La intempestiva renuncia de Martín Guzmán a la cartera de Economía volvió a exponer las fuertes internas del Frente de Todos y empujó a la coalición de gobierno a una nueva crisis política. La designación del reemplazo en una cartera tan caliente como clave para la gestión forzó a las tres patas del Gobierno a sentarse, negociar y acercar posiciones que, hasta el sábado, parecían irreconciliables. La lluvia de nombres, la oferta de Sergio Massa y la decisión final de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Después de que Talleres logró el empate de último minuto, Massa -que todavía se encontraba en la cancha de Tigre- otra mala noticia. Alberto lo acababa de convocar a una reunión de urgencia para las nueve de la noche en la residencia de Olivos. ¿El motivo? Definir quién va a reemplazar a Guzmán en uno de los ministerios más calientes, para poder anunciar al nuevo ministro antes de que reabran los mercados el lunes y que pueda acelerarse otra corrida cambiaria, pese al feriado bancario de Estados Unidos.
Esa noche, el presidente de la Cámara de Diputados tenía un compromiso familiar; pero se comprometió a ser uno de los primeros en llegar a la residencia presidencial el domingo por la mañana. Y cumplió. Massa ingresó cerca de las once de la mañana del domingo a Olivos, antes incluso que los miembros de la mesa chica del presidente: Julio Vitobello, Santiago Cafiero y Gustavo Beliz.
Por esas horas, el denominado círculo rojo del Frente de Todos ya especulaba con la posibilidad de que el líder del Frente Renovador fuera quien asumiera el relanzamiento del Gobierno para calmar la fuerte crisis política interna y llevar un mensaje de tranquilidad a la sociedad. Se especuló con un posible desembarco en la jefatura de Gabinete e incluso con la creación de la figura de un "súper ministro", que tendría a cargo todas las carteras que integran el Gabinete económico. Pero nada de eso sucedió.
Según pudo saber BigBang, Massa puso condiciones muy concretas en la negociación: pidió ser jefe de Gabinete con un equipo económico a su cargo; además, quería la titularidad de la Afip y del Banco Central a cargo de hombres de su confianza. Si no se lo daban, se comprometía a "seguir construyendo la unidad" desde la Cámara de Diputados.
Después del encuentro con el presidente, Massa abandonó Olivos y siguió la crisis como interlocutor entre "todos los sectores del Frente de Todos". En horas de la tarde, regresó a la residencia presidencial, antes de que -tras la intervención de distintos referentes políticos y la propia Estela de Carlotto- Alberto y Cristina rompieran el silencio de radio y mantuvieran una conversación telefónica que duró más de una hora.
"Es un hombre de una enorme trayectoria política, que hoy cumple una tarea muy importante a cargo de la presidencia de la Cámara de Diputados. Entiendo que va a seguir colaborando como lo viene haciendo hasta ahora", aseguró Juan Manzur al ser consultado por los rumores que indicaban que sería reemplazado por el líder del Frente Renovador en la jefatura de Gabinete.
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Si bien desde el Frente de Todos ya descartan la posibilidad de que el presidente avance con nuevas designaciones, lo cierto es que no es la primera vez que Massa se unge como el posible "salvador" de las internas que hoy por hoy enfrentan a dos de los sectores de la coalición de gobierno. Su nombre, sin ir más lejos, también sonó como "súper ministro" ante el pedido de renuncia a Matías Kulfas, por entonces a cargo del Ministerio de Desarrollo Productivo.
"El problema que se genera es que no hay opción de reemplazo para la Cámara", reconocen desde el Gobierno a la hora de explicar el motivo por el cual Massa no desembarcó en el Ejecutivo, tal y como se especuló durante todo el fin de semana.