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Las cuatro diferencias entre los decretos sobre inmigrantes de Trump y Macri

La "letra chica" de cada texto presenta similitudes. Aunque persiguen objetivos distintos y tienen diferencias.

30 Enero de 2017 08:58
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Con apenas unos pocos días de diferencia, Donald Trump y Mauricio Macri firmaron los decretos que regularán la nueva política migratoria tanto en los Estados Unidos como en la Argentina. Desde delitos puntuales hasta el impedimento a ingresar al país a ciudadanos de naciones puntuales, cuáles son las cuatro diferencias más importantes que se destacan.

El decreto publicado esta mañana en el Boletín Oficial que lleva la firma de Macri no apunta puntualmente a ningún país en particular. Aunque se puso el foco en regular lo que ocurre en las fronteras, a diferencia del decreto firmado por Trump, en la Argentina no se prohibirá el acceso de inmigrantes de ningún país.

Hoy el Ejecutivo publicó en el Boletín Oficial la modificación a la Ley Migratoria.

Sin embargo, en los Estados Unidos una de las grandes polémicas surgió cuando se supo que el decreto prohibía por 120 días el ingreso de refugiados musulmanes, así como también el acceso al país por 90 días de ciudadanos de Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.

Se trata de un hecho que ya provocó una ola de críticas. De hecho, una jueza estadounidense suspendió la aplicación parcial de varias órdenes firmadas por el presidente, debido a que las considera inconstitucionales.

Hubo varias protestas frente a los aeropuertos, sobre todo en la ciudad de Nueva York.

Si bien ambos decretos buscan establecer los parámetros de las políticas migratorias de ambos países, las diferencias son centrales. Trump firmó dos órdenes ejecutivas, ambas la semana pasada, respecto a la inmigración y la seguridad nacional. En una de ellas menciona que se contratarán 5.000 “agentes fronterizos” que reforzarán la patrulla de Fronteras ya existente.

En cambio, en el decreto publicado hoy en la Argentina no se establece la creación de una fuerza especial para llevar a cabo controles o deportaciones. En la Argentina, los controles fronterizos están a cargo de la Gendarmería Nacional, por tierra; y de la Prefectura Naval, en el caso de los pasos por agua.

Trump incrementó la cantidad de agentes fronterizos. Sumó 5.000 efectivos.

En 2013, la Ley Migratoria de los Estados Unidos fue modificada. Así, bajo la gestión de Barack Obama se estableció que se debía tomar huellas dactilares a cada inmigrante que ingresara al país, con el objetivo de determinar los antecedentes penales graves. De todos modos, los delitos menores no eran impedimento para acceder al país.

Ahora, la orden de Trump es que incluso los delitos menores sean motivo para deportar a los inmigrantes ilegales. Así, acumular multas de tránsito, por ejemplo, sería causal para una deportación. El decreto que lleva la firma de Macri es distinto. Busca combatir el narcotráfico, la trata de personas y el contrabando: no podrán ingresar al país aquellos extranjeros con causas que sean penadas con la cárcel, ya sean en sus países de origen como en Argentina.

La frontera de la Argentina con Bolivia. Habrá mayores controles.

Se trata, en todos los casos, de delitos graves que no sólo apuntan a impedir el ingreso de inmigrantes, sino también a deportarlos en caso de ser atrapados. En cambio, en los Estados Unidos se busca deportar a todos los ciudadanos extranjeros indocumentados.

Otra de las grandes diferencias que existen entre la política migratoria argentina y la estadounidense tiene que ver con lo que se denominó como “turismo de nacimientos”. Se trata de familias que viajan a los Estados Unidos con el objetivo de dar a luz allí. Así, los hijos de extranjeros indocumentados serán ciudadanos estadounidenses y su salida del país es más compleja.

En términos de marketing, tal vez uno de los ejes centrales de la campaña de Trump fue la construcción de un muro para separar a México de los Estados Unidos. De hecho, la semana pasada firmó el decreto para su construcción, que debe ser refrendado por la Cámara de Representantes.

En cambio, ayer fue clara la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, cuando descartó por completo la creación de un muro que separe a la Argentina de Bolivia. “Tenemos un problema con el narcotráfico y el contrabando, nuestro problema no es con la gente”, se diferenció.

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