por Gonzalo Prado
07 Febrero de 2021 12:38La semana pasada fue, según están seguros en la Casa Rosada, una de las mejores en términos políticos de la administración de Alberto Fernández durante la pandemia del coronavirus (Covid-19). Con todos los ojos puestos en la publicación de los primeros resultados de la Fase III de la Sputnik V en la revista de divulgación científica The Lancet, la noticia que mayor entusiasmo generó en Balcarce 50 fue que el laboratorio AstraZeneca adelantó además la entrega de la producción de su vacuna.
Si bien resta definir los detalles logísticos, la vacuna la irá a buscar a India un avión de Aerolíneas Argentina en la tercera semana de febrero en un vuelo directo posiblemente sin escalas (cuestión que todavía no está del todo definida) y la victoria puertas adentro del ministro de Salud, Ginés González García, subió la temperaturas de las internas dentro del Ministerio.
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Enemistado con la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, González García siempre apostó por dos vacunas en particular, mientras evitaba cerrarse a cualquier otra que apareciera y probara su eficacia. Oxford/AstraZeneca y Pfizer eran las que el titular de la cartera de Salud venía con mejores ojos. La segunda de ella, cuyo requerimiento técnico implica una preservación a -70 grados, pensada para avanzar con la campaña de vacunación en los lugares del país que pudieran garantizar las condiciones para mantener la cadena de frío.
Un dato no menor, que también contempló el ministro: una vez que se saca de esa temperatura, la vacuna de Pfizer tiene que ser aplicada en un lapso de cinco días con una manutención de entre 2° y 8°. Con Oxford/AstraZeneca esto no es un problema ya que se puede mantener su refrigeración como cualquier vacuna. “Esta es la mejor que hay para genera la inmunidad en la población”, repiten una y otra vez.
Con Pfizer el problema no fue tanto del ámbito legal, sino político. Nadie quiere admitirlo en voz alta, pero una de las razones por las cuales la farmacéutica estadounidense no llegó a un acuerdo para su aplicación en la Argentina, con el antecedente además de que en el Hospital Militar se llevó adelante uno de los centros de Fase III más grandes del mundo, fue el lobby interno dentro del Frente de Todos.
Vizzotti, la asesora presidencial Cecilia Nicolini y el ex candidato a presidente de Chile, Marco Enrique Ominamí, fueron quienes defendieron a capa y a espada la aplicación de la Sputnik V en el país, pero no tanto por una cuestión médica sino de geopolítica. Ominami y Nicolini sostenían que era una forma de enviar una señal al mejor estilo del Grupo de Puebla.
Una decisión sanitaria marcada por la geopolítica. Con la difusión, en una investigación del diario La Nación, que la aprobación de emergencia que realizó el Ministerio de Salud, con la recomendación de la ANMAT, con la información suministrada en una gacetilla de prensa del Instituto Gamaleya, encendió todas las alarmas y obligó también al Gobierno a tener que "militar y defender" la Sputnik V.
En el marco de una emergencia sanitaria, cerca de Fernández remarcan que no había dudas de su efectividad. En efecto, Vizzotti y Nicolini viajaron a Rusia para "empaparse" de la letra chica científica del ensayo y seguir de cerca los avances en torno a la principal "duda" que todavía quedaba: cuándo llegarían los papeles que respaldarían la aplicación para mayores de sesenta años. La publicación de The Lancet no sólo le dio el "espaldarazo final" que parte del Gobierno esperaba y, aunque no lo reconozcan en on, fue celebrada con fuerza en La Rosada.
Cuando esa revelación salía a la luz, González García empezaba a tender todos los puentes necesarios para acelerar los plazos con AstraZeneca. El acuerdo que se firmó en la Argentina tuvo además al reconocido empresario farmacéutico Hugo Sigman como actor principal. La amistad entre el ministro y el empresario sirvió para tener mayor peso en las negociaciones con el laboratorio.
Por estos motivos, González García consiguió que se acuerde el envió anticipado de 580.000 dosis producidas en el Serum Institute en India, el mayor productor de vacunas del Mundo, cuando las dosis para la Argentina estaban pautadas para llegar desde México.
La noticia quedó en un segundo plano en comparación con lo que sucedió con la publicación de la Fase III de la Sputnik V. Esto dejo perplejo a muchos de los funcionarios que miran desde afuera la interna dentro de Salud. “Metemos un gol y no lo festejamos. Insólito”, se quejó uno de los articuladores provinciales que tiene el Presidente.