nadie le cree ahora a Lagomarsino que el fiscal le pidió un arma para cuidar a sus hijas, que estaban del otro lado del océano con su madre, que es jueza federal", enfatizó el letrado.
Testigos que lo comprometen
Lagomarsino se presentó ante la Justicia y la sociedad como un técnico informático que brindaba servicios a la UFIA AMIA que dirigía el ex fiscal. Sin embargo, trabajadores de la unidad contradicen esta versión, según el diario Clarín.
Empleados de la fiscalía niegan que Lagomarsino haya arreglado computadoras.
Taiana, por ejemplo, le tomó declaración a todos los empleados que trabajaban con Nisman en su fiscalía. Ninguno recuerda que Lagomarsino les haya arreglado alguna vez sus computadoras. Otros dijeron que visitaba a Nisman de vez en cuando.
Sólo dos personas de la fiscalía le aseguraron a la Justicia que Lagomarsino tenía contacto con las computadoras. Se trata de quienes sí estaban formalmente contratados para resolver los problemas informáticos que pudieran presentarse, aunque ambos declararon que en una ocasión determinada le pidieron a Lagomarsino que resuelva un problema tecnológico, y que no lo logró.
Escuchas telefónicas
En el allanamiento que la Justicia ordenó en el departamento de Lagomarsino tiempo después de la muerte del fiscal se encontraron más de un centenar de CD con escuchas telefónicas relacionadas con el caso del ex espía Ciro James, una trama que Nisman investigó y en la que quedó procesado el presidente Mauricio Macri, luego sobreseído de esa causa.
Más de 60 cd´s con escuchas telefónicas se encontraron en la casa de Lagomarsino.
Dos versiones
La defensa de Lagomarsino indica que el técnico le prestó su Bersa 22 a Nisman el sábado 17 a alrededor de las 8 de la noche -por pedido del fiscal-, y que el propio Nisman lo hizo salir a Lagomarsino por la puerta principal del departamento.
Lagomarsino dio dos versiones sobre la cantidad de personas que vio en el ascensor.
El técnico informático sostuvo esta versión ante la Justicia luego de declarar que en el ascensor se encontró con personas que podrían identificarlo, sin embargo Taiano descubrió que brindó dos versiones de esta secuencia.
En una de ellas, declaró que eran cuatro las personas que se encontró en ese ascensor. Y otra vez afirmó que en realidad eran dos. No existen imágenes de cámaras de seguridad que puedan ayudarlo.
Vecinos de Le Parc
Los nuevos investigadores le tomaron declaración a todos los habitantes de las Torres de Le Parc y ninguno se acuerda o ratificó que ese sábado 17 de enero del 2015, siendo poco más de las ocho de la noche, hayan compartido el ascensor el técnico.
Los vecinos niegan haberlo visto en el edificio.
El fiscal no le “cree nada”
El lunes 19, un día después de la muerte de Nisman, Lagomarsino declaró que el arma que había terminado con la vida del fiscal era suya. La autoridad judicial con la que habló fue el titular de la secretaría 116 del juzgado Nacional en lo Criminal Número 5, Daniel González. Se presentó en ese juzgado por error, creyendo que era el que tramitaba la causa por la muerte de Nisman.
González fue citado por Fein y fue tajante: “No le creí nada. Lloraba a gritos... Con mi experiencia de 22 años (en la Justicia) me dio la sensación de que simulaba, sobre todo porque no le estaba prestando declaración...”.
Por otra parte, testimonios de la fiscalía de González aseguraron que cuando Lagomarsino se contactó con la Justicia esa mañana del 19 de enero del 2015 para saber qué había pasado, o para informar que él le había prestado el revolver a Nisman, dijo esta primera frase: “Nisman se mató".
El informe de la junta interdisciplinaria de Gendarmería sobre el caso que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman shockeó a la opinión pública de la mano de su teoría sobre un homicidio en el que participó más de una persona.
La infografía de Clarín que detalla las diferencias entre las dos pericias sobre la muerte.
Y ahora, el diario Clarín tuvo acceso a parte del texto elaborado por la fuerza, que explica paso a paso la manera en la que, supuestamente, el fiscal fue asesinado. Varios puntos sobresalen en el análisis.
Sin tendencias suicidas
Además de confirmar que Nisman recibió golpes antes de morir, el informe señala que aunque "no se ha podido tener el peritaje de autopsia psicológica por carecer de elementos", al mismo tiempo que "no es posible deducir que padecía de un síndrome o trastorno psíquico asociado a una conducta autodestructiva".
El rol de la ketamina
Cafeína, alprazolam, clonazepam y ketamina fueron las sustancias halladas luego del examen de vísceras del cuerpo. De acuerdo al texto de los peritos, respecto de la ketamina se puede afirmar que se utilizó como "anestesia disociativa" para abolir la voluntad del fiscal pero con conservación de su tono muscular "lo cual habría facilitado el posicionamiento de la víctima dentro del baño para su posterior maniobra homicida mediante el mecanismo denominado sumisión química". Sin embargo, el informe admite que no se pudo determinar la vía de administración de esa droga.
El accionar de los supuestos sicarios
La junta concluye que Nisman no usó sus manos para tomar la pistola desde la cual recibió el disparo. Según su teoría, hubo dos sicarios: uno manipuló el arma y el otro asistió para posicionar a la víctima.
Según Gendarmería, dos sicarios colaboraron en el asesinato de Nisman.
"El victimario 2, junto al cuerpo con vida de la víctima, lo posiciona con la pierna derecha apoyada en el piso y la izquierda flexionada, rodilla a tierra con el torso erguido ubicado frente a la bañera próximo con su hombro derecho al vanitory y sobre la alfombra, al mismo tiempo, el victimario 2 se ubica en cuclillas sobre el lateral izquierdo apoyando en flanco izquierdo de Nisman, sujetando por las axilas a modo de abrazo", explica.
Al mismo tiempo, el tirador se paró por detrás del fiscal para tomarlo del cabello con la mano izquierda y apoyar el arma en su zona parietotemporal derecha.
Mientras tanto, la ausencia de sangre en una de las toallas del baño del fiscal implicaría, según Gendarmería, que algo se interpuso entre ella y el fiscal. Además, la interrupción del patrón de manchas de sangre en su mano señalaría que otra persona se la tomó.
La pericia opuesta
Para el Cuerpo Médico Forense, que apoya la teoría del suicidio, el hecho ocurre de manera más simple y llana. Parado frente al espejo, Nisman sostuvo el arma contra su cabeza con la mano derecha, mientras sostenía la muñeca con su izquierda, lo cual explicaría la manera en la que se distribuyeron las manchas de sangre.
Luego de dispararse, el fiscal habría caído hacia atrás golpeando su cabeza contra la puerta, lo cual le provocó un visible hematoma.
De acuerdo a este informe, el hecho de que no haya indicios de pólvora en las manos del fiscal no alcanza para descartar la idea de que se quitó la vida.
Los peritos de la defensa de Diego Lagomarsino también apoyan la teoría del suicidio.
Lo mismo sostienen los peritos de la defensa de Diego Lagomarsino, el técnico informático que le dio a Nisman el arma de la cual salió al disparo.
"Los patrones de manchas de sangre no pudieron haberse producido en la posición de rodilla a tierra, ya que las mismas representan una caída de sangre en forma vertical y desde alturas superiores a los 40 cms", señala el informe elaborado por Luis Olavarría, José Speranza y Mariano Castex.