02 Noviembre de 2022 11:26
En los últimos 20 años de historia de la Argentina hubo muchas idas y vueltas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde el pedido popular de "no pagar más la deuda externa" a fines de 2001, a la decisión del ex presidente Néstor Kirchner en 2005 de ejcutarle de un tirón todo lo adeudado con el organismo de crédito, y luego pasando por la vuelta y el endeudamiento masivo del ex mandatario Mauricio Macri y las negociaciones actuales de Alberto Fernández, las recetas son siempre las mismas: ajuste, ajuste y más ajuste.
Inclusive, durante el mes pasado el ministro de Economía, Sergio Massa, volvió a acordar nuevas pautas en el acuerdo que une al país con el Fondo, y la garantía de un nuevo préstamo de US$ 10 mil millones antes de fin de año, por lo que las conclusiones que expusieron sobre la Argentina en el documento Las Américas: Navegando condiciones financieras más restrictivas, no se condicen con las últimas charlas entre ambas partes.
"En Argentina, las vulnerabilidades internas y la incertidumbre en torno a las políticas, sumadas a un empeoramiento del entorno externo, están agravando las perspectivas", analizaron desde el FMI. "La adopción de políticas más restrictivas en el marco del programa respaldado por el FMI será fundamental para apuntalar la estabilidad y contener la inflación", propusieron.
Parece mentira que haya que traducirlo, pero cuando desde el organismo que conduce Kristalina Georgieva hablan de restricciones, están hablando de la única receta que conocen los funcionarios que operan desde la ciudad norteamericana de Washington: el ajuste.
En el Fondo aseguraron que la inflación "ascenderá a 95 por ciento a finales de 2022", un cálculo que puede parecer optimista pero que es acorde a las discusiones que se mantiene con la administración local. Por otro lado, desde el FMI predijeron que "se proyecta que el crecimiento del PIB real se modere a 4 por ciento este año, pero los riesgos a la baja predominan sobre estas perspectivas".
¿Ahora se dan cuenta? Alarma del FMI y el Banco Mundial por el acelere de la inflación en el mundo
Según el documento que salió hoy, el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales es el tercer shock económico que se sufrió en la región de América Latina y el Caribe, tras los dos golpes globales que implicaron los escenarios abiertos a partir de la pandemia de COVID-19 y la invasión rusa de Ucrania."Dado que la inflación aún no cede, y que la mayoría de las economías siguen operando a su nivel potencial o cerca de ese nivel, se debe evitar un relajamiento prematuro de la política monetaria, la cual ha de mantener su curso. Tener que restaurar la estabilidad de precios más adelante si la inflación se enquista sería muy costoso", proyectaron desde el FMI.
Desde el Fondo caracterizaron que "para alcanzar estos objetivos también será necesario estimular el crecimiento a mediano plazo", y su propuesta para eso es "fomentar la productividad y la inversión pública y privada de buena calidad", a través de "reforzar el capital humano, simplificar y modernizar la normativa laboral y eliminar las barreras al ingreso y salida de las empresas". Esto es, sin mucho disimulo, una invitación directa a la flexibilización.
En el organismo internacional de crédito saben que ya son muchas las experiencias alrededor del planeta donde la propuesta de más ajuste termina haciendo mella en la situación de quienes menos tienen. Es por eso que, esta vez, decidieron aclararlo en el documento. "Será fundamental afianzar los marcos fiscales, haciendo hincapié en las políticas inclusivas, como las que buscan proteger a los hogares vulnerables, a fin de encaminar de forma creíble la deuda pública por una trayectoria descendiente, garantizando a la vez la estabilidad social", detallaron.
Los problemas pueden ser distintos en los últimos 20 años, pero lo que es sabido es que las políticas de ajuste tiene un solo destino, y ese no es favorable a los sectores que vienen más atrasados en la distribución de la riqueza.