Cruces, acusaciones, denuncias penales, declaraciones, desmentidas. La novela de la negociación entre Pfizer y el Gobierno por su vacuna contra el coronavirus (Covid-19) sigue sumando capítulos en el medio de una disputa que tiene una pregunta en el aire que todavía ninguno de los actores pudo responder con contundencia. ¿Qué pasó con Pfizer?
Según pudo reconstruir BigBang, sobre la base de testimonios de varios funcionarios y actores dentro de la operatoria más documentos a los que tuvo acceso este medio, hay cuatro etapas diferentes en toda la historia.
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Cabe recordar que el la vacuna de Pfizer tuvo uno de los grupos del estudio de Fase III más grandes del mundo en el Hospital Militar Cosme Argerich lo que hizo que el país sea considerado como uno de las prioridades a la hora de recibir los envíos de esa vacuna. Se trato de más de 4.500 voluntarios que reciben ahora comienzan a enterarse si recibieron la dosis o el placebo. Todos ellos, al participar del estudio, fueron y serán vacunados con alguna de las dosis de Pfizer debido a que eso se estipuló en el contrato que firmaron.
Promediando el fin del año pasado, luego de que se presentaron los ensayos de la Fase III de la vacuna, la ANMAT la convirtió en la primera aprobada para el uso en el país. La intención del entonces ministro de Salud, Ginés González García, era conseguir cuando antes la mayor cantidad de dosis no sólo de esta vacuna sino de todas las disponibles.
Así consta en los acuerdos y conversaciones, más las reuniones que están dentro del sistema de registro de funcionarios, que mantuvo con emisario de varios laboratorios incluso algunos que no tuvieron su aprobación todavía por la ANMAT o por el Ministerio de Salud como es el caso de Janssen para la vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson (muy popular entre los argentinos porque es la que se suelen dar los que viajan a Miami para inocularse).
A la par se seguía con atención lo que sucedía en México con la vacuna de AstraZeneca, el caballo de batalla de González García con el que apuntaba a inocular a la mayoría de los argentinos. Si bien se buscaba acordar con todos, AstraZeneca por su facilidad de traslado y menor logística que el resto de las vacunas era y es la dosis en la que están puestas las esperanzas argentinas.
A mediados de octubre del año pasado empieza a haber un giro dentro del Ministerio de Salud. Poco a poco empieza a ganar espacio una estrategia un poco diferente. Ahí es cuando se da el segundo paso que se inaugura con la sanción de la ley de vacunas para el coronavirus en el Congreso.
El proyecto que envió el Ejecutivo era diferente al que terminó siendo aprobado. Una de las palabras que se introdujo era el término “negligencia”, que dicho sea de paso está en todas las normativas provinciales que se están debatiendo en las respectivas legislaturas, y de la que Pfizer se tomó para empezar a hacer algunos reparos.
A lo largo de todo el debate, la empresa farmacéutica nunca avisó o planteó algún tipo de reparo al respecto; sin que vinieron después. Lo que sorprendió a las autoridades sanitarias en ese entonces fue justamente ese cambio. Sin embargo como no hubo quejas no pasó a mayores al punto tal que en la reglamentación de la normativa no se cambió.
Según consta en los mails que publicó en diferentes tandas el diario La Nación, los directivos de Pfizer le pedían al Gobierno y en particular a González García que le den respuestas a los pedidos de compra que había realizado meses atrás el Ejecutivo.
En la última de ellas, antes de que se corte la comunicación entre ambas partes, el CEO de Pfizer Argentina le remarcaba que todavía restaba la respuesta oficial para saber si iban a comprar o no dosis más dos cuestiones puntuales. La primera tenía que ver con la mencionada modificación de la palabra “negligencia” en la ley de vacunas y el segundo tenía que ver con cuestiones vinculadas a los bienes embargables.
El motivo es simple. Las vacunas hoy en día tienen al menos dos o tres años de desarrollo. Las que se desarrollaron contra el Covid-19 se hicieron en ocho meses en promedio.
Eso generó que muchos laboratorios pidieran clausulas para resguardarse ante problemas legales. “Visto a la distancia, el cambio fue el primer indicio”, remarcó un ex funcionario que estuvo en el día a día en Salud. Luego del cambio de postura de Pfizer y la situación vivida en el Congreso poco a poco comenzaron a dejarse de lado algunas gestiones por otras vacunas. Es así cuando algunos funcionarios más cercanos a Fernández ven lo que se define como la “conexión Grupo de Puebla”.
La ahora ministra de Salud, Carla Vizzotti, y la asesora presidencial Cecilia Nicolini fueron junto con el ex candidato presidencial en Chile, Marco Enrique Ominami, fueron quienes poco a poco empezaron a tantear a los diferentes líderes de ese grupo vinculado al progresismo en la región para establecer una estrategia en conjunto. De ahí comenzó la idea, después de algunos sondeos, que los países que integran ese grupo deberían optar por acordar con laboratorios más “cercanos” ideológicamente.
Sin decirlo mencionaron a Rusia y a China. Cabe remarcar que dentro del Grupo de Puebla sólo Fernández y el mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, tienen funciones ejecutivas debido a que el resto de sus integrantes son ex presidentes o aspirantes a serlo en sus respectivos países.
“Ahí fue cuando se decidió optar por las vacunas Sputnik V, sobre todas las cosas, y Sinopharm”, explicaron fuentes gubernamentales. La presión que terminó ejerciendo ese sector fue tal que el propio Fernández dejó de escuchar varias de las observaciones que hacía González García que veía como el acuerdo con AstraZeneca, su caballo de batalla, seguía demorado.
Con las acciones a la baja de González García el tándem Vizzotti-Nicolini avanzó a pasos agigantados. Mientras los envíos de Sputnik V empezaban a llegar y se demoraban los de AstraZeneca la influencia de ambas crecía. Así llegó febrero, el mes bisagra. González García consiguió un envió de 860.000 dosis de AstraZeneca y su cotización subía de precio en el Gobierno. Luego paso el vacunatorio VIP y el resto es historia.
Ya como ministra, Vizzotti empezó a notar el último punto que explica la relación con Pfizer. Desde AstraZeneca, desde Rusia y desde China se empezó a complicar la provisión de dosis lo que hizo que todas las que se habían descartado. De nuevo se reflotaron las charlas con Pfizer que estuvieron “a nada de cerrarse” meses anteriores.
Pero el panorama había cambiado. Pfizer acumulaba reclamos en todo el mundo por sus problemas de entregas. En esa lógica comenzó la crítica de la oposición y la respuesta del Gobierno. Incluso salió a la cancha nuevamente el ex ministro.
“No era de las más baratas (por la vacuna de Pfizer) dijo en una reciente entrevista”. Un dato, de acuerdo a parte del expediente judicial de la causa AstraZeneca al que tuvo acceso BigBang, Sputnik V es la vacuna más cara que abona el país ya que cada dosis tiene USD 25 de cargos extra por sobre los USD 10 de valor. Es decir, USD 35 por dosis. ¿Pfizer? En el acuerdo que se filtró y que firmó con Brasil se registra un precio de USD 19 por dosis.
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Si bien en la región, sobre todo Uruguay y Chile, aprovecharon las dosis que iban a corresponder al país, se habla entre 8 a 14 millones de dosis dependiendo del interlocutor, lo cierto es que la empresa incumplió esos contratos y demoró el arribo de sus vacunas. Con este panorama no sólo se reanudaron las charlas con Pfizer, sino también con Jensen por la vacuna de una sola dosis cuya aprobación de emergencia duerme hace meses en la ANMAT.